¿Me oyes?- pregunto irritado por las continuas interferencias.
-Sí,si dime...perdona, no se que... pasa- me responde Gwen. Se escucha un sonido estridente seguido de una cacofonia.
<<No la entiendo casi nada.>>Vivimos a kilometros de distancia, ella es de un pueblecito pequeño del norte del país y yo soy de una gran ciudad del sur. Nos conocimos por un foro de nuestro libro favorito, y desde entonces hablamos todos los días, a todas horas.
Llevo enamorado de ella desde la primera vez que la oí reirse, y ahora por fin, después de meses intentado ir a verla, voy a poder decirle todo lo que siento.
Ella sabe que la quiero, se lo digo siempre, pero quiero que sea mía. Tiene que ser mía...No sé muy bien que le voy a decir, y eso me preocupa, no quiero quedar en ridículo, pero necesito liberarme de esta carga, necesito besarla y abrazarla.
Conseguir que mi madre me dejase viajar a sido bastante duro.
Todo por ese estupido virus. Ya a pasado otras veces con otras enfermedades víricas: la gente se asusta, y monta un melodrama.Solo hay unos cientos de casos, y se han repartido a los enfermos en hospitales de todo el país además les atienden gente cualificada con trajes especiales.
Vale, sí, voy a atravesar la capital para verla, y ahí es donde mas casos hay. Pero en nuestra ciudad también hay unos cuantos en el hospital.Y ya no soy un crío, si puedo obtener el permiso de conducir, también puedo ir donde me plazca.
Aunque la razón de por qué he esperado tanto es porque mi madre a estado bastante enferma y tenía que hacerme cargo de ella.
Desde que mi padre nos dejo yo me hice cargo de mi abuela y de mi madre. Dado que las dos tienen graves problemas médicos.-Te decía que estoy deseando abrazarte- Empiezo a escuchar unos pitidos.
La oigo pronunciar mi nombre y se corta la llamada.
Maldigo para mis adentros.
Marco el número, al principio no se escucha nada luego unos pitidos y se cuelga.No tengo cobertura.
Me pongo la chaqueta, cojo mi equipaje de encima de la cama, que básicamente consiste en una mochila y una típica bolsa de gimnasio que uso para llevar ropa.
***
Cuando he metido todo en el maletero, me doy la vueta para despedirme de mi madre y mi abuela.
Intentan disimularlo pero en sus caras se refleja la preocupación. Se que no les hace gracia que me vaya, y más para tanto tiempo. Son muchos kilometros y muchas horas de viaje. Pero a mi me preocupan más ellas.
- No va a pasar nada, esta controlado.- digo intentando parecer lo mas seguro posible.
-En las noticias han dicho que se ha extendido, cada vez hay más enfermos y cuesta más que no se propague. Hay hospitales llenos de gente así, es una enfermedad muy contagiosa...- dice mi abuela intentando por última vez que no me vaya.
- por favor... dejadlo ya, voy a ir y punto, no me lo vais a impedir ni vosotras ni ese dichoso virus. - no queria gritarles, pero al final mi voz es mas alta de lo que pretendía, estoy muy enfadado y no pienso con lucidez.
- lo siento... llamaré cuando llegue- justo cuando termino de hablar me meto en el coche sin darles tiempo a decir nada.Arranco mi todoterreno comprobando antes si tengo mi documento de identificación, una vez revisado esto me pongo en marcha.
Tras conducir durante 10 minutos llego a la autopista general.
Hay bastante tráfico. Bueno, bastante se queda corto, hay muchísima gente tratando de llegar a la capital, o como en mi caso atravesarla.Tras una hora en la caravana me fijo en uno de los paneles electrónicos situados en la autopista : "Control en 50 metros". -Mierda -digo sin pensar.
Eso explica la cantidad de tráfico, si tienen que realizar pruebas a tantas personas...Tengo que buscar otra forma de llegar a la ciudad, al menos un atajo para atravesar toda esta aglomeración de vehículos.
Miro hacia la derecha tratando de encontrar un desvío que lleve hacia alguna carretera secundaria.
Parece ser que es mi día de suerte. Un cartel me indica de un desvío hacia un pueblecito llamado Demper.
Minutos más tarde cojo el enlace que da hacia una carretera convencional.
A un lateral del carril hay varias viviendas.Calculo que hay una casa cada 100 metros, me pregunto como podrán conciliar el sueño si pasan vehículos al lado de su ventana las 24 horas del día.
La carretera estaba practicamente vacía a espensas de algún coche que venía en dirección contraria o alguno que iba de listo y me adelantaba.
Por fin atravieso Demper.
Para ser un pueblo era bastante pequeño, al menos eso me pareció.Enciendo los focos ya que es casi de noche y no quiero tener un accidente.
De repente mi móvil comienza a pitar, extrañado lo saco de mi bolsillo y lo desbloqueo. Voy a la pestaña de notificaciones y observo que tengo un mensaje de Gwen.
-Estoy deseando verte-.Por puro instinto alzo la vista y veo que estoy apunto de atropellar a un ciclista, sin pensarmelo doy un fuerte volantazo invadiendo el carril contrario.
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Estoy Deseando Verte.
Novela JuvenilCada día es una nueva aventura, una nueva oportunidad. Mike y Gwen son dos jovenes enamorados que se conocieron a través del oceano de las redes sociales. Justo cuando se van a ver por primera vez ocurre algo que les separara mucho más de lo que...