El amor es el final de todo. Lo aborrezco más que a nada; preferiría morir antes que amar, por eso es que he hecho del fin mi trabajo.
¿Qué no ha ocurrido por culpa del amor? Nos volvemos extremistas cuando nos ataca: o somos muy idiotas, o somos muy melodramáticos. Los instintos de supervivencia desaparecen, preferiríamos el daño propio por sobre el daño del otro. Nos regresamos unos cuantos siglos al convertirnos en esclavos de lo que él te dé o de lo que ella te pida. ¿Por esa clase de estupideces es que las adolescentes con baja autoestima caen en depresión al no obtenerlas? Esas niñas no tienen idea de lo felices que son con su libertad, porque no hay nada peor que sentirse propiedad de alguien.
¿Es que nadie se da cuenta de la falsedad del amor? Deberíamos llamarle "síndrome de hipocresía". Las mujeres usamos maquillaje para disfrazar nuestros rostros y engañar al hombre con una falsa belleza, para luego espantarlos el día que nos cachen sin siquiera algo de brillo labial. Los hombres hacen lo que sea por aparentar ser unos príncipes mientras capturan a su presa, para luego transformarse en bestias una vez que ella esté en sus brazos. Cada quien se enamora de lo que parece ser la persona, no de quien es en realidad. Es casi una ley que las parejas terminan al conocer la verdad de una de sus partes.
Por condenarnos a ser lo que el otro espera, muchos pierden sus personalidades para ser títeres de sus supuestos enamorados, al punto de la dependencia. ¿Cuántos no parecen estar muertos en vida, o incluso se han suicidado, por haber perdido a la persona que los controlaba sin saberlo? Otros se tornan tan paranoicos que sienten la necesidad de encerrar a su pareja en una cápsula sin escapatoria alguna; no literalmente, pero la demuestran al celar hasta al peluquero que sólo cumple con su labor al estar acariciándole el cabello, por más que éste no comparta la misma orientación sexual y las posibilidades de un robo sean nulas.
Podría escribir un libro tan grueso como un diccionario con todas mis razones para detestar al amor, mas eso me tomaría muchísimo tiempo que no deseo desperdiciar en algo que la mayoría rechazará. Estoy segura de que será una minoría muy minúscula la que estará de acuerdo conmigo, eso ni siquiera me importa. Púdranse los románticos, ya verán que aquellos a los que ustedes llaman "insensibles" y "sin corazón" tendremos una vida más plena por ahorrarnos el sufrimiento al que se someten los masoquistas, mejor conocidos como "enamoradizos".
Iré directo al grano. Muchos se preguntarán qué opino del tan comercializado "Día de San Valentín" luego de conocer mi perspectiva. La respuesta es la que podrán haber adivinado: lo aborrezco de igual manera. Bueno, rectifico, porque la verdad es que sólo no soporto ciertos aspectos de él. ¿Cuál es el sentido de esto? Aún les falta mucho por saber de mí.
Verán, a ese día lo considero como el hermano perdido del Día de los Inocentes. Nadie lo reconoce como tal, son lamentables las pocas probabilidades de que se revele su parentesco en el futuro. Mi atrevimiento a declarar algo de esta magnitud tiene sus fundamentos, mi odio no originó tal teoría. ¿No han visto cuántas relaciones acaban en el tan aclamado día del amor? ¿No es algo irónico? Inmensurables cantidades de noviazgos caen en el día que estaba destinado a ser el de mayor expresión de cariño, esto sucede por la simple razón de que el amor es hipócrita. Si no me creen, evalúen los siguientes puntos:
Primero y principal, ¿cuál es la finalidad de un día para el amor? Sonará muy repetido, pero apoyo la opinión de que este sentimiento, de ser verdadero, no debería ser algo exclusivo de un catorce de febrero. Que se ilusionen con que el romance reinará por unas veinticuatro horas estipuladas años atrás es la mayor idiotez de la humanidad, ¡por eso es que las dejan!
Del anterior punto se deriva el segundo: las expectativas siempre superarán a la realidad. Nunca faltará el soñador que imaginará una cita de película que se estrellará contra el piso y más a fondo al toparse con una simpleza de encuentro. ¡Eso lo tienen merecido por desear cursilerías que no ocurren! La satisfacción de ver el entierro de las fantasías de estos individuos es mejor que un: "Te lo dije".
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Sin Valentín
Short StoryLa noche del amor es la noche del final. Segundo lugar del concurso "San Valentín: un falso romance".