Capítulo 6. Primera cita

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Gabriela
Definitivamente no se como rayos llegue aquí, mis manos estaban temblando ¿qué no se daba cuenta de que el simple hecho de estar a su lado me ponía nerviosa?

No sé cuánto tiempo pasó pero lo siguiente que supe era que el ya había abierto la puerta de mi lado y estaba tomando mi mano, ¿a lo mejor me iba a despedir? Me dirigió a un restaurante y tomamos un elevador ¿y si quiere aventarme del último piso?

Debo dejar de ser tan dramática, al llegar había una terraza. Definitivamente me iba a aventar, pero baje la mirada y vi ¿una mesa?, era hermosa y estaba montada perfectamente con platos, copas, cubiertos, adornos.

Su mano, que no dejaba la mía, siguió jalándome hasta la hermosa mesa, hizo que me sentara en la silla y fue del otro lado de la mesa a sentarse, inmediatamente llego un mesero y nos dejó las cartas de alimentos, tres segundos después volvió a llegar el mesero y nos sirvió vino, después de retiró.

Mi jefe miraba la carta y segundos después alzó su mirada hacia mí, -Pide lo que gustes- dijo y sigue leyendo la carta.

Asentí con la cabeza y me concentré en la carta.

Harry
La mire y ella estaba concentrada en la carta, por supuesto que no me sentía mal por hacer esto, de hecho ella es la que se tenía que preparar.

Gabriela
Me decidí por una pasta, al llegar el mesero, tomo nuestra orden y se retiró, no podía dejar de preguntarme ¿por qué estaba aquí?

Trate de distraer mi mente y mire la hermosa ciudad, había una vista hermosa. -¿Te gusta?- una voz me saco de mis pensamientos, lo voltee a ver y asentí -Es muy bella- conteste volviendo a mirar todas esas luces que iluminaban la noche.

-¿Qué estoy haciendo aquí?- pregunté.

-Acompañándome a cenar- contestó y bebió de la copa que tenía enfrente. - ¿Por qué yo?- me atreví a preguntar.

-Quería agradecerte el buen trabajo que haces- comentó simplemente y no pude darme cuenta de que estaba mintiendo, no porque no realizará bien mi trabajo, sino porque en el fondo sentía que había otra razón.

No dije nada más, ni él tampoco.

El resto de la velada paso rápidamente, yo estaba distraída mirando la hermosa ciudad y mi jefe se la pasó prácticamente tecleando en su celular, solo se detuvo para comer y siguió tecleando en su celular.

Definitivamente era la más exquisita pasta que había probado en mi vida, mi jefe se levanto y yo volví a mirar la ciudad, pensando ¿qué haría el resto de mi vida?, no me quería quedar de secretaria, mi meta era tener mi propia empresa y poder viajar.

Y hasta ahora solo estaba desperdiciando mi vida, agendando citas para mi jefe, recibiendo llamas y llevando papeles. Ya llevaba un poco más de un año y no veía futuro, ¿valió la pena los 4 años de carrera?

El mesero se acercó a mí y dijo -Señorita, el joven Styles la está esperando en la entrada-

¿Qué?, ¿en la entrada? Qué raro, tome mi bolso y me dirigí a la entrada, afuera estaba ya el auto de mi jefe y dentro de este ya estaba el, pero que descortés de su parte, ¿por qué no regreso a la mesa? Además ni siquiera se tomó la molestia de hacer una plática conmigo.

-¿Dónde vives?- preguntó viendo al frente, ¿qué le importa dónde vivo?, realmente estaba muy enojada, -A dos cuadras de la oficina- comente y aceleró, al llegar vi una serie de departamentos y agradecí y me baje de su lujoso coche, di dos pasos y ya no estaba ahí, suspire y tome un taxi a casa.

Llegue a las 10:30 pm y caí rendida en mi cama, no supe nada de mí hasta el día siguiente.

Decidí que antes de querer renunciar, debía de afirmar que no había crecimiento para mí dentro de Styles Inc. Así que me puse las pilas, ahora hacia mi trabajo más eficientemente, tenía todo más ordenado, hasta me encargaba de llevarle comida a mi jefe, ya que él nunca salía de la oficina, decían que era el primero en llegar y el último en salir.

Parecía su madre, cuando yo llegaba a la oficina, ya le traía su café de starbucks, un expreso americano doble con crema y dos de azúcar, por las tardes salía a algún restaurante y le traía comida, y finalmente antes de irme de la oficina pasaba a dejarle unas galletas que yo misma preparaba en mi casa.

Tres meses pasaron y yo seguía haciendo mi trabajo bien, además de ser atenta con mi jefe, no por compromiso, si no porque realmente quería hacerlo, quería mostrarle empatía y aunque no recibía ni un gracias de su parte, eso no me desanimaba, al contrario sabia que le gustaba porque se comía todo.

Un buen día, cuando ya iba de salida se me ocurrió preguntarle algo a mi jefe, como todas las noches le llevaba una bolsa con unas cuantas galletas -Señor Styles- comencé y él me miró rápidamente -¿Le gustan las galletas?- pregunté y ni siquiera se tomó la molestia de volver a mirarme, -No- dijo y todo a mi alrededor parecía desvanecerse, inclusive quería desaparecer de la faz de la tierra.

No dije nada y salí corriendo de su oficina, me recargue en la puerta y dos lagrimas salieron de mis ojos, seguidas de unas cuantas más. Me sentía fatal, aventé las galletas a la pared y nada me importó, tire la bolsa a la basura y salí corriendo a mi casa.

Al día siguiente me presenté normal, solo que ahora no me moleste en llevarle nada de comer a mi estúpido jefe, ya lo había decidido hoy viernes presentaría mi carta de renuncia.

Me sentía triste por Jane, hablaría con ella más tarde, realmente la iba a extrañar.

Estaba lista, di dos toques a su puerta. -Pase- dijo él y me arrepentí de hacerlo, quería regresar pero ya había tocado. Abrí la puerta y me adentré a su oficina, camine a su escritorio, él ni siquiera me miro, deje mi renuncia frente a él y espere... Nada pasó, ni siquiera se inmutó. -Puede retirarse ah y necesito los contratos que firmamos la semana pasada con Serv Inc.-

¿Qué le pasaba a este hombre? ¿A caso no le importa nada? Más que su estúpida empresa.

Le lleve lo que me pidió y continúe con mi trabajo, ya era la hora de la salida, toque a su puerta, me hizo pasar y le dije -Señor, ¿ya leyó la hoja que le deje en la mañana?-

-¿Qué crees que no tengo otras cosas que hacer?- contestó

-Le informó que hoy fue mi último día de trabajo, le agradezco la oportunidad, con permiso- dije y me dirigí a la puerta.

-¿Qué?- dijo y me miro, -Tu no te vas de esta empresa hasta que yo así lo requiera-

-No me puede obligar a nada, la decisión está tomada, gracias por el empleo- dije y salí de ahí lo más rápido posible ignorando sus gritos.

Lamento la tardanza.
D.

Un jefe desconocido | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora