Un tímido chico problematico... ¿y muy débil?

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Tic, tac, tic, tac, ese sonido ya me estaba desesperando

- ¿Y? ¿vas a hacer algo o ya me puedo retirar? - dije aun con la sonrisa en mis labios

-Emm, Hinata yo... yo... no puedo – dijo mientras tragaba saliva, parecía que estaba muerto de la vergüenza, jajaja pobre

-Por poco pensé que eras alguien interesante, pero veo que me equivoqué- me puse de pie y coloque mi mano en su frente- de igual manera te daré tu castigo

Presione mi mano hacia adelante haciendo que su cabeza quedara un poco inclinada hacia atrás, puse un poco más de fuerza y fue ahí cuando él cayo quedando acostado en el colchón. Al parecer el muchacho no tuvo tiempo de reaccionar ya que su cara era totalmente de sorpresa

-Trata de pensar en lo que has hecho, no vuelvas a ponerme un dedo encima porque de lo contrario haré que tu vida sea un infierno en esta maldita escuela

-Hinata cha..

-Ni siquiera se te ocurra decirme Hinata chan, para ti soy la presidenta estudiantil Hinata- volteé mi rostro para poder lanzarle una mirada fulminante - ¿además que quieres?

Quedé fría al verlo, su rostro estaba pálido y le costaba respirar además de que estaba cubierto de sudor, ¿será que yo hice eso?, ¿y si por empujarlo le hice daño?, joder, ¿por qué tiene que ser tan débil?

-Oye, ¿estás bien?, no pensé que mi golpe te fuera a hacer tanto daño, discúlpame – en ese momento tosió y la palma de su mano quedo con una marca de sangre

-Sí, esto me suele pasar seguido desde aquel accidente, no te preocupes – hablaba muy bajo, pareciera como si se fuera a desmayar de nuevo

- ¿Acaso eres idiota? - dije casi en un grito- Esto definitivamente no es normal

Volvió a toser sangre, ¿Qué tan mal estaba este muchacho? ¿y si se moría y me echaban la culpa a mí? Todo el mundo se me vino encima y no supe que hacer, empecé a transpirar y a sudar frio

-Maldita sea no te vayas a morir, voy por la enfermera

-Esper...

Salí corriendo como si no hubiera un mañana, era la primera vez desde hacía mucho que sentía miedo, tristeza y adrenalina, corrí por todos los pasillos a una velocidad que no estaba permitida. Creo que fue una eternidad lo que dure en encontrar a la enfermera, que para mi sorpresa estaba en la cafetería tomándose un café tranquilamente

- ¡PERRA!, ¡MIENTRAS TÚ TE TOMAS ESE MALDITO CAFÉ NARUTO SE ESTA MURIENDO! – grité mientras corría hacia ella con una mirada de desprecio

-Oye, ¿qué crees que estás haciendo? – dijo un poco asustada – estaba tomando un descanso, además solo quería tomarme un café, espera ¿Por qué tengo que darle explicaciones a una muchachita como tú?

- ¡Basta de balbucear pendejadas!, si lo que te detiene es este café entonces acabemos con el- cojo el vaso de café y lo pateo, haciendo un poco de reguero – vamos, debemos darnos prisa, Naruto está tosiendo sangre – la tomo del brazo y salgo a correr, llevándome a la enfermera prácticamente a rastras

Cuando llegamos a la enfermería lo único que hice fue abrir la puerta de par en par y empujar a la enfermera

- ¿Presidenta Hinata? – dijo Naruto que según yo estaba de las mil maravillas, no había ni rastro de lo que le paso hace un momento

- ¿Para esto me trajiste niña?, solo veo a un idiota para nada enfermo sentado en una camilla – me volteo a ver con una miraba atemorizante – y saber que arruinaste mi preciado café solo para esto, idiota – dijo esto y salió de nuevo de la enfermería

¿El amor es dulce o agridulce?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora