Park
Fuimos al aula a buscar nuestras cosas, Michelle seguía teniendo la mirada perdida, parecía hundida en sus pensamientos, supongo que es por lo que pasó en el patio.
Tomé mis cosas y me dirigí a ella que andaba en su puesto, recogiendo las cosas. —No tenemos más nada que hacer aquí, será mejor que nos vayamos.— tomé rumbo a la salida, pero noté que Michelle no me seguía, estaba buscando algo alrededor de su puesto.
—¿Qué pasa? —alzó su mirada hacía mí, denotaba terror y pánico; siguió su búsqueda de lo que fuera que estuviera buscando.— ¿Niña?— Me observó por segunda vez, esta vez sus ojos estaban un poco cristalizados. —¿Perdiste algo? —asintió con la cabeza.— ¿Qué?— arrugué la nariz momentáneamente como gesto de pregunta, hizo una especie de señas con las manos, primero un rectángulo y luego como si estuviera escribiendo sobre algo.
—¿Tu pizarra? —al decir eso, ella asintió, su rostro era de preocupación.
Suspiré, ahora se le perdió su pizarra, dejé mi bolso en un puesto para ayudarla a buscar, ella andaba buscando detenidamente por cada parte del salón, yo sólo veía por arriba. —Hey, ¿no crees que se te quedó abajo? —Me asomé por la ventana, pero nuestro salón no tenía vista al patio.
Ella se tranquilizó momentáneamente, agarró sus cosas y se fue corriendo, dejándome atrás, fui tras ella a paso normal, no le veía la gran cosa a esa pizarra, se podía comprar otra y ya. Cuando la alcancé estaba de rodillas en el suelo, estaba temblando, me le acerqué y pude ver su pequeña pizarra rota en muchos pedazos, creo que alguien se desquitó con la pizarra, que descanse en paz, pizarra.
Me puse al frente de ella, me agaché y la miré, estaba llorando, se había tapado los ojos con las manos pero aún así se podían ver sus lágrimas caer, ay no, yo no sé consolar a las personas. —Oye... —hice un silencio, intentando pensar alguna palabra para animarla. —... podemos ir a una librería a comparte otra, siento que esto sucedió por mi culpa ya que te traje hasta aquí e inclusive me metí en la pelea. —Ella seguía sin mirarme, negó y se secó las lágrimas con la manga de su suéter, parecía que se andaba calmando.
Son estos momentos donde las películas de romance que veía mi madre de romance servirían, pero lastimosamente yo no le prestaba mucha atención a esas películas, me parecían, la gran mayoría, muy absurdas.
—Niña, ya no llores. —miré a los lados, buscando algo, me levanté y me extendí la mano, ella levantó la cabeza ligeramente, mirando mi mano, después de unos segundos la tomó y se levantó de donde estaban, soltó mi mano, se limpió su falda y se limpió las lágrimas que quedaban. —Vente, vamos a la librería. —dije en un tono suave.
Michelle negó, me estaba ya sacando de mis casillas, mujer, ¿acaso no puedes aceptar una pizarra? ya Park, cálmate Park, piensa en la difunta pizarra Park.
—Está bien, aunque sea déjame llevarte a tu casa, le explico a tus padres que yo rompí tu pizarra, si es que eso te hace sentir mejor. —Se encogió se hombros, te prefiero feliz, Michelle, mil veces, suspiré. —Vente, quiero llegar temprano a mi casa y en el camino pensar en cómo decirle a mi mamá que me suspendieron por dos semanas. —di un paso y finalmente ella me siguió, por fin esta mujer cede a algo.
Estuvimos caminando, mi intensión era llevarla a comprar la bendita pizarra, era mentira que ella no quería otra, ella estuvo callada todo el cami... oh.
Qué estúpido de mi parte.
Llegamos al frente de la librería, ella había seguido de largo, estaba como en automático, yo le agarré del bolso y ella se frenó. —Vamos a entrar un momento, ¿sí? Necesito comprar algo para mi madre.
Ella asintió y entramos a la librería.
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Quisiera hablarte.
Teen FictionMichelle es una chica que no es muy sociable ya por diversas razones, el primer día de clases conoce un chico muy diferente que le cambiará la vida.