Capítulo II

436 14 2
                                    


  "La vida consiste en la repetición constante del placer." -Schopenhauer.  

 Valentina:

La verdad era que estaba bastante cansada de la rutia, mismos programas de televisión, mismo instituto, mismas conversaciones. Los jóvenes a menudo somos esclavos de la rutina, rutina que nos absorbe día a día.

Era lo que pensaba mientras mi amiga, Natasha, parloteaba sin parar. Me esforzaba por prestar atención, pero a menudo mi mente era prisionera de pensamientos que salían a flote exigiendo atención, a veces no me gustaba acallar mis pensamientos. En realidad me gustaba estar sumida en mis pensamientos mondos libre de toda la malicia que azota al mundo. Pero esto solo sucedía cuando era capaz de sopórtalos, Cuando estos no eran tan lastimosamente dolorosos.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por Natasha. Otra vez.

-Por favor, Por favor, Por favooooor.- Repetía mil y unas veces Natasha, la verdad era que me estaba hartando un poco. Pero no quería herir sus sentimientos, sabía que lo hacía con buenos sentimientos.

-Ya te dije que no, prefiero mis libros a estar en una de esas fiestas salvajes.- Dije mientras ella saltaba de aquí para allá buscando que ponerse.

Natasha está empeñada a ir a una estúpida fiesta a la que van asistir los chicos que conocimos ya hace casi un mes. La verdad es que no quería asistir, no me sentía cómoda en las fiestas era tímida y no tenía ni idea de cómo hacer "Conversación" era bastante difícil para mí ya que tengo gustos peculiares diferentes a los de algunos chicos de mi edad.

-¿Dejaras que tu mejor amiga se quede sola, borracha y con muchos hombres que me pueden violar?- Dijo mientras batía sus pestañas y haciendo un puchero que me pareció terriblemente estúpido, rodé los ojos.

-Bueno, siempre tienes la opción de no asistir.- Dije con la mirada fija en el libro que estaba leyendo.

-Oh por favor Val, no puedes pretender que me voy a ir sola. No voy a dejarte aquí.- Dijo fatigada.

-Sencillo. Ve con Stephen, estoy bastante segura de que el sí estará encantadísimo de asistir contigo.

-De hecho, lo llame hace rato y no podrá asistir porque está muy ocupado peleando con su estúpido novio.

-Bueno, no puedes pretender que sea plato de segunda mesa ¿o sí? Siempre dices que tengo que valorarme más.- Sabia que la estaba sacando de sus casillas.

Y tener a una Natasha enojada no era bonito.

Ella suspiro y me miro con sus deslumbrantes ojos verdes, su cabello rubio estaba despeinado y le daba una apariencia salvaje y tenebrosa.

-Vale, te comprare un libro y te prometo prestarte atención cuando me hables de él. ¿Qué dices?

-Dos libros, y tienes que leer uno de ellos.

Ella abrió los ojos como platos, ella odiaba leer. Es decir, si se leía uno que otro libro, pero no era su actividad favorita.

-¿Acaso estás perdiendo la cabeza o qué?

-Es mi última oferta.- Respondí con descaro.

Una sonrisa malvada se dibujo en sus labios.

Mierda.

-Acepto.

Suspire rendida mientras cerraba mi libro y lo ubicaba en mi mesita de noche, su cara se transformo en una de triunfo. Sabía que me había convencido. Empezó a buscar y a sacar ropa del armario.

Dark HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora