¿Una abitacion en blanco?

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En una gran habitación blanca, carente de puertas y ventana alguna.

Se encontraba una joven alegre. Un cable apareció frente a la joven; a la altura de sus espinillas. Ella quiso rodearlo pero el cable parecía no tener fin; opto por saltarlo. Al efectuar la acción, uno de sus pies se atoro con el cable, provocando que cayera de cara contra el duro suelo. Se sentó en el piso para revisar si tenia alguna herida. Sus rodillas estaban sangrando y su labio inferior estaba reventado. Por el dolor que sentía no pudo evitar comenzar a llorar.

—¡Eres una idiota!— Dijo alguien exactamente igual a la joven, solo que con un aura muy oscura. Se acerco hasta terminar enfrente de la joven, que aun seguía en el suelo.

—Kuro, por favor dejame en paz— sollozo la joven mientras secaba sus lágrimas.

—Jamas te dejare y eso lo sabes muy bien. Eres una idiota, no puedes hacer la simple acción de saltar un obstáculo tan insignificante—.

Las ofensas de Kuro hicieron que llorara con mas sentimiento.

—¡Mirate! Eres patética— Cuando termino su frase, escupió. Ese asqueroso fluido callo en el rostro de la joven, justo en la mejilla izquierda, mezclándose con sus lágrimas, las cuales lejos de parar, brotaban cada vez con mas intensidad.

—Dejala en paz— Otra joven parecida se acerco por la espalda de la chica, ella era todo lo contrario a Kuro; se sentía paz y tranquilidad ante su presencia. Se posiciono frente a la chica que seguía llorando, le extendió su mano para que pudiese ayudarla a levantarse. La joven acepto el acto, y ya estando de pie la abrazo; la otra chica le correspondió la acción.

—Gracias Shiro— Dijo la joven en un susurro mientras secaba sus lágrimas sin deshacer el abrazo.

—Shiro ¿que haces aquí?— Dijo Kuro con el ceño fruncido.

—Todo lo contrario a ti Kuro—.

Siempre que la joven cometía algún error aparecía Kuro para para reírse de ella, sin excepciones, no importaba si fuera una tontería o un acto muy importante. Siempre terminaba llorando por la agreción verbal e incluso física en algunas ocasiones, las cuales se hacían cada vez mas y mas frecuentes.

Shiro, por otra parte es la luz en aquella obscuridad.
Cada vez que Kuro hacia de las suyas, Shiro aparecía para emparejar la situación.
Cuando la joven era brutalmente golpeada, Shiro se ponía enfrente para recibir los golpes.
Siempre defiende a la joven y la alegra.

—Querida Shiro, no sabes el gusto que me da verte— Dijo Kuro con el rostro relajado y una gran sonrisa que provocaba un escalofrío hasta los huesos.

Shiro y la joven se separaron para poder observar a la otra chica. ¿Que le pasaba? Ese comportamiento no era normal en ella. Siempre ha odiado la presencia de Shiro y ¿ahora le da gusto verla? Sin alguna duda algo esta muy mal aquí.

—Juliana, corre, escondete— Dijo Shiro con un tono de miedo en su voz.

—Pero aquí no hay ningún lugar en donde pueda esconderme—.

—¡Solo corre!— Le grito desesperada.

Una inmensa oscuridad se comenzó a formar alrededor de Kuro, sus ojos se tornaron totalmente negros y por alguna razón no paraba de reír. Su risa era perturbadora.

La joven corría a toda velocidad para alejarse lo mas posible de el lugar de partida. Pero no importaba cuanto corriera, simplemente paresia que no avanzara.

Mientras la joven trataba de alejarse, una pelea comenzaba entre Kuro y Shiro.

—Querida Shiro, al fin podre deshacerme de ti. ¡Al fin podre tomar el control de este cuerpo!— Se abalanzó sobre Shiro, provocando que las dos cayeran —Nunca mas volverás a entrometerte en mi camino— Decía mientras golpeaba la cabeza de su oponente contra el suelo y riendo sin parar. Shiro ante este acto trato de quitársela de encima dando patadas y golpes, al aire acertando en algunas ocasiones.

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