Capítulo 45

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-Deberías agradecérmelo dobe –murmuró este-, si no fuera por mí, Gaara hubiera entrado en pánico y se hubiera desmayado antes de que tu herida se cerrara.

Naruto inmediatamente bajó el brazo como un perrito adolorido y una mueca de dolor se presentó en su rostro, no sabía dónde estaba, de un momento para otro la cara de Gaara había desaparecido y ahora en su lugar se encontraba aquel azabache tan jodido.

-¿Gaara? –preguntó con pequeños gemidos.

Sasuke señaló a la camilla que se encontraba detrás de él con las cortinas cerradas: -Estaba cansado y se fue a dormir.

Su cuerpo empezó a mostrar los signos de cansancio y la pérdida de sangre, si se había levantado dentro de poco tiempo significaba que los nutrientes que Gaara le había inyectado habían hecho efecto en él.

-¿Cuánto tiempo estuve dormido?

-Como diez minutos.

Ambos se callaron y un silencio empezó a recorrer la sala. Gaara se había dormido casi al instante, por lo que los únicos consientes eran el rubio y el azabache.

-¿Qué fue lo que sucedió? -cortó el silencio Sasuke- ¿Por qué Gaara estaba tan asustado?

-¿Asus... Asustado? –susurró miedoso el rubio.

-Gaara jamás llora, no lo hace desde pequeño. Y tan solo ha pasado una tarde contigo para quedar traumado. ¿Acaso no sabes cómo mantener amigos dobe?

-Eso a ti que te importa.

Giró la cabeza con un poco de calentura. Lo sucedido le había llegado como un flash, el muelle, el mall, el estacionamiento, el tiroteo... y aquellos ojos. Aquellos ojos que una vez juró proteger. Entonces su mundo se vino abajo, como si el peso de la realidad fuera mucho más fuerte que el de su conciencia. Él había ido para matarlo.

Él era su presencia.

Se le escamaron los ojos y un leve picón le empezó a hincar, no importaba que tanto se sobara el párpado, seguía ardiéndole como mil soles. Su cuerpo jamás había reaccionado de esa forma, aquello era algo desconocido.

¿Se habría fijado si los nutrientes que Gaara le inyectó no estaban vencidos? Pero eso era imposible, él mismo los había fabricado y sabía que aquella cosas eran casi inmortales. Miró para arriba, topándose otra vez con aquella mano.

-¿Por qué estas llorando? –susurró el azabache.

Entonces rozó sus mejillas, y aquel líquido salado empapó sus dedos.

-Tú me odias y yo te odio, lo que me pase no debería importarte –jaleó el rubio. Con un suave golpe empujó la mano ajena y giró para la otra dirección. Tal vez no entendía los comportamientos humanos, pero aquello era como una pequeña estaca en su corazón. Escuchó detrás suyo como el pelinegro se alejaba, cosa que solo le remarcó lo tan solo que se encontraba. Sin embargo, sus nervios se pusieron a flor de piel cuando el sonido de una silla arrastrándose era entonado hasta el borde de su cama.

-Puede que te odie –murmuró el pelinegro una vez que se sentó-, puede que casi me hayas fracturado una costilla y en este preciso momento tenga ganas de golpearte. Pero tenemos un trato y no debo romperlo, ahora eres casi... un compañero. Y los compañeros –tragó saliva nervioso-, deberían al menos comunicar sus problemas.

Naruto dio un pequeño brinco acostado, pero no giró.

-Es por eso que no comprendo a los humanos –gimió-, cambian demasiado rápido sus emociones. Su odio es un semi odio que con cuestión de horas varia, ni siquiera creo que conozcan la palabra sacrificio. Sabes, mi vida nunca fue rosa.

Sasuke levantó una ceja, sin más aun así continuó.

-Dos cosas. TÚ también eres un humano por si no te has dado cuenta –el rubio soltó un bufido, pero Sasuke lo ignoró-. Y segundo, ¿Acaso la vida de alguien es color rosa?

