Capitulo 1

5 0 0
                                    

Había estado dando vueltas alrededor de esta inmensa cuidad, la verdad es que me agradaba, no era lo mismo que los Ángeles claro, pero tampoco me cerraba a la idea de que no me pudiera gustar, al fin y al cabo duraría un año completo aquí, Sam me dio las llaves de un nuevo apartamento, en el mismo complejo donde ella vivía, quería que tuviera un poco de espacio al mismo tiempo de alguna forma teniéndome cerca y bueno así es que lo recompenso.

A pesar de todo tipo de intento, la llave no entraba en la cerradura, haciéndome formular en la mente una buena lista de maldiciones. Resoplé frustrada y le metí un buen puntapié a la puerta provocando solamente que los dedos debajo del converse negro me dolieran. Empezaba a extrañar California.
-No creo que se abra así-musitó divertida una voz tan suave como el terciopelo pero al mismo tiempo tan rasposa, detrás de mí que hizo que mis pómulos tomaran un color rosado pálido .
Me giré avergonzada y me encaré con la perfección en persona. Noté cómo la boca se me abrió lentamente formando una "o" y cómo los ojos me destellaron de encanto bueno esta última creo que fue lo que paso.
Un hombre delgado pero fornido revestido de una piel suave y blanca, pero un poco bronceada y de cabello negro, corto un poco alborotado se situaba detrás de mí y de mi desordenado par de maletas azules que había dejado tiradas en el piso junto a mis pies.
-Emm... ah...-genial, no pude articular nada inteligible o que tuviese significado alguno.

-Déjame adivinar, eres nueva ¿cierto?-me sonrió mostrándome la perfecta hilera de dientes blancos, deslumbrándome.
Vaya, una perfecta sonrisa era enmarcada por unos labios aparentemente suaves y rosados; aquello era lo más bello que había visto en lo que había llegado a Seattle y me gusta, muchísimo eso

Sí-me aclaré disimuladamente la garganta- sí, me acabo de mudar de los Angeles.

Me sonrió con más ganas, como si me conociera de hace años y me desarmó por completo. Algo en mí corazón se estrujo.
-¿La puerta no abre?-quiso saber dándome una mirada de pues a cabeza con esos intensos ojos, creo que voy a desmayarme
-¿Ah? No, no...-bajé la cabeza para ocultar el traicionero rubor de mis mejillas-La llave no entra-expliqué.
-¿No entra? Hum... ¿Me permites?-estiró la mano con la palma extendida hacía arriba. ¿Qué me creía? ¿Una tonta?
Me atreví a levantar la vista para mirarle, era dueño de unos bellos ojos donde parecía que el mismísimo Picasso había creado una obra de arte en diferentes tonos de gris. Le di la llave confiando completamente en aquel hermoso extraño.
Se acercó a la puerta de aquel departamento e intentó sólo una vez meter la llave a la cerradura, cosa que no funcionó.
-Hum...-la miró-Creo que te dieron la llave equivocada.
-¿Tú crees?-dije, sarcástica.
El rió y el soplo de su risa me acarició el rostro. Me obligué a aterrizar de nuevo en la Tierra puesto que había volado más allá de la última nube del cielo.

-¿Eres... vecino?-pregunté esperanzada, anhelando realmente que dijera que sí, que era dueño de alguno de los otros departamentos que había en ese edificio.
-Sí, justamente el de al lado a tu derecha- volteé la cabeza para a mi derecha encontrarme con una hermosa puerta de caoba con un muy bonito numero 40 tallado en dorado en el centro de la puerta.

-Interesante-Puse mi cara de póquer aunque me decían que más se asemejaba a una extraña mueca, pero aun asi lo intente, no perdía nada. ¿O sí? Voltee mi cara de nuevo al extraño