Hablemos de prioridades

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Háblame de tí. Dime que se siente al decir adiós, de ya no pronunciar 'te quiero'. Cuéntame que tal los días en tu nueva vida, ¿se portan todos bien contigo? Pronuncia lentamente que me echas de menos, aunque sea mentira. Háblame de las mariposas que han echado a volar de tu estómago y de lo vacío que se ha quedado. Quiero saber si tus lunares están borrachos, perdidos y melancólicos al no percibir mis caricias. Cómo se encuentran tus ojos cuando ya no me pueden desnudar, ni comunicarse con los míos. Quiero que me expliques qué puedo hacer para no seguir buscando mi hogar entre tus brazos, si te has acostumbrado a vivir sin mí. Si necesitas mi calor, ese que no te daba la barra de aquel bar, si añoras las risas, las cosquillas y la intimidad. Si tus besos están desesperados buscando a los míos, y tus manos se han vuelto cálidas porque ya no rozan mi piel, o tocan mi pelo. Háblame de nosotros. Del amor. De las ganas que antes tenías de mí, de aquellos largos suspiros en la esquina de la avenida de España que expresaban más que una sola palabra. Cuando sales y te emborrachas, ¿sigo en tu cabeza? ¿Te imaginas por un momento que volvemos a estar juntos? ¿Dudas en hablarme y enviarme lo que sientes en forma de mensaje de texto? Desahógate, recuerda lo que has perdido, y piensa si merece la pena despedirse de esto tan bonito. El tiempo pasa, y mi paciencia se consume. Quiero echar a correr y no mirar hacia atrás, y estoy segura que no emprenderás esa escapada conmigo. Tal vez lo más difícil sea archivar una de las mejores etapas de tu vida, de enterrar amores prohibidos, soñadores, apasionados, necesarios, esos que te dejan sin respiración y te bombardean pequeñas dosis de ganas de vivirlo. Y cuando te diga te quiero, no será porque sigo siendo tuya, será al fin mi adiós.

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