Primera y única parte.

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No había duda de que el frío de la noche era abrumador. Era tanto, que apenas parecía real, pero te dabas cuenta de que sí lo era cuando llegaba hasta quemar, pareciera que todo el frío de la montaña hubiera bajado.

Ni me molesté en cubrirme o algo por el estilo, desde que me había transformado en una vampira gracias a Alucard-sama, ya casi nada podía hacerme verdadero daño, no podía darme hipotermia, además, había un gran calor en mi entrepierna que quería calmar, aunque sabía que ni con todo el frío del mundo concentrándose ahí iba a poder bajarlo; sólo existía una manera de hacerlo.

Tiré la colilla del cigarro que recientemente había estado fumando al suelo, y tontamente la pisé, era imposible que provocara algún incendio, pero era la costumbre.

Entré a la mansión Hellsing y me dirigí a mi habitación, dónde me encerré y acosté en la cama, ignorando mi cena: sangre.

Cerré los ojos lentamente, esperando caer dormida enseguida, claramente no pasó así. Estuve varios minutos en la misma posición, con mis ojos cerrados y llevando mis pensamientos a otro mundo, pero no logré quedarme dormida.

Toda mi mente estaba siendo atacada por recuerdos de mi maestro. No soportaba no tener toda la atención de él —o toda la que yo pudiera merecer—, ahora Seras Victoria también era su compañera, estaba estúpidamente celosa, la chica era algo torpe, pero agradable, sin embargo, no podía llevarme bien con ella, porque teníamos el mismo maestro, creando rivalidad por mi parte.

Casi sin darme cuenta, mi mano bajó hasta mi feminidad, me levanté la falda y puse mi mano bajo mis bragas, comencé a acariciar sutilmente mis pliegues, mientras que decidía en mi mente si estaba haciendo lo correcto o no. Apreté los labios con fuerza cuando mis dedos comenzaron a acariciar lentamente mi clítoris.

—A-Alucard-sama...

Su nombre salía una y otra vez de mis labios de forma erótica, con cada sílaba que soltaba más aumentaba la velocidad de mis movimientos. Introduje tres dedos mientras que con la otra mano que tenía libre me estimulaba el clítoris rápidamente. Una exquisita sensación recorrió mi cuerpo entero, obligando a mi boca abrirse, mi espalda a encorvarse y soltar un gemido aún más grande.

Corrí mi braguita a un lado cuando sentí que ya faltaba poco. Me vine sobre las sábanas, manchándolas por completo, y un poco mi ropa interior.

—Mira que haciendo cosas tan obscenas dentro de la organización —resopló una voz.

Todo el calor subió a mi garganta, de manera culpable. Alucard-sama estaba viéndome apoyado en la puerta de mi habitación, tenía la cabeza inclinada hacia delante de forma que gracias a su sombrero yo no podía verle el rostro, aunque sabía que sonreía burlón.

—Maestro... —fue lo único que atiné a decir, tan avergonzada que podría agarrar mi revólver y darme un tiro en la cabeza.

No podía taparme con las sábanas, pues estaban manchadas con mis fluidos.

Él subió la cabeza y me miró fijamente, sin darle mucha importancia a que yo sabía que me estaba observando descaradamente.

Entonces, desapareció. Él siempre me dejaba así, confundida y avergonzada.

Pero esa era una de las tantas cosas que me gustaban de mi maestro.



Bien._. No sé cómo me quedó xd Me encanta la personalidad de Alucard, y quise rolearlo bien, sooo unu Tendré que mejorar en eso, además, él se me hace alguien muy impredecible.  

Es la primera vez que me sonrojo escribiendo algo del estilo porno equisdé


Obscena [Alucard x Reader]Where stories live. Discover now