Prólogo.

3.1K 95 3
                                    

-Vamos, abrela.

-No.

-¿Acaso tienes miedo?

-Yo no tengo miedo, es sólo que no creo en las galletas de la suerte.

Shi Wu, la dueña del local de comida china en el que cenamos con mi familia, me lanza una mirada extraña y me hace una seña para que me apresure a abrir la galleta.
Esto de saber qué me depara el futuro, nunca me ha gustado. Creo que cada quien puede forjar su propio destino y no porque un papel en una galleta te lo diga, tendrás suerte.

-Solo abre la galleta, Bethie -insiste mi padre.

-Pero, papá, yo...

-¡Por todos los cielos, Beth, sólo hazlo! -exclama mi hermanastro.

-Bien, bien, no hay necesidad de alterarse.

Rompo la galleta con facilidad y cuando aparece el papel blanco, le doy una mirada de soslayo a papá. Él me ve por encima de sus lentes y frunce el ceño, logrando que sus arrugas en la frente de hagan más notorias.

-¿Qué dice?

-¿Enserio harán que lo lea, papá?

-Solo hazlo, Beth -insiste mi hermanastro.

-"No cierres la puerta a una aventura vestida de extravagancia. Puede sorprenderte." -leo con desgano -Creí que estas cosas eran más cortas -añado, soltando el papel sobre la mesa.

-Eso es bueno, de hecho, es mejor que el mío.

-¿Que dice el tuyo, Aaron? -le pregunto.

-"La belleza se encuentra donde menos la esperas."

-Con eso estoy de acuerdo -mi hermanastro y mi padre arquean una ceja y fruncen los labios. Si no conociese la verdadera historia, pensaría que tienen lazos de sangre. - Me tienes a mi junto a ti -Aaron y papá estallan en carcajadas al instante.

-Claro que si, hermanita, eres una belleza -dice mi hermano, limpiando las pocas lágrimas que escaparon de sus ojos por reír tanto.

La cena continúa hasta avanzada la noche y no es algo fuera de lo común. Siempre que Aaron nos visita, papa y yo pasamos todo el tiempo que podemos con él. Somos una familia algo extraña, pero una familia al fin y al cabo.

Hablamos de muchas cosas, compartimos lo que hemos pasado en el tiempo apartados y volvemos a leer las galletas de la suerte.

Quisiera decir que no es así, pero esas dos oraciones se han quedado en mi cabeza y me hacen preguntarme qué clase de aventura es esa a la que no debo negarme.

Nunca he sido una persona que le teme a lo nuevo y esta no será la excepción. Se que dije que no creo que lo que el pequeño papel dice se pueda hacer realidad, pero si llega a serlo, sólo tengo una cosa que decir: dame tu mejor tiro.

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora