ltlina, en realidad Ithlinne Aegli hija de Aevenien, legendaria sanadora élfica, astróloga y vidente, famosa por sus visiones, augurios y proferías de las que la más conocida es Aen Ithlinnespeath, La predicción de Itlina. Multitud de veces copiada y editada en muchas formas, la Predicción gozó de gran popularidad en distintos momentos, y los comentarios, claves y explicaciones a ella añadidos adaptaron el texto a los acontecimientos en curso, lo que reforzó la convicción del gran don de profecía de I. En concreto, se piensa que predijo las Guerras del Norte (1239-1268), las Grandes Epidemias (1268, 1272 y 1294), la sangrienta, guerra, de los Dos Unicornios (1309-1318) y el ataque de los haakos (1350). Profetizó también los cambios climáticos («el Frío Blanco») que se observaron desde finales del siglo XIII. Estos cambios fueron siempre considerados por la superstición como el principio delfín del mundo y ella los unió a la profetizada venida de la Destructora (vid.) Cierta estrofa de la Predicción dio origen a la tristemente célebre caza de brujas (1272-76) y fue causa de la muerte de muchas infelices mujeres y muchachas, tenidas por la encarnación de la Destructora. Hoy muchos investigadores tienen a I. por una figura legendaria y a sus «proferías» por un apócrifo completamente moderno y una astuta falsificación literaria,
Effenberg y Talbot, Encyclopaedia Maxima Mundi, tomo X
Los niños que rodeaban como una guirnalda a Silbón, cuentista vagabundo, expresaron su protesta levantando un indescriptible y caótico alboroto. Por fin Connor, hijo de los herreros, el mayor, el más fuerte y atrevido y además el que le había traído al cuentista un cuenco lleno de sopa de col y unas patatas aderezadas con torreznos, hizo de portavoz y expresó la opinión del común.
—¿Y cómo eso es? —gritó—. ¿Cómo es, tío? ¿Cómo que fin pa hoy? ¿Ta bien eso, acabar el cuento a medias? ¿Dejainos en lo mejor? ¡Queremos saber qué pasó aluego! ¡No vamos a esperar a que sus dé la gana de pasar otra vez por el pueblo, porque a lo mismo pasará medio año o uno entero! ¡Seguir contando!
—El solete sa metió —respondió el viejo—. Yas hora de que sus vayáis a la cama, gorriones. ¿Qué dirán los vuestros padres cuando mañana sus pongáis a echar bostezos en la era? Yo sé bien qué dirán. Otra vez el viejo Silbón contó cuentos hasta medianoche, les metió romances en el seso a los crios, no les dejó dormir. Y antonces, cuando pase otra vez por el pueblo, no le vamos a dar na, ni gachas, ni algóndigas, ni torreznos, le vamos a echar al pilón, al viejo, pos sus cuentos no son de provecho.
—¡Que no lo dirán! —gritaron los niños a coro—. ¡Contar más, tío! ¡Por favor!
—Humm —murmuró el viejecillo, mirando cómo el sol desaparecía detrás de las copas de los árboles en la otra orilla del Yaruga—. Sea. Mas un trato nos haremos: uno echará una carrera hasta la palloza y me traerá leche cortada, pa tener algo pa mojar el garguero. Y los otros habréis de pensar de quién he de contar las suertes, pos no soy capaz de contar de todos, nos tiraríamos hasta el día de mañana. Así que, hala, a decidir: de quién agora y de quién la vez siguiente.
Los muchachos otra vez alzaron un griterío, unos por encima de los otros.
—¡Silencio! —gritó Silbón, meneando el bastón—. ¡Sus dije a alegir, mas no chirriando como ruiseñores, ret-tret, ret-tret, ret-tret! Entonces, ¿qué? ¿De quién he de contar?
—De Yennefer —chilló Nimue, la más joven de los oyentes, a causa de su estatura llamada Pulgarcita y que acariciaba a un gato que estaba durmiendo en el suelo—. Contar la suerte que corrió la hechicera, tío. Y cómo del tal cone... conpento en la Montaña Calva huyó mágicamente para salvar a Ciri. Estaría contenta de escucharlo. Pues yo, cuando crezca, hechicera seré.
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V Bautismo de fuego Geralt de Rivia
FantasíaBautizmo de fuego V Libro de la saga Geralt de Rivia de Andrze Sapkowski