La voz del maestro se perdió en el aire cuando divisé su rostro por primera vez. Recuerdo que me sentaba casi al fondo del aula. Era un lugar cómodo y tranquilo cerca a la ventana, podía sentir el viento acariciando mi mejilla en días de primavera u observar las hojas cayendo, viejas y secas, del árbol de afuera en el otoño.
Estábamos a comienzo de empezar la segunda mitad del año cuando observé con gran asombro su rostro de pómulos pronunciados y labios rosados presentarse con una gran sonrisa en el rostro sincero y limpio del muchacho. Llevaba el cabello desteñido y sostenía un pequeño maletín entre sus dedos huesudos y de uñas limpias.
Con fascinación por primera vez desde hacía mucho tiempo, me detenía a cada movimiento de un muchacho. Su manera tan sincera y risueña de mostrarse con los que serían sus compañeros por lo que quedaba del año, el cómo avanzaba algo avergonzado ante las miradas curiosas de todos hacia su asiento paralelo al mío, los pliegues de la ropa al sentarse con cuidado máximo y esa sonrisa brillante que ofrecía, ingenuo y totalmente indiferente a aquellos prístinos pensamientos que comenzaban a surgir en mí.
Conforme iban pasando los días, proponía coleccionar, con perfecta discreción en mis movimientos para no levantar sospechas, sus actos cotidianos, los gestos en su pálido rostro cuando se mostraba atento a la clase, las maneras en que burlaba la autoridad del profesor y colocaba con suma maestría un auricular en la oreja y sonreía travieso para sí, pero por sobre todo no podía evitar perderme las diferentes maneras de sonreír que regalaban sus labios. Cada una tan diferente y única, que comenzaban a causar en mí una sensación agradable y bastante nueva.
Fue hasta dos meses después que noté al otro muchacho. Complexión delgada y elegante. De pupilas rasgadas y penetrantes, labios rosados y curiosos, y una buena razón en la parte trasera de su anatomía para quedarse imaginando algunos segundos.
Llegaba entre los recesos. A veces presuroso y molesto; otras, relajado, sonriente y bastante afable en trato con los que lo saludaban en la puerta. Llevaba el pelo peinado, engominado y teñido y, aunque llevase el uniforme correspondiente como todos los demás, sabía darle un toque a su vestuario plantando un lindo decorativo en una parte de la chaqueta negra, que lograba hacerlo sobresalir con bastante notoriedad.
Era Kibum, su medio hermano.
No era algo fuera de los comportamientos fraternales, llevarse afablemente de vez en cuando. El comportamiento de Jonghyun no podría describirse de otra manera que de acuerdo a la normativa correspondiente entre parientes. Intercambiaban una serie de monosílabos bastante inaudibles a mi posición, cabeceos esporádicos ante alguna—fuese la que se tratase—la pregunta y sonrisas a medias antes de despedirse. Nada extraño.
Siempre planteaba dentro de mi cabeza dar el primer paso: acercarme, provocando una casualidad lo bastante creíble o ser determinada en mis actos y sin temor, crear una oportunidad. Tener convicción en la voz temblorosa y empezar una simple charla. Sin embargo, y como era bastante propio en mi persona, ninguna de las situaciones que me había planteado sucedió. Así que resignada y con la cobardía carcomiéndome por dentro, solo quedaba el consuelo estúpido de poder observarle y apoderarme de esos momentos tan efímeros como únicamente míos.
No obstante, fue hasta unos días antes de que empezara realmente el crudo invierno que mi regalo de navidad se anticipó. Amarrado en el cuello con una chalina blanca al igual que su cabello y olor de colonia suave rodeando como un aura su cuerpo, sonrió al disculparse por haberse chocado conmigo en el pasillo. Se le notaba algo avergonzado, pero lo disimulaba bien. Decidí no pensar y sabiéndome esta como la única oportunidad en la vida, me aferré a ella con fuerza. Limité a ser cordial pero dejando notar los posibles encantos—si es que al menos ondularme el cabello y haberme rizado las pestañas contaba como alguno—que mi semblante ofrecía ante su atenta mirada. Hinché el pecho con valor, tratando de comenzar alguna conversación lo suficientemente entretenida y nada forzada para que no notase el sobreesfuerzo y lo suficientemente ligera para poder terminarla antes de entrar al aula.
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Como debía ser - One Shot Jongkey -
FanfictionOne Shot Jongkey. Jonghyun y Key mantienen una relación algo clandestina hacia los ojos de algunas personas, es por ello que se esconden tras las paredes de una bonita casa al final de la calle. No obstante, puede existir alguien que descubra su "pe...