Say One

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-Varios de los rumores que circulan afirman que es muy caliente- dijo Josephine, la recepcionista del edificio en el que trabajo, captando mi atención.

Josephine Lorely, una muchacha cuya efusividad y gran carisma son capaces de cautivar a cualquiera, y sin mencionar que posee la belleza típica norteamerica, es la misma que esta charlando conmigo en este momento.

-No deberias soltar ese tipo de comentarios cielo, despues de todo es tu futuro jefe- replique con una sonrisa luego de tomar otro poco de mi delicioso cafe con crema.

-Oh vamos Jen, se que tambien te interesa- el guiño de su ojo derecho al acabar la oracion fue el motivo de mi risa, porque ciertamente, lo de ser excesivamente chimosa y abierta es algo de lo cual no se deshara ni estando en una relacion estable y amorosa. Ni hablar de su fascinación hacia los hombres guapos y masculinos, es como el motor que la enciende.

-Me interesa, pero valoro y conosco lo que es mantenerse al margen. Y sobre los dichosos rumores, tu no tienes la certeza de que sean al cien por ciento reales. Quizás mi nuevo jefe tenga una mala apariencia, o peor aún, que sea extremadamente egocéntrico y narcisista. ¿Te imaginas la convivencia con el? ¡Seria un fiasco!- dije fingiendo escalofríos. Todos esos rumores solo eran falsos, seguramente.

-¿Tu crees?- solto con evidente decepción en su voz -Aunque tu deberias intentar ir mas allá si es como dicen los rumores, despues de todo eres hermosa, eres lo que dirian una... "belleza exótica". Es lamentable que tenga novio justo en este punto de mi vida, pero no sere zorra y dire que a mi Peter no lo cambio por nada- dijo suspirando de forma teatral.

-Es un alivio que por fin recuerdes que tienes un maravilloso novio, pense que ya habias borrado su existencia- la mire con ojos entrecerrados- y sobre mi aparente "belleza exótica", eso no es algo que le guste a todos los hombres- decirlo de forma tan directa no era precisamente agradable. Algunos hombres habian pasado de ella anteriormente, el numero no era algo que quisiera conceder, pero no fueron muchos. A lo largo comprendi que, como los extranjeros estaban apegados a la rutina, no debería de afectarme.

-Por que no dejas que el te vea por si mismo y luego decida si lo traes loco o no.- Dijo mirando su reloj de mano- Bien, ya paso mi horario de descanso Jeniffer, me tengo que ir y tu tambien. No puedo esperar a ver a nuestro proximo jefe, me lo perdi esta mañana. Agradezco a nuestro ex-jefe que se retire; era un viejito adorable pero ser reemplazado por un nieto sexy es mejor. Mucho mejor- dijo con un tono de excitación en la ultima parte, amo cuando bromea, aunque de forma morbosa y lasciva.

-Bueno, adios Josephine, que tengas un buen dia- grite desde el ascensor que me llevaria a la ultima planta. A todo esto, mi nuevo jefe estaría en su oficina, tomandose el tiempo necesario para acoplarse adecuadamente.

Al llegar a mi destino me dirigí inmediatamente a mi oficina, a punto de sentarme sono el timbre del telefono:

-Sta. Diklinn, la solicito en mi oficina ahora mismo- pronunció una voz profunda y masculina que llamo mi atención.

-Oh, de acuerdo, estare allí pronto Señor.- dije con una creciente ansia de conocer al poseedor de aquella sorprendente voz.

Camine lo mas rapido que mis pies me permitieron ocultando a penas mi emoción hasta llegar a las grandes puertas negras que me adentrarian a la oficina de mi nuevo jefe. De pie y en frente toque repetidas veces en la madera de roble hasta oir un profundo "pase".

Con cautela gire el pomo y mire hacia delante. La palabra sorpresa seria insulsa y mínima para describir las emociones que hicieron mella en mi en aquel momento; era un autentico especimen hecho para el deseo. Tempestuosos y magníficos ojos azules, nariz recta y perfilada, barba pulcramente afeitada que le daba un aire de masculinidad y labios carnosos que invitaban a ser probados.

Su cuerpo era una escultura de puro músculo, que se dejaba traslucir a traves de su camisa moldeando sus brazos. Me resulto satisfactorio el haber descubierto una nueva especie de hombre, digno de admirar y por supuesto tocar. Y vaya que me gustaria tocar cada parte que estuviera a mi alcance en este momento.

Travis

La decisión de mi abuelo al informarme que me dejaria a cargo de su empresa fue algo abrupta.

Hace tiempo que lo habia asimilado, pues sus razones eran obvias. Mi padre murio hace varios años, y era su unico hijo.

-Pon absoluta atencion a lo que voy a decirte- ordenó mi abuelo con voz exhausta y desmadejada- es hora de que te confie mi empresa a ti. Como veras mi salud no se encuentra en su pleno apogeo y la energia que poseía en años anteriores me ha abandonado- resolvió contemplando el precioso jardín casero con su bastón en mano y el semblante impasible con un aire de sabiduría que solo los años y la experiecia podrian otorgar- espero que mis enseñanzas te sirvan de algo hijo. Se que no debo preocuparme, tu inteligencia y actitud te haran facil el trabajo; por eso se que lo dejo en buenas manos.

Seguidamente mi abuelo me informo todo lo importante que necesitaba saber para empezar a trabajar aqui, ademas me dijo que su secretaria era una chica un poco mas joven que yo, amable y trabajadora ademas de ser una de las mujeres mas bellas que conoció en toda su vida. Pero ahora contemplandola por primera vez en la entrada de mi oficina me queda en claro que fue tosco con sus palabras.

Aquella mujer era lo mas hermoso que habia presenciado en mi corta vida. Curvas sensuales y definidas, bellas piernas kilométricas enfundadas en licra negra y zapatos de tacón negro, una falda ajustada que dejaba a la imaginación su redondeado trasero, vientre plano coronado por unos prominentes y jugosos pechos que realzaban la fina camisa de seda blanca. Su rostro fue el climax de mi perdición; labios llenos que resaltaban al rojo vivo, nariz pequeña y mejillas sonrosadas. Tal belleza se completaba con unos ojos verdes acuosos combinados con un celeste que representaba el mismo cielo remarcados en finas pestañas y cejas arqueadas, su cabello de un rojo fuego que caia en picada sobre sus hombros dominados en ondas naturales. Sin duda, mi bella secretaria era un regalo del cielo, que pensaba disfrutar en todas las formas posibles sin retraso ni excusas.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2016 ⏰

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