Me besaba mucho, como si temiera irse muy temprano... Su cariño era inquieto, nervioso. Yo no comprendía tan febril premura. Mi intención grosera nunca vio muy lejos.
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo, que la vela herida por el latigazo del viento, aguardaba ya... Y en su ansiedad quería dejarme su alma en cada abrazo, poner en sus besos una eternidad...