Capitulo 1.

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- ¿ES esa la novia? ¿En dónde rayos consiguió ese vestido? -Inquirió Gracia con desprecio -Sinceramente, Nelly, si el abuelo hubiera sabido lo que hacías con este lugar después que te lo cedió, se retorcería en su tumba. Es tan...-frunció la nariz-, tan...

- ¿Comercial? -sugirió Nelly, seca.

Conversaban en el cuarto de estar. La novia, cuyo hermoso vestido blanco criticaba su media hermana, pasaba en ese momento bajo el arco de rosas, junto con el novio.

-Comercial o no, sostengo que el abuelo le hubiera desagradado, bien lo sabes.

Ese era el problema. Nelly lo sabía. Su abuelo había sido de ideas tradicionales, un caballero militar rígido y muy orgulloso de la tradición familiar y del servicio prestado al país. Tremendamente leal para sus creencias. Y eso incluía una idea anticuada de que era responsable no sólo de su familia cercana, sino del pequeño pueblo que distaba unos kilómetros de las rejas de Easterhay.

El pueblo fue fundado mucho antes de que el primer Hugo de Tressail construyera un hogar allí, pero bajo sus auspicios, las miserables casuchas fueron reemplazadas por la mansión señorial y la iglesia normanda, cuya torre cuadrada daba sobre la llanura de Cheshire.

En la iglesia, una tumba marcaba el sitio donde yacía el primer de Tressail, y al lado suyo, en otra tumba, la que fue su esposa.

Era descendiente de un Thane de origen sajón de buena familia, pero pobre, y se suponía que gracias a ella, a través de las generaciones, una que otra mujer de Tressail heredaba su cabello rubio.

Nell lo había heredado y pensaba, sin atreverse a revelarlo, que tenía un tono descolorido. Prefería el cabello más oscuro de su media hermana, con su herencia proveniente de los ancestros latinos.

-De haber sabido que tendrías uno de estos acontecimientos este fin de semana-continuó Grania con tono desagradable-, no me habría tomado la molestia de venir.

-Entonces, ¿Por qué lo hiciste? -inquirió Nell, con calma.

A primera vista la gente la menospreciaba por considerarla tímida y retraída, pero Nell tenía una fuerza interna, convicciones firmes y buena parte de la necedad de su abuelo.

-Necesito un adelanto de mi pensión-le dijo Grania. Miró la cara de Nell y agregó- Por el amor de Dios, no pongas esa cara. A Joss no le importará...

-Quizá no, pero no me gusta que recibas dinero de él-le interrumpió Nell con dureza.

-¿Por qué no? Es nuestro administrador y es nuestro dinero, aunque nunca entenderé por que el abuelo insistió en dejarlo todo tan cuidadosamente arreglado. Una pensión hasta que me case...luego, un pequeño pago único. Preferiría tener todo el dinero ahora y pienso decírselo a Joss.

-No, no lo hagas.

Nell habló con más fuerza de la que quería. Los últimos invitados ya entraban en el pabellón. Le sorprendía el éxito que alcanzaba su primera incursión en el comercio, aunque era cierto que no le dejaba grandes ganancias, apenas lo suficiente para pagar los salarios del personal. Pero era un comienzo. Un primer pasó en el camino de la independencia.

Ella y Grania eran muy diferentes y no sólo en el aspecto físico. Grania tenía el temperamento fiero de sus ascendientes italianos, la madrastra de Nell y su primer marido, y también la misma actitud despreocupada por el dinero.

Su éxito como modelo debería permitirle ganar más para vivir y no necesitar la pequeña pensión que el abuelo le heredó. Pero Grania nunca se interesó en saber cuál era su situación financiera. Era muy elegante, mucho más que Nell, aunque ésta fuera tres años mayor, pero no se daba cuenta de que la pensión de la que hablaba no provenía de la riqueza de su ancestro, sino del bolsillo de Joss Wycliffe.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2016 ⏰

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