"Si tan sólo pudiéramos estar juntos otra vez, te diría que no puedo olvidarte, pero sé que no podrás".
Esa era la nota que había dejado en la lápida gris, hoy se cumplía un año de que Amy había partido a un lugar mejor. Lo curioso de eso, es que a pesar de que yo sabía que Amy estaba muerta y la había visto postrada en aquel ataúd de caoba fina, aún me parecía verla en nuestra casa, sentirla dormir a mi lado e incluso poder hablar con ella.
Y desde ese entonces, había buscado la muerte en todos los lugares posibles, pastillas, alcohol, alcohol y pastillas, el cañón de una pistola, las navajas, peleas, accidentes, todo. Realmente, deseaba reunirme con Amy.
—Vernon, Vernon...—Me llamó mi hermana Sofía.
—Uhm...—A penas y pude murmurar, no estaba de humor.
— ¿No crees que ya le has guardado demasiado luto a Amy? —Cuestionó ella—No lo tomes a mal, pero eres joven, apuesto y comienzas una carrera exitosa, además muchas amigas mías se mueren por ti—
Y no era la primera vez que Sofía me decía aquello, luego de los primeros dos meses, pensó que era suficiente luto a Amy por mi parte.
—Nunca mentí cuando dije que iba a amarla para siempre—
Sofía bufó, sabía que ahí iba de nuevo el mismo sermón.
— ¿Y por esa promesa buscas la muerte día a día? He visto las noticias, los chicos están preocupados y qué decir de mamá y papá—
Ese sermón, siempre el mismo, ya lo sabía de memoria y siempre lo repetía en mi cabeza, pero ésta vez, mi mente me jugaba una mala pasada.
Ahí, justo detrás de Sofía, estaba Amy, no era la primera vez que la veía desde que ella había muerto, podía verla a diario, a veces más de una vez. La primera noche solo, luego de su entierro, ella apareció, se recostó a mi lado, me quitó el cabello del rostro y me dio ese clásico beso de buenas noches, pero a diferencia de antes, sus labios estaban helados, al igual que todo su cuerpo, tocarla era un frío insoportable, además de un vacío increíble.
—Pronto vamos a reunirnos de nuevo, ya no intentes buscarme más—Dijo el espejismo de Amy tras Sofía y desapareció.
¿A qué se refería Amy con eso? Quizás ella sólo quería lograr que me calmara y dejara de intentar reunirme con ella.
Los días siguientes, fueron bastante normales, no vi al fantasma de Amy rondar por la casa, lo cual fue extraño. ¿Me había dejado?
No podía concebir mi vida sin su presencia, aunque muchos pensaran que su muerte me había llevado a la locura, yo sabía que ella seguía conmigo. Amy, mi preciosa Amy nunca iba a dejarme y aunque no la viera, podía oler su fragancia a vainilla a mis alrededores.
Fue un fin de semana, cuando ella volvió a aparecer, cuando volví de la sala de ensayos, me esperaba sentada en el sofá con su pulcro vestido azul, ese mismo con el que la enterraron, el corto cabello negro, perfectamente acomodado, su piel pálida, tan hermosa como de costumbre, sonriendo como una niña emocionada al verme.
—Buenas noches, preciosa—Le dije y ella sonrió, palmeando el lugar a su lado.
—Buenas noches, Vernon—Me dijo colocando su helada mano sobre mi rodilla.
— ¿Por qué no habías venido? Te extrañé—
—Aunque no me vieras, yo estaba aquí—
Y sus palabras me hicieron sonreír, sabía que ella no podía dejarme así como así.
— ¿Qué quisiste decirme la última vez que nos vimos? —Le cuestioné curioso, las palabras de la vez anterior me habían dejado intrigado.
—Eso, pronto vamos a reunirnos—Repitió aún con su mano sobre mi rodilla, ya no la sentía por el frío.
— ¿En cuánto tiempo? Hoy, mañana, quizás en unos años...—Mis ojos se iluminaron al sólo pensar que íbamos a estar juntos para siempre.
—No te lo puedo decir, el destino tiene muchos planes para ti—Amy me sonrió.
—Lo estaré esperando, sabes que desde que te perdí, he deseado reunirme contigo—
—Eso no está bien, no debes desafiar a los planes del destino, mi amado Vernon—Hizo una pausa y suspiró—Lo que sí, es que no volverás a verme hasta que sea el momento de reunirnos—
Sus palabras me alertaron, ¿Cómo iba a poder vivir sin ella? No, me negaba a no verla más, no pude responder nada, pues ella se había ido, Amy me había dejado.
Al comienzo de la semana, los chicos viajaron a Daegu para la sesión fotográfica del nuevo álbum, yo me reuniría después con ellos, pues debía grabar un programa de variedades.
Al término de la filmación, subí a la furgoneta que me llevaría al aeropuerto de Incheon, pero durante el camino, comenzó a llover, bastante normal para ser primavera.
Vagamente miré a la ventana y me pareció ver a Amy a un lado de la carretera y de pronto, todo se hizo oscuro.
No sé de qué modo, pero por alguna razón podía ver la furgoneta aplastada, los vidrios rotos, mi cuerpo en el asfalto, herido, golpeado, pálido, ya inerte. ¿Había muerto?, ¿Era momento de unirme con Amy?
—Yo tampoco mentí cuando dije que te esperaría por siempre—Escuché a Amy y ella estaba ahí, a un lado mío, mirando el aparatoso accidente.
—Fuiste la última cosa que vi...—Le dije tomando su mano, ya no se sentía frío ni vacío al tocarla.
—Ahora debes venir conmigo—Me dijo y sonrió.
¿Podría?, ¿Debería? Sabía que por ella iría hasta el fin del mundo, que jamás volvería a casa. Pero... ¿Qué había de todas las cosas que nunca dije? No podía despedirme de nadie ahora, era un fantasma también, pero eso jamás lograría asustarme.
—Es lo que más deseo—La estrujé entre mis brazos y finalmente, partimos juntos a un lugar que pronto conocería.
Lo último que vimos, fue la ambulancia llegar junto con el CEO de Pledis y los medios, que daban la noticia que yo, Hansol Vernon Chwe había muerto en un aparatoso y trágico accidente.
Notas de la autora: Gracias por llegar hasta aquí. Sé que no he actualizado "17 Días", pero la escuela me ha traído vuelta loca éstas últimas semanas, así que ésto es una pequeña compensación a mi retraso con "17 Días" y pronto les subiré otro One-Shot más.
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| One-Shot | The ghost of you |
Short Story"Yo nunca mentí cuando dije que la esperaría por siempre". -Hansol Vernon Chwe.