VII. Problemas.

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Alec llegó a casa de Magnus quien ya lo esperaba ansioso. Tocó en timbre y enseguida salió Magnus.
-Hola Alec, pasa.
-Hola Magnus.-Alec entró y pudo ver que Magnus tenía la comida servida.
-¿Quieres comer?
-Si. Gracias.
Ambos se sentaron a comer y cuando terminaron Magnus ayudó a repasar los temas que le faltaban a Alec, éste los comprendió bastante rápido así que no tuvieron que estudiar mucho.
-Has mejorado bastante Alec. Estoy orgulloso de ti.-dijo Magnus.
-Gracias, realmente me has ayudado bastante y te agradezco mucho.-dije sonriendole.
-No tienes que agradecer Alec, lo hago gustoso.
Me limité a sonreír, la verdad no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado los últimos días, la cabeza me daba vueltas.
-¿Has pensado en lo que pasó?-me preguntó Magnus.
-S...si. No sé que decirle aún.
-Puedes tomarte el tiempo que quieras Alec.
-Magnus esto es imposible, es ilegal; irías a la cárcel si alguien se entera.-le dije, no quería que algo le pasará por mi culpa.
-No me importa Alec, quiero estar contigo y no me importa si alguien se entera. Te quiero a mi lado.
Las lágrimas cayeron de los ojos de Alec, se levantó de la silla y salió corriendo de la casa de su joven profesor.
Magnus salió atrás de él pero le fue imposible alcanzarlo, su corazón se quedó hecho pedazos, sus intenciones no eran lastimarlo. Sólo quería estar con él.
Entró a la casa, se sentó en el sofá y empezó a llorar, Magnus nunca había sido un hombre que llorara mucho pero el hecho de no poder estar con Alec lo entristecía, desde que empezó a sentir amor por el adolescente sabía que eso no iba a ser posible; que todo iba a ser peligroso.

[...]

Alec llegó corriendo a casa de Jace, no quería que su madre lo viera así y mucho menos Isabelle.
Por suerte los padres de Jace no estaban y fue él quien le abrió la puerta.
-¿Alec que pasó?-dijo Jace.
-¿Puedo pasar?
-Claro que si Alec.
Los dos entraron y subieron al cuarto de Jace.
-¿Te hizo algo Magnus?
-No...él no me hizo nada. Es sólo que no puedo estar con él Jace, y me enferma.
-Alec tu lo sabías...y aún así decidiste meterte en ese problema.
-No sé que hacer.-dijo llorando, Jace lo abrazaba.
-Pronto cumplirás dieciocho. Esperate Alec, pídele que te espere.
-Aun faltan cuatro meses Jace.
-Si...si de verdad te quiere va a esperarte.
-¿Si?-preguntó Alec limpiándose las lágrimas, su cara estaba hinchada y roja.
-Claro que si Alec, si el te quiere puede esperar inclusive años.
-Gracias por el consejo Jace. ¿Crees que deba regresar y hablar con él?
-Yo creo que si deberías, de seguro lo dejaste preocupado.
El corazón de Alec latía con mucha fuerza, por un momento sintió que se le saldría. Se despidió de Jace y regreso a casa de Magnus.
Tocó la puerta y Magnus abrió, tenía los ojos rojos y la cara un poco hinchada.
-¿Podemos hablar?-dije.
-Si...pasate.
Los dos entraron y se sentaron en el sofá
-¿Que pasó Alec?
-Pronto cumpliré dieciocho...y esto ya no sería...ilegal. ¿Usted cree que...me podría esperar cuatro meses?
-Claro que si Alec...te esperaría cuatro años si me lo pidieras.-sonrió triste.
-¿De verdad estaría dispuesto a esperarme?
-Claro que si Alec. Quiero estar contigo y estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario. Ya te lo había dicho.
-Esta bien. Quiero estar...con usted...de verdad lo quiero.
-Me alegra escuchar eso. No te vuelvas a ir así Alec...me dejaste preocupado.
-Perdón yo...yo realmente no sabía que pensar, fui a casa de Jace y él me dijo que tenía que hablar con usted.
-Alabado sea Jace. Prometo hacer las cosas bien. Te lo prometo Alec.
Magnus tomó la cara de Alec entre sus manos, no lo iba a besar, sólo le iba a decir que lo esperaría el tiempo que fuera, pero Alec se adelantó y posó sus labios sobre los de Magnus. Las manos de su maestro descendieron hasta la cadera de Alec, las metió por debajo de su playera.
Alec se aferró al cuerpo de Magnus, soltó pequeños jadeos, todo eso era nuevo para él.
Magnus se separó de él por falta de aire.
-Te quiero pequeño Lightwood.
-Yo también te quiero Magnus.
El corazón del mayor dio un vuelco, realmente quería a Alec e iba a luchar por él.

El maestro de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora