Capítulo III

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Cuando mis pies tocaron la tierra se me aflojaron las rodillas. Aparte del hecho de que llevaba lo que parecía una eternidad dentro de aquella barca, aquel lugar en dónde habíamos desembarcado me era muy familiar, demasiado.

-¿Les gusta la ambientación? Está hecha especialmente para ustedes.- Habló el hombre que nos había recibido.

-¿Entonces no estamos en Storybrooke?- Habló por primera vez Robin.

-Evidentemente no.- Replicó Gold.

-En todo caso, hubiese sido una pérdida de tiempo viajar tantas horas en aquella barca tan estrecha para volver al principio.- Rió solo el hombre.

Hubo un silencio incómodo con todos dirigiendo nuestras miradas al hombre. Él carraspeó en respuesta.

-Bueno.- Se frotó las manos, claramente incómodo.- Ustedes no deberían estar aquí, ¿verdad? Tienen esa aura... viva.-Dijo asqueado.

-Vinimos a buscar a alguien.- Habló mi madre.

-¿Y se podría saber quién esta persona tan importante que vienen a buscar al mismo inframundo?- Preguntó sarcásticamente.

-Killian, Killian Jones.- Respondí de golpe.

El hombre abrió sus ojos como platos. Nos miró fijamente a cada uno y luego recuperó la compostura.

-No me suena familiar.

-Miente.- Escupí con impotencia.

-¿Disculpa?

-Sé cuando alguien miente, y usted lo está haciendo en este preciso momento.

Él alzó una ceja y yo entrecerré mis ojos en respuesta. Suspiró y se apretó el puente de la nariz con el dedo índice y el pulgar. Había perdido toda actitud amistosa.

-Creo que debería tomar eso como un tipo de amenaza, pero querida, estás en mis tierras y tengo más posibilidades de hacerte daño yo a ti que tú a mí. Así que, ¿acaso crees que te daré un catálogo de todos los residentes del inframundo así sin más?- Replicó hostilmente.

-No necesito su ayuda en todo caso.

-Oh querida, sí que la necesitas.- Se acercó peligrosamente a mí.- Si quieres salir de aquí con esa aura de vida rodeándote, más te vale respetarme. No me cuesta nada hacerte residente permanente del inframundo en este mismo segundo.

Vi de reojo como mi padre se adelantaba para defenderme. Aquél hombre estiró su brazo en la dirección de David sin dejar de mirarme y comenzó a sofocarle.

Me giré a tratar de ayudarlo, pero de nuevo el hombre me interrumpió y me agarró del brazo. Me giró y me masculló entre dientes.

-Creo que un buen primer paso sería una disculpa, señorita Swan. Además, daría una pésima primera impresión si mato a su padre aquí mismo, pero no me está dejando muchas opciones.- Dijo apretando su agarre al cuello de mi padre.

-Está bien, lo siento. Ahora déjelo ir.

-No querida, no es suficiente.- Apretó un poco más.

Las lágrimas se asomaban por mis ojos cuando dejé de escuchar los quejidos de mi padre. Lo estaba matando.

-Por favor, déjelo, lo siento señor...

-Hades.- Finalmente soltó a mi padre que recuperó su aliento de golpe.- Señor Hades para usted, un gusto.

Miré a mi padre. Estaba blanco sobre la hierba y mi madre lo estaba ayudando a respirar. Me acerqué rápidamente.

-David, papá... Dios, lo siento tanto.- Me arrodillé a su lado.

-Estoy bien, Emma. Tú solo cuida tus palabras cerca de este hombre.- Dijo con voz rasposa.

Apreté su mano inconscientemente, demostrándole mi miedo. Como pudo, me regaló una sonrisa para tratar de calmarme.

-Linda escena. Ahora, dónde estábamos.- Habló Hades.- Hablemos de su pequeña estadía.

Me levanté lentamente, con la mirada clavada en el hombre. El me miraba y me sonreía ligeramente.

-No sé qué es lo que pretende hacer, señorita Swan, pero mejor empiece a hablar porque de verdad que disfruto tener más gente vagando por estos lugares.

-Solo quiero traerlo de vuelta.

-¿De vuelta? ¿Y usted cree que esto es una clase de ballet en dónde uno pasa a buscar a las niñas cuando termina la lección? No cariño, así no funcionan las cosas por aquí. No es tan fácil.- De a poco sentía como se consumía mi esperanza.- Pero hay algo en ti que me llama la atención, veremos qué podemos hacer.

Lo miré de nuevo, incrédula. ¿Me estaba ayudando? ¿Hades, el dios del inframundo? Pero, ¿por qué?

-De acuerdo, todos ustedes.- Giró su mano señalando a todos los que estaban a mis espaldas.- No planeo conversar aquí toda la noche. Vamos a algún lugar más cómodo.

Con un solo chasquido habíamos desaparecido de la orilla de la laguna y reaparecido en una tienda de textiles, pero claramente abandonada.

El polvo cubría las paredes y repisas. Había un par de maniquís con pedazos de tela sin confeccionar cubriendo sus cuerpos de plástico. Era como si todos se hubiesen ido de un segundo para otro y justo cuando el último ser viviente cruzó la puerta, el tiempo se detuvo.

-No hay hoteles de cinco estrellas en su pequeño pueblo, así que acostúmbrense. Ahora, señorita Swan, con respeto al señor Jones - Una punzada corrió por mi pecho al escuchar su nombre.- ¿Cuál es su plan?

-Mis padres, ellos comparten un solo corazón, planeaba hacer lo mismo.- Un ataque de sinceridad atacó mi cuerpo y me delató.

-Parece un plan muy romántico y sencillo. Lástima que no lo es.- Respondió Hades aburrido.

-¿Y por qué? No es un pueblo tan grande, de seguro sabe dónde encontrar a Killian.- Habló de repente Henry.

-Es más complicado que eso, muchacho. Como podrás ver, esto no es Storybrooke, y tiene un extraño detalle. Digamos que hay más de un Storybrooke.- Dijo con sus ojos gélidos clavados en mí.- Las probabilidades de que hayan caído en el mismo son bajas.

-Tú... ¡Me dijiste que lo conocías!- Le grité de repente.

-Más cuidado, señorita Swan, a pesar de mis ganas, no quiero matar a nadie de sus amigos.- Dijo desafiante.- Además, jamás lo dije.

-Se dirigió a él con su apellido.

-Sí, porque lo mencionaste. No tengo tan mala memoria, querida.

Bufé disgustada. Me sentía estúpida, ¿de verdad creí que sería tan fácil como bajar, encontrarlo, darle una mitad de mi corazón y luego marcharnos todos felices? Fui demasiado ingenua. Quién sabe si lograríamos volver de nuevo. Y lo peor es que arriesgué a toda mi familia conmigo.

-Pero son bajas, no inexistentes. Existe la posibilidad de que esté aquí, ¿verdad?- Habló mi madre esperanzada.

-Todo puede ser, querida.

-¿Podría averiguar? Por favor, es muy importante para mi hija.- Le suplicó. Él rió por lo bajo.

-Querida, eres adorable. Haré lo que pueda, tendré que preguntar a las autoridades.

-¿Autoridades? ¿No era usted el amo y señor de estos lugares?- Preguntó Regina.

-Claro, lo soy, pero encargarme de tantas almas muertas por mí mismo en un poco agotador. Te sorprendería ver lo útiles que pueden ser algunos de estos espectros.

-¿Quién es tal espectro, se podría saber? Porque aquí se ve que solo estamos nosotros y usted.- Replicó ella.

-Bueno, es una adorable mujer en particular. Una tal Cora, pero seguro que ninguno de ustedes la conoce. Es una gran alcaldesa.- Sonrió fríamente. 



Surviving the distance [CaptainSwan Fan-Fiction] [[PAUSADA]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora