Ammulets Parte I: Tom

Capítulo 19: Libera tu poder

Tempeste sonrió. Por fin había llegado el día en el que mostraría a todos su verdadero poder. Llevaba diez años soportando burlas infinitas. Sobre que si tartamudeaba, sobre si andaba cojo, sobre si era torpe. Lo más nuevo: había estado a punto de perder contra un mago simple. Pero había llegado el momento. Se concentró y cerró los ojos. Levantó una barrera de aire para que sus enemigas o sus ataques no pasaran y pensó en el viento. Se fundió con el viento. O, al menos, lo intentó. Sintió un gran golpe en la cabeza y vio que Alba había logrado de alguna manera traspasar la barrera ventosa. Claro, la chica podía absorber la magia. Pero Tempeste no le dio ocasión de volver a golpear. Se convirtió en una brisa que poniéndose delante de la joven, le dio un golpetazo. El mago del viento saltó justo para evitar la patada de Pauline y contraatacó con un minitornado que atrapó a la joven creciendo. Oyó a Alba gritar, y decidió jugar un poco. Comenzó a lanzar ráfagas cortantes que la chica trataba de esquivar. Gracias a su atrapasueños, logró llegar hasta donde su amiga, y con un gesto absorbió el tornado. Tempeste gruñó y usó su técnica de contención. Luego se relajó y de nuevo trató de fundirse con el viento. Lo consiguió, y pasó a la segunda fase del ataque. Invocó toda la magia que pudo, pero algo le volvió a golpear lanzándolo por los aires. Aterrizó con gracia y descubrió que sus enemigas le habían lanzado una espada. Había tenido suerte de que le diera el mango, pensó el mago oscuro. Pero en ese momento vio que ellas habían separado el filo del mango. Así, estaban utilizando el resto para acercar el atrapasueños de Alba. Tempeste trató de impedirlo, pero era demasiado tarde. Las magas se liberaron y se pusieron en posición de pelea. Tempeste, harto, invocó el atrapasueños y se lo quedó. Luego, volvió a efectuar la maniobra de contención añadiendo la prisión absoluta. Se puso a meditar. Se fundió con el viento, reunió toda la energía que pudo y pasó a la tercera fase. Invocó todo el viento de la sala, y probablemente el de Elementarial entero. Notó que Pauline y Alba tenían problemas para respirar, pero el mago del viento sabía que eran inmortales. A no ser que descuartizara los cuerpos, que los convirtiera en viento. Puso las manos en posición y dijo:

- ¡Viento infinito! 

La habitación entera explotó. El mago oscuro escapó convirtiéndose en una leve brisa que se posó en el tejado de la otra torre. Vio como la Torre Fuego, Viento y Metal se hundía. Bueno, solo se hundió la parte superior, los tres pisos de arriba. Tempeste había sentido que Mary estaba peleando en la sala de baile, en la planta tres, y Metalican no se encontraba en esa torre, así que poco le importaba. Suspiró y se dijo para sí mismo:

- Bueno, tarea acabada. Pero una voz de mujer le respondió:

- ¿Seguro? 

Albert estaba muy molesto. Primero, en el ataque a la Academia había sido derrotado por un simple soldado a diferencia de sus amigos, que cayeron bajo 6 Atributs. Luego, descubrió que su hermano había muerto. Después, necesitó la ayuda de Michael para derrotar a Axe (no como Pauline, Fer o Vincent). A continuación, una estúpida maga elemental le había derrotado de manera bochornosa: una pequeña ráfaga acuática le había tirado al suelo. Luego, le habían cortado la cabeza. Por último, habían sido engañados con una grabación de Marcus gritando para encontrase con la misma tía escamosa de antes. Genial. Fer estaba a su lado, pero al parecer se sentía inquieto. Supuso que estaba tratando de medir la magia de su adversaria, de manera que se sentiría abrumado por ese dato. Albert ni se lo pensó dos veces. Invocó dos lanzas heladas y su armadura blanca y se lanzó contra la maga elemental. Esta manipuló una pequeña corriente de agua y tiró al joven al suelo. Pero antes de llegar, el mago de hielo invocó unas láminas de hielo que le hicieron deslizarse por el agua y lanzarse a por su enemiga. Esta se tiró a la piscina. Albert volvió al suelo. La habitación estaba muy oscura y no se veía lo que había dentro de la enorme pecera. De repente, alguien dio dos palmadas y las luces se encendieron como por arte de magia. La piscina contenía una gran cantidad de agua, nada más. Bueno, por supuesto, estaba la mujer escamosa. Al ver que los dos jóvenes la miraban con cara extraña, soltó una risita nerviosa y dijo: