Capítulo cuatro: Encuentros y sorpresas

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Bastó contarle a papá que me había contactado con Jessica para que aceptara que viajáramos a Los Ángeles. Compró los boletos de avión y reservó habitaciones en un hotel porque no creía que estar en una casa llena de universitarios sea prudente para mí. Y una semana después, ya estábamos camino al aeropuerto.

- Cuidala. - le dice papá a mi hermano y luego gira hacia mi. - Asegurate de que no se mate.

- Entendido. - decimos Aaron y yo al mismo tiempo, haciendo un saludo militar con una mano.

- Estaremos aquí en menos de lo que piensas. - le aseguro, aferrándome a su cuerpo con fuerza. - No olvides comer, ¿bueno?

- Entendido. - responde mi padre, haciendo el mismo saludo militar.

- Te extrañáremos. - dice Aaron y los tres nos abrazamos fuertemente.

- ¿Para mi no hay un abrazo? - me vuelvo al instante hacia la voz y, al reconocerlo, corro a él con una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunto, sintiendo como mis pies dejan el suelo por unos segundos cuando me levanta en sus brazos.

-  No podía dejar que se vayan sin despedirme. - responde con su bonita sonrisa, con la sonrisa que sólo Jacob Whitesides tiene.

- Te vamos a extrañar. - escucho a Aaron decir detrás de nosotros. - Ya no tendré con quien fastidiar a Bethie.

- Basta, Aaron. - le pido, rodando los ojos. - Pero si te vamos a extrañar, Jacob.

- Y yo a ustedes. - dice él. - En especial a ti. - añade en un susurro a mi oído. - Pero bueno, no los quiero retrasar más. Nos veremos pronto, lo prometo.

Subimos al avión justo a tiempo y nos ubicamos en nuestros asientos. Entonces, comienza nuestro ritual cada vez que nos toca viajar por aire. Me coloco los audífonos, cierro los ojos, y dejo que Aaron me rodee con sus brazos. Aprieto con ambas manos el saco de Aaron y él acaricia mi cabeza justo al momento del despegue.

- Ya esta, todo esta bien. - comienza a recitar mi hermano. - Yo estoy a tu lado y nada podrá dañarte. Estás segura a mi lado, estás lejos de todos los problemas y cerca de mi corazón.

Eso era lo que mamá solía decir cuando me hacia daño... O eso es lo que he visto en los vídeos de mi infancia. Ella murió cuando tenía dos años en un accidente aéreo.

- Bethie, ¿estás segura que no quieres que te ayude con tu equipaje? - pregunta Aaron al verme luchar para arrastrar mi maleta sobre sus ruedas y no dejar caer mi bolso de mano. - Vamos, Bethie, dejame ayudarte.

- Bien, bien. - accedo, dejando mi maleta a su lado. - Así puedo llamar a Jessica.

- Ya te dije que puedo conseguir un taxi e ir al hotel. - se queja Aaron.

- Es mi amiga, hermanito, y no la veo hace mucho tiempo. - marco el número de Jessica en mi celular y coloco el aparato en mi oreja.

- Ni siquiera la conozco, Bethie, y ya sabes como soy con las personas que...

- Hola, Jessy. - le interrumpo cuando mi amiga contesta la llamada. - Ya estamos en el aeropuerto.

- Cariño, estoy en la puerta de llegadas nacionales. - dice ella. - Dime que llevas puesto para reconocerte.

- Saco color negro y jeans. - respondo, deteniéndome junto a Aaron para que pueda descansar. - Mi hermano lleva un sacó color gris y jeans negros.

- Oh, ya los vi. - dice Jessica antantes de colgar.

- ¿Que dijo tu amiga? - pregunta Aaron.

- Ya está viniendo.

Miro hacia ambos lados, tratando de ubicar a Jessica. Dijo que ya nos había visto, pero no mencionó donde estaba.

Hit me with your best shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora