El mundo es tan pequeño...

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La alarma sonó a eso de las 10 para las 7. Llegaría tarde hoy y tenía una junta muy importante con Mr. Grinch.

Los papeles ¿Dónde deje los malditos papeles? 

No puede ser. Hoy si me despiden.

Baje corriendo al comedor para encontrarme con los gemelos coloreando y comiendo cereal de chocolate y gomitas ¿Qué manía tenían estos? Los papeles tampoco están aquí.

Esperen... 

-niños ¿Qué están dibujando?- les pregunte un tanto acelerada esperando una respuesta que no me gustaría.

-unos pandas- me dijo Majos con cara de pocos amigos. Cuando mis hermanos están haciendo algo que para ellos es importante y son interrumpidos, el mundo puede decir adiós; como les decía pequeños demonios.

Me acerque y pude ver que las hojas que eran el centro de las obras de arte eran mis papeles de la presentación.

-No niños ¡No! A ver, denme ese. Tomen- les dije quitando les los papeles y dando les unos cuadernos que estaban en el sillón.

No se opusieron a nada. Lo único que querían era seguir dibujando. Entonces corrí lo más rápido que pude a mi habitación para vestirme con algo decente que fuera los más parecido a un traje de trabajo, me lavé los dientes mientras trataba de colocarme bien los zapatos. Baje corriendo tomando las llaves del auto lista para dirigirme a la puerta.

-Díganlegg a mamá qui lliego tarde. ¡Los famo!- Llegue al coche, deje el maletín en la parte trasera. Coloque las llaves lista para arrancar.

Creo que no respeté algunos señalamientos y me pasé tres semáforos. Pero necesito ese trabajo como mi vida.

No tuve tiempo para estacionarlo, le aventé las llaves a Mike y me fui corriendo. Aun me seguía acomodando el saco.

-Tenbo junfa de fección- Dije lo más rápido que pude a Cinthia la secretaria del departamento de relaciones del piso 6.

-Sofi, el cepillo de dientes- ¡¿Qué?! Aun llevaba el cepillo en la boca. 

-Toma- me ofreció un vaso con agua y otro para que colocara el cepillo.

-Gracias- le dije un tanto avergonzada. ¿Y si me hubieran visto así? Aparte de que llego tarde me hubieran tomando por loca, o hasta drogada.

-Si. La junta de sección es en la sala 36. ¡Suerte!- Tomé mis cosas y corrí lo más que pudieron mis pies. Antes de tocar la puerta me acomode el cabello y tome el maletín como aferrándome a él. 

Toqué unas tres veces.

-Adelante señorita Fraccio Hubert- la voz de Mr. Grinch me dio el paso. Eso significaba que sabían que era yo. Entonces eso quería decir que había sido la última en llegar cuando debía haber sido la primera, y cuando Mr. Grinch usa mis dos apellidos significa que se le ha acabado la paciencia.  

Tome la perilla de la puerta y entré.

-Bueno. Veo que ya estamos todos. Si no les molesta quiero llegar a almorzar con mi esposa- Dijo un señor gordo y calvo que en cuanto me vio entrar no pudo ser disimulado con el atuendo que llevaba. No había encontrado algo mejor que unos vaqueros negros y ponerlos a juego con un saco color turquesa; mi traje había sufrido algunos daños ayer.

-Perfecto. Amm... Sofi, se tan amable de repartir las hojas de los ingresos ¿Quieres?- Mr. Grinch había perdido un poco de su tono de voz mando y autoritario. Se notaba que el comentario del otro señor lo había dejado apenado. 

Eso solo quería decir una cosa: el señor calvo y gordo era el inversionista con el que se harían los negocios.

No tuve otra alternativa que repartir los papeles con una sonrisa de buenos días y disculpas. Como solo habíamos dos mujeres en la sala, todo tomo un ambiente un tanto machista y absurdo para mí.

Pero algo sucedió en el momento que estaba por terminar de repartir las hojas con los datos impresos. El chico que apenas había visto ayer estaba sentado en la orilla de la mesa esperando a que le entregara una copia.

No se si la rabia me gano o fue una simple brutes de parte mía. Le aventé los papeles en la cara y me senté al lado de mi jefe que, raramente estaba justo enfrente del lugar de el chico arrogante. Algunos se me quedaron viendo con cara de pocos amigos, otros con lo que ya había convivido como Fer y Trent lanzaron una risita un tanto tonta. ¡Pero no era mi culpa! El chico desconocido había arruinado mi único traje y me había echo pasar los diez segundos más vergonzosos de mi vida. 

-Ok. Empezamos- dijo Trent que se encargaba de cambiarle a las diapositivas que se proyectaban en una pared de lona. 

-Como verán en las hojas, los ingresos de uvas están decayendo un 5% mensual. Si no conseguimos una ráfaga de ventas, o hacemos que el añeja-miento de vimos tenga una producción veloz, perderemos unos ingresos de 37000 euros anuales y...- 

-Disculpe, pero yo no veo nada de eso. Lo único que veo son osos negros y blancos en mis hojas- Hoy no era mi día de suerte. ¿Por qué las hojas con dibujos le tuvieron que tocar precisamente al señor inversionista? Es total, hoy, me despiden.

-Si quiere le cambio la mía- le dije mientras hacía que las personas que se interponían nos intercambiaran los papeles. 

Mr. Grinch solo carraspeo y volvió a la presentación. La verdad no le preste atención en lo absoluto, solo unas cosas claves como: "Tendremos que despedir a 1/6 de los trabajadores". Pero ya no preocupe, yo estaba entre ellos y no podía hacer nada.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que miré hacia adelante. 

Por fin me pude dar cuenta de como lucia realmente el chico con el que me tope ayer. Tenia el cabello corto casi apunto de formar chinos. Su piel tenía un poco más de color en las mejillas. Y de vez en cuando se le arrugaba la nariz como signo de que algo no le agradaba en la conversación. 

Si era guapo y todo eso. Pero creo que su actitud es de alguien arrogante y poco amistoso.

-¿Qué opina señor Edward?- Tuve que quitar mi mirada porque el se volteo para responderle al señor gordo y calvo.

Entonces ese es su nombre.

Vaya, el mundo es tan pequeño... Quien se hubiera dado cuenta que hace unas tantas horas me había pedido mi ayuda.







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