-Tú no comprendes –redundó-, cualquier vida sería una rosa a comparación de la mía. Ni siquiera disfruto lo que las personas suelen disfrutar.

-¿Es por eso que los encerraron en un tiroteo?

Naruto al escuchar aquello, giró rápidamente quedando cara a cara con el pelinegro. Se había sentado en la cama de golpe y sus narices parecían estar rozándose. La respiración ajena calentaba el ambiente cual fogata, pero en la mente de Naruto no había otra frase que no fuera "Descubrieron tu secreto"

-¿Qué te contó Gaara? –balbuceó. Sus palabras fueron directo a los labios del moreno, pero este no retrocedió.

-Que si no quieres ser descubierto, necesitas por lo menos a una cuartada que te ayude a cubrir todo con las personas.

No sabía ni el por qué lo ayudaba, gracias a él había entrado a un sinfín de problemas. Pero el ver aquellos ojos mojados por pequeñas lágrimas era algo lo suficientemente grande como recompensa.

-No quiero tu pena. Yo me las veré como me arreglo.

-Intenta hacerlo con ese brazo herido –señaló, y Naruto se llenó de coraje-. Por si no te das cuenta, te has desmayado por pérdida de sangre, y no me importa si eres un mafioso o no, esto está claramente en contra de las reglas. Acabas de meter a otro alumno en un problema que ni siquiera era de él.

-¿Acaso quieres ser mi cuartada? -preguntó.

Sasuke movió la cabeza afirmativamente: -Pero me deberías un favor a cambio.

-Y si dijera que sí, "Señor coartada" –remarcó las comillas con sus dedos- ¿Qué es lo que harías?

El pelinegro pareció pensarlo, pero débilmente susurró.

-Jamás dejaría que alguien te vuelva a hacer llorar.

Naruto bajó la mirada y volvió a sentarse tranquilo en la cama, no entendía el por qué, pero acababa de ver a Itachi reflejado en Sasuke. En su acciones cabe recalcar. En ese momento se parecía bastante a su hermano, muy diferente del día anterior donde solo quería verlo fuera.

Era muy rápido para él el proceso, ni siquiera tuvo tiempo de pensarlo cuando escuchó salir de sus labios un vago sí.

-Pero me seguirás debiendo un favor –informó, y Sasuke soltó una pequeña risa.

-Y ahora tú a mí.

Ambos volvieron a quedarse callados un momento, pero solo esperando a que el tiempo pase rápido para poder ir a sus siguientes clases. Aun debía quedar una hora para el siguiente periodo, por lo que Sasuke aprovechó para informarse.

-¿Por qué te perseguían?

Naruto lo miró de reojo, y respondió lo mismo de siempre: -¿Por qué quieres saberlo?

-Tal vez para ayudarte, y que tú me puedas ayudar con las traducciones.

El rubio siguió mirándolo con curiosidad, hasta que una vez cansado murmuró.

-¿Si te dijera que si sabes más de mi pasado, podrías morir?

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Okay, me salió raro el capítulo, pero fue porque andaba apurada. Realmente no creí que llegaría a publicar hoy, pero aquí me tienen, lista y fresca para sentir con la historia.

Recibí varios mensajes de personas diciéndome que quieren pertenecer a la historia, y realmente estoy feliz de ver que hay tantos queriendo participar. Claro, aun espero a que se reúna más gente para pensar en una buena solución, pero cada participante igual tendrá un pequeño premio como consuelo.

Aun no he pensado cual podría ser, pero será uno muy bueno.

¿Qué tal mis escenas semi calentonas? ¿Alguno no llegó a pensar que se volverían a besar? Yo casi lo ponía de nueva cuenta, pero sería muy rápido para un segundo beso. Bueno, si lo logro publico dentro de algunas horas.

Pdta: Si quieren que les dedique un capítulo, escribanlo en los comentarios.

¡Voten y comenten!



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