Raimundo y yo nos quedamos perplejos. Sabía que tenía que apartarme del pero el impacto que provocó que Alfonso nos sorprendiera fue mas fuerte.
-¡Te dije quela soltaras!-volvió a repetir Alfonso pero esta vez tomando a Raimundo por la polera gris y tirándolo al suelo.
Los dos comenzaron a pelear a golpes. Alfonso estaba encima de Raimundo dándole un golpe tras otro.
Pude ver como a Raimundo le sangraba el labio.
Raimundo tomó a Alfonso de su polera azul, lo dio vuelta haciendo que Raimundo quedara encima de Alfonso. Raimundo siempre ha estado metido en peleas y cosas parecidas, por lo tanto tenía más experiencia que Alfonso.
Veía como los dos se reventaban la cara a golpes y yo no podía hacer nada “Tienes que hacer algo, Belén” me ordené pero ¿Qué podía hacer yo? Ambos eran muy altos, Raimundo era un poco más alto y tiene las espaldas más anchas que Alfonso.
Sentía como las lágrimas venían a mí. Si, estaba llorando. Quiero demasiado a Alfonso y no quiero que Raimundo le haga daño. A Raimundo no le gusta como es Alfonso y a Alfonso no le gusta como es Raimundo. Un odio mutuo.
-¡Raimundo suéltalo!-dije mientras las primeras lágrimas recorrían mis mejillas.
Raimundo no me escucho, estaba convertido en una bestia que no paraba de golpear a Alfonso en la cara y hombros.
Me levanté. No podía esperar hasta que uno de los dos se rindiera para que la pelea terminara. Me acerqué lento a ellos, con miedo. Los dos estaban convertidos en animales, no pensaban lo que hacían solo se dejaban llevar.
Alfonso había dado vuelta el juego; es decir; que Alfonso estaba encima de Raimundo. “Es ahora o nunca” pensé. El plan era tomar a Alfonso de los hombros y empujarlo.
Tomé a Alfonso de los hombros, pero no pude empujarlo ya que Raimundo me había golpeado en el labio.
Me dolían el labio y los dientes, sentía como palpitaba mi labio. Me toqué. Sangre, sangre salía de mi labio.
-Belén, Belén ¿Estas bien?- se acercó Alfonso, mientras hablaba me tomaba la cara y veía mi labrio que sangraba. No respondí-¡¿Ves lo que haces, idiota?!- dijo dándose vuelta para enfrentar a Raimundo, pero él no dijo nada solo me miraba, miraba lo que había hecho. Estaba helado y con los ojos como platos, su piel palideció y no salían las palabras de su boca.
-Imbécil-volvió a repetir Alfonso mientras se acercaba de nuevo a mi.
Yo sabía que el golpe de Raimundo no fue intencional, pero para Alfonso si lo era estaba rojo de la rabia que sentía pero aún asi estaba a mi lado.
Vi que Raimundo hizo el intento de hablar pero las palabras no salieron de su boca, vi como sus ojos se volvían cristalinos “No llores Raimundo hagas lo que hagas no llores” Ver a Raimundo llorar era devastador, era lo mas triste que alguien puede ver. Sus ojos se transformaban y tomaban un color rosado en la parte del lagrimal y un verde más claro. Raimundo lloraba en silencio, solo dejaba correr las lágrimas por sus mejillas. Su mirada soñadora cambiaba completamente a una mirada triste y perdida, y su voz se vuelve mas frágil y suave. Dio media vuelta y se fue en silencio ¿A dónde? No lo sé.
-¿Te duele mucho?-preguntó Alfonso acariciándome mi mejilla.
La verdad es que sí me dolía, seguía sangrando y no lo sentía. Pero era mejor no decirle nada de eso a Alfonso.
-Lo siento por lo que paso-siguió hablando sin darme tiempo para responder-¿Pero que estabas haciendo con Raimundo?-preguntó sentándose a mi lado.
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En un lugar muy lejano.
Teen FictionBelén Calvet es una chica de 15 años, próxima a cumplir 16. Se ve envuelta en muchos problemas son pobres, su hermana está muy enferma y su madre es asmática. Su mejor amigo, Raimundo la ayuda en casi todo pero el igual es pobre, no sabe como consol...