Hay pisadas sobre la arena mojada y risas que se mezclan con el remoto bramido de las olas, golpeando en rocas lejanas.
Hay carreras con la ropa goteando hasta la improvisada fogata al final del camino, hay dos figuras arrojadas sobre el manto extenso de arena gris observando los astros, regalándose cada uno de ellos.
Hay manos húmedas aunque cálidas entrelazadas y besos fugaces que tras sonrisas se convierten en luchas fervientes de labios por obtener el control.
Hay dedos que traviesos crean sendas y constelaciones sobre una tes tersa, mojada y nívea, hay lamidas deseosas sobre pieles saladas por el mar y labios dulces sellando marcas violaceas sobre cada espacio existente.
Hay roces ansiosos y miradas que imploran, hay desnudez bajo la luna y más tarde gemidos suaves que crean una armonía perfecta junto a graves suspiros, hay miles de te amo derramados con orgasmos que fulguran como las estrellas arriba.
Hay abrazos tibios, para no necesitar cobijas, y castos besos en la frente, para no necesitar palabras.
Hay conversaciones infinitas hasta el arribo del sol sobre el océano, y no existe el tiempo.
Hay pestañas que largas cubren ojos dormidos. Hay breves ronquidos y hay felicidad en el pecho, en las mejillas y en los sueños.
Hay amor.
Y Chanyeol siente como la brisa marina le golpea como bofetadas que esperan hacerlo caer, derribarlo, deshacerlo, destruirlo aún más con todos estos recuerdos. Y no sabe si es posible estar peor, ni siquiera sabe si alguna parte de su ser está aún constituida.
Se pregunta por qué Baekhyun tuvo que elegir este lugar para hacerlo, por qué no pudo ser en algún lugar horrible al que jamás quisiera volver.
¿Por qué había sido el mismo lugar donde se conocieron?
El mismo lugar donde se besaron por primera vez.
El mismo lugar donde hicieron el amor tantas veces.
El mismo lugar donde se juraron amor eterno.
¿Por qué aquí?
Y casi puede verlo ahí, bajo su cuerpo, tumbándolo en el suelo para llenarlo de esas cosquillas que siempre terminan con un Baekhyun con lágrimas en los ojos y sonrisas dibujadas sobre los labios.
Y ya no son las lágrimas de Baekhyun las que caen sobre la arena, son las lágrimas de Chanyeol.
Porque ya no hay sonrisas, ni cosquillas, ni palabras dulces, ni pestañas largas, ni manos entrelazadas, ni amaneceres sin dormir, ni cuerpos que abrazar, ni promesas, ni cigarrillos ni sueños compartidos, ni carreras hasta la pequeña tienda a un lado de esa gran roca, ni besos para despertar, ni guerras de agua por la tarde. Nada. Ni siquiera ventiscas contra las cuales correr para secar la ropa empapada. No hay Baekhyun. Y en el cielo brilla el sol opaco entre las nubes de un invierno cruel, y no llueve ni hace calor, porque todo se ha vuelto inerte. Inerte como la figura de Chanyeol sentada sobre la arena seca, con la vista hacia más allá del oceano, más allá de todo. En los recuerdos, lo único que pudo conservar.
Es ya muy tarde cuando el color del cielo comienza a decaer en un negro profundo sin estrella alguna y el agua moja sus pies hasta cubrirlos, y Chanyeol no se mueve, piensa que podría quedarse así hasta que el mar se lo lleve hasta lo más profundo. Tan profundo como se llevó a Baekhyun hace un año atrás, cuando resolvió que el suicidio era la mejor opción.
Y el mar está en calma.
Y Chanyeol lo estará también, pronto.
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The sea is calm - ChanBaek Drabble.
Fanfiction"El mar está en calma". Leer escuchando "Follow me down" de Soley.