Capítulo 43

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-Alto ahí –le paró a tan solo unos centímetros de sus labios, podía sentir la respiración de la pelirroja rozar con su piel, solo que a diferencia de Naruto, esto lo asqueaba más. Karin quería continuar, pero no quería molestar a Sasuke por lo que retrocedió-. Yo no quiero que me beses.

Para la pelirroja aquellas palabras eran como un balde de agua fría.

-Pero puedes creer que te gustan los hombres –chilló a lo bajo.

Sasuke le miró con una cara de asco, y luego murmuró vagamente: -Jamás me gustara ese dobe, no digas estupideces.

Karin bajó la mirada mientras se paraba de las piernas de Sasuke, casi había sido su momento, y si no fuera porque ese rubio le había robado su primer beso no hubiera sido negada por Sasuke.

De seguro ya le gusta pero no quiere decírmelo, pensaba mientras se mordía el labio, si las cosas son así significa que el ruso me ha quitado mi novio.

Se sentía morir, el amor de su vida estaba embrujado por un ruso, un ruso que le había quitado la oportunidad de besarlo y poder tener una vida juntos felices. Sasuke no sabía lo que decía, solo estaba confundido y por lo tanto perdido, él no gustaba de hombres.

-Lo mejor será que salgas Karin, no quiero que se hagan malos entendidos con esto.

Cargando su orgullo, la pelirroja se alejó un poco del azabache para procesar las cosas.

-¿Es verdad que dormiste con Naruto? –susurró con un hilo de voz, deseando que no sea verdad.

-Si –respondió sin importancia-, pero él en una cama diferente, sola que en el mismo cuarto.

-Entonces...

-No hicimos nada Karin, ya deja de parlotear tonterías.

Karin se inclinó y salió de la enfermería, sin antes empezar a plañir un plan para vengarse del rubio.

-Solo espero que al final, Sasuke se dé cuenta de que todo es culpa del ruso.

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-Ya –gritó Naruto, y soltó el freno pisando el acelerador.

La moto se levantó un poco antes de avanzar velocidades inimaginables. Gaara se había tambaleado un poco ante el cambio brusco de velocidad, pero aun así siguió con el plan antes dicho. Naruto dio vueltas hasta poder estabilizarse con la velocidad, y cuando lo logró avanzó rápido hacia las primeras camionetas.

-¡Ahora! –le gritó, y soltó el timón.

El peso de Gaara se le fue para adelante y midió la puntería en cuestión de segundos, aquello debía ser perfecto. Disparó limpiamente dos balas, una para cada camioneta antes de volver a tomar el control.

El pelirrojo volvió a irse para atrás, y si aquella acción se hubiera demorado microsegundos de más, estaba seguro que una bala lo perforaría entre las cejas.

-¡Maten al traidor! –gritaron desde otra camioneta. Las dos a las cuales Naruto habían disparado dejaron de cargar las escopetas, cosa que le dio a entender de que habían muerto. Para Gaara aquello fue más de lo que pudo creer, pero la adrenalina del momento no interfirió con sus acciones.

-¡Ahora! –volvió a gritar.

Recargó el calibre de su pistola y soltó el timón simultáneamente, Gaara tuvo que hacer un esfuerzo extra para poder estirarse antes de que Naruto soltara por completo el control y lo empujara para delante. Dio de nueva cuenta otros dos disparos simultáneos, desperdiciando aquellos costosos microsegundos en hacer la recarga. Hasta ahora ya se había desecho de 4 de las camionetas, solo le faltaba otras tres y el auto blanco.

Cuando Naruto volvió a tomar el control, esta vez se acercó más a la camioneta blanca, pero antes de poder llegar soltó el timón para apuntar a las tres camionetas.

-¡Ahora!

Los tres fueron disparos limpios y directos, pero por las lunas polarizadas no podían ver a quienes mataban. Las escopetas dejaron de cargarse, y las lunas del auto blanco se abrieron un poco más.

-No saldrás vivo de esta zorro.

Gaara no pudo devolverle por completo el timón a Naruto a tiempo, cosa que hizo que la bala se encajara en su brazo herido. Naruto por el dolor soltó el arma y aceleró a la salida, no podría pelear contra alguien sin armamento.

-No te sueltes Gaara –gimió con dolor, mientras aceleraba más.

Pasó junto a la ventana semi abierta de la camioneta blanca, y los ojos negros se toparon con los suyos. Naruto abrió los ojos antes de avanzar y salir por completo de aquel recóndito lugar, escapando de lo que pudo ser el lugar de su muerte.

-Era él –clamó, acelerando más de lo que podía.

Y tomó el rumbo de la playa para llegar sin tráfico a la escuela, o al menos para llegar sin perder mucha sangre en el camino.

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-¿Qué fue eso? –jaleó Gaara con el corazón en la mano.

Ambos habían logrado entrar a escondidas a la escuela sin ser detectados por los profesores o el personal de limpieza, cosa que Naruto agradeció ya que no quería dar explicación de la sangre que se escurría de su brazo.

Le pidió a Gaara su mochila, este lo había llevado en todo momento por lo que fue lo más rápido. Avanzó junto con este a la enfermería y se encerró ahí con el pelirrojo.

-Saca el mechero y la cuchilla que está dentro –sollozó conteniendo el dolor.

-¿Qué hago con el mechero?

-Enciéndelo, usa las cerillas que están dentro.

Gaara había sacado el cuchillo y lo esterilizó con el alcohol, pero Naruto seguía insistiéndole que prendiera una pequeña llama para que el corte fuera perfecto. Al final el rubio ganó, y con mucho cuidado encendió una diminuta flama que se coloreaba de azul.

-Si me paralizo de dolor inyéctame esto –el rubio señaló una de las jeringas que se encontraba dentro de aquel kit y se lo entregó a Gaara-. Hazlo con fuerza en el hombro, de esa forma no ocurrirán errores. Cuando el líquido haya pasado por completo sácalo igual de rápido, no quiero sangrar más.

Hizo una corta pausa para volver a hablar.

-Pásame una de esas ligas que ves ahí –le señaló con su mano buena.

-¿Para qué las necesitas?

-Me amarraré el brazo para que al momento de sacar la bala no sangre mucho. Cuando me inyectes debes desatarla rápido.

Con cuidado limpió la zona de la herida que se encontraba llena de sudor y tierra levantada. Había puesto el polo que había comprado con cuidado en su boca como silenciador de sus gritos ya que aquello ardía demasiado como para poder contener un chillido de sufrimiento. Estaba a punto de hacerlo, cuando el pelinegro abrió las cortinas de golpe.

-¿Qué diablos es lo que estás haciendo?

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Perdonen la demora, pero una amiga vino de improvisto de visita y tenía que ser buena anfitriona. Ya casi tengo completo el siguiente capítulo, así que no demorará mucho.

Estoy con nervios, ni siquiera estudié alemán, y eso que mis clases son mañana. No puedo retrasarme mucho. Cuando publique el siguiente capítulo los dejaré sin nada hasta el sábado en la noche, y si puedo en la tarde. Espero que les guste lo de hoy.

Pdta: Si quieren que les dedique un capítulo escribanlo en los comentario

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