Capítulo 1

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Me encuentro sumergida en mis pensamientos, nunca antes había experimentado tal dicha, nunca antes me había sentido así; ahora sé lo que es ser feliz.

Recojo la nota que está a un lado de mi cama: alguien debió entrar...

Sonrió para mis adentros, no, alguien no, él.

Me gusta que sea tan atrevido (aunque esto es más como un juego de niños, pero igual me enamora) me gusta que me ponga a prueba y que me haga sentir lo que nadie ha podido, ni siquiera yo misma.

Quiero abrazarlo y besarlo, pero se supone que estoy enojada, debería estarlo, pero no puedo, ¿cómo se supone que voy a estarlo si es tan dulce?

No tengo las mínimas intenciones de dejarle, se ha vuelto indispensable para mí

Mis ojos miran la nota y tengo que leerla dos veces antes de dejarme caer en la cama llevando el papel contra mi pecho, miro el techo pero todo se vuelve borroso por las lágrimas que comienzan a salir y rodar por mis mejillas
-Perdóname, solo quiero amarte, no puedo controlarlo- digo las mismas palabras que él plantó en la nota, ¿se puede querer más a alguien? Sé que sería sobrehumano, pero lo amo tanto que nada ni nadie lo entendería

Intento detener las lágrimas al escuchar los pasos que vienen de fuera de mi habitación seguidos de dos golpes en la puerta

-¿Linda, estás?- me pongo de pie y me miro en el espejo que tengo delante de la cama, es enorme, para cuerpo completo; me limpio la cara con las manos y me noto radiante, feliz

-Claro- me dirijo a la puerta, me doy cuenta de que aun llevo la mano en el pecho, entonces me regreso a ponerla debajo de la almohada y abro la puerta, mi tía Rose me mira de arriba abajo

-Pero que linda te miras hoy ¿te sientes mejor?- asiento con la cabeza con mucha energía (más de la necesaria) y le queda muy claro que es verdad

-Tía...- me detengo para buscar las palabras adecuadas, llevo años dándole vueltas a esto y creo que estoy lista: ella me mira esperándome –Creo que es tiempo de que conozca a mi papá- Ella se tensa visiblemente, creo que no le gustó lo que acabo de decirle

-Pero si ya lo conoces- intento no poner los ojos en blanco

-No, tía, he hablado con él mediante correo, pero quiero verlo y no por fotos ni vídeos- ella suspira y deja de mirarme, no entiendo por qué se empeña en ocultármelo

-Leah, hija, sabría que algún día desearas esto, no voy a decirte que no...- abro los ojos como platos, la verdad es que no tenía ninguna esperanza; ella me toma la mano y me mira con ternura, creo que va a llorar –No puedo llevarte, tú sabes que desde el día del accidente él me odia y no lo culpo- siento la necesidad de abrazarla y lo hago

-Tía, no fue tú culpa, los accidentes como ese son ajenos a uno, nadie sabía lo que iba a pasar, nadie- ella está sollozando sobre mi hombro; no sé si fue la mejor idea lo de hablarlo ahora, pero ya lo desembuché y me siento un poco mejor

-Pero él me hace sentir culpable y hasta cierto grado lo soy-

-No lo eres, jamás quisiste hacerle daño, jamás quisiste que las cosas terminaran así, tú no eres responsable de nada- me abraza con más fuerza y permanecemos las dos de pie, yo no puedo evitar más las lágrimas y me dejo llevar por el dolor que hay en mi pecho...

Hace 8 meses

-Leah vamos, no puedes dejarte morir- Ruth, mi tía, estaba convencida de que moriría si continuaba así, y al pasar los días yo también comenzaba a creerlo

-No quiero- las lágrimas salían sin pedir permiso y me molestaba, pero tampoco era como si intentara detenerlas

-Aún tienes una vida por delante, no puedes hacerte esto, no debes, piensa en lo que ella hubiera querido para ti- la miro a sus ojos azules, los cuales ahora están obscuros y rojos, ha llorado tanto o más que yo

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2020 ⏰

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