Parte 1: Archivo 105

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- ¿Cuántos clientes has tenido hoy Chloe?

- Unos cuántos – le respondió Chloe a Mark, un viejo amigo del trabajo.

- Chloe, sé que no es fácil pasar por un mal momento.

- Solo cuesta superar, nada más. A nadie le gusta que su hijo sufra bullying.

- Bueno, eres psicóloga.

- ¿Qué tiene que ver eso? También tengo problemas.

- ¿No llegaste a entender que todo se soluciona? Si no me crees, revisa archivos viejos – tomó su café y fue directo a su sala.

Chloe se fue de la cafetería directo a su oficina, y abrió el cajón de archivos de historias de viejos pacientes.

Su sueño frustrado siempre fue ser escritora, por lo cual (de caprichosa) siempre escribió la vida de sus pacientes, o al menos, de los que le dieron un propósito para seguir.

"Todo se soluciona" repetía Chloe.

Archivo 105: Summer Thompson.

La paciente se ve triste, y confundida.

¿Cuál es tu nombre? ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde vives?

Soy Summer. Tengo 13 años, y vivo en la cuadra de enfrente a este lugar.

¿Qué te ha traído a este psicólogo?

Mi madre. Yo no creo en estas cosas.

¿Me hablarás de un problema actual?

No lo creo... yo creo ya haberlo superado. Pero no tengo mucha confianza con alguien para contarlo desde un principio y soltarlo, así que mi madre me trajo aquí.

Bueno, suelta.

- Suspira – Me llamo Summer. Y no me pusieron el nombre porque es verano en inglés. Solo les pareció lindo y ya.

Todo esto empezó en 2014. Primer año de secundaria, y todos los padres de mis compañeros emocionados sacando fotos. Los míos no.

Mi compañera de banco era Milena Bottoms. Fuimos amigas en primaria, pero pasaron muchas cosas en el medio que provocaron el alejamiento. Ella tenía su amistad con Melinda Gows, pero por lo que noté, se pelearon, por eso se sentó conmigo.

En primaria siempre tuve muchas amistades, generalmente con los chicos. Las chicas de ahí no me resultaban de confianza.

Atrás mío estaban dos chicas, Sophie y Luna. Luna está con nosotros desde el cuarto grado de primaria, y Sophie desde inicios.

Siempre me resultaron simpáticas, pero nunca se sabe en quién confiar.

- Luna – dijo la profesora de matemática - ¿hiciste la tarea?

- Claro.

- Respóndame la cuatro del punto cinco, por favor.

- Oh justamente es...

- 17 – la interrumpí en voz baja para que la profesora no escuchara-.

- La respuesta es 17 – le dijo Luna contenta a la profesora-.

- ¡Excelente!

Luna me miró sonriendo, con lo que parecía un gesto de "gracias, por ti mis padres me dejarán ir al cine en vez de estudiar".

Sonó el timbre de salida. Milena agarró su mochila como si afuera del colegio la esperaba Leonardo Dicaprio, o algo así.

- Summer – era Luna-.

- ¿Sí?

- Gracias.

- No es nada, era un punto fácil.

- Vamos a ir con Sophie, Michelle y Camila a mi casa ¿quieres venir?

- ¿Lo dices enserio?

- Claro.

Obviamente acepté. Michelle y Camila eran otras dos chicas del curso.

Fuimos en auto. Los padres de Luna resultaron ser muy graciosos, y las chicas más aún.

Hablé mucho con Sophie. Es una de las chicas más dulces que conocí, y más inocente. Ella me hizo entender que las rubias no son idiotas.

Luna se ríe de todo. Le conté que un día mi primo borracho intentó abrir la heladera con una llave, y se estuvo riendo por cinco horas. Es confiable.

En cuanto Michelle y Camila, no hablé mucho con ellas, pero resultan ser simpáticas, y amables.

Los padres de Luna me llevaron de vuelta a casa.

Podía decir que ya tenía amigas.





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