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¡Volví!

Ciara Katarina en multimedia.


***


Sus palabras logran inquietarme aún más. Ya te dije que no era de los buenos, su frase corretea por mi mente, asustándome, tentándome a alejarme y a la vez instándome a no despegarme a él. Mi loba le desea, le ansía, quiere que todo lo que es de Gideon sea nuestro, quiere su mente, su cuerpo, su — probablemente — destruido corazón. Quiere guerra entre sábanas y paz entre nosotros. Sin embargo, por mucho que mi cuerpo lo desee más que cualquier cosa y aunque mi corazón me dicte a permanecer unida a él. Mi cerebro no, es el único lúcido entre tanto loco.

Doy un paso atrás, corto, algo indeciso y, sus ojos, que habían estado brillantes y alegres, se tornan oscuros y furiosos. Sus labios, inclinados levemente hacia arriba, creando pequeños hoyuelos a su alrededor, se transforman en una línea recta, haciendo rechinar sus dientes.

—¿Qué haces? —pregunta.

—No lo sé —balbuceo.

—Ven.

—¿Por qué?

—Eres malo —¿en serio he dicho eso?

—No, no soy de los buenos, que es distinto.

—¡Es lo mismo!

—¡Baja la voz! —ordena, alzando él la suya.

—¡No me grites! —y sin saber muy bien porqué, rompo a llorar.

—¡No llores! —¡Imbécil!, ni que yo controlara mis hormonas— ¡Daria! —olfatea el ambiente y se relaja visiblemente, con un pequeño matiz de casi sonrisa, lo que sólo consigue que llore de nuevo— ¿Qué haré contigo? —suspira, abrazándome.

—Suéltame —gruño.

—Necesitas un abrazo.

—¡Necesito que te alejes!

—Insolente —se burla.

—¡Deja de reírte!

Sabía porqué lo hacía, antes había olfateado el ambiente: mi cambio brusco de actitud y el querer y no querer estar a más de diez pasos de él.

Mis días más débiles estaban a punto de llegar, aquellos en los que las mujeres estamos más sensibles y a la misma vez, más agresivas. Nos molesta todo y queremos constante contacto amoroso.

Claudicando, apoyo la frente en su pecho izquierdo, notando los latidos que, para mi sorpresa, se aceleraban cada vez más. Su barbilla descansa en mi cabeza, con una mano me abraza y con la otra acaricia mi cabello.

Era una situación nueva para nosotros dos: en silencio, sin tensión entre en el ambiente. Como si fuéramos una pareja normal.

Cierro los ojos e intento dejar la mente en blanco. Mi loba se siente tranquila, se siente como en casa.

Estoy algo abochornada por el numerito que he creado en un instante; en cambio, Gideon está pletórico, me he permitido refugiarme en sus brazos y eso le llena, no sé si de orgullo masculino o de serenidad y eso me ofusca.

Desconozco el tiempo que pasa pero empiezo a notar un pequeño calambre en mis piernas. ¡Se me están quedando dormidas!

Me separo abruptamente y Gideon me analiza mientras camino con torpeza.

—¿Qué pasa?

—Necesito ir al baño —alza una ceja y yo suspiro— Mujer. Ovulando. Baño. Compresas. ¿Entiendes?

Trilogía Magic 1: The howl. [DISPONIBLE EN @ERIDEMARTIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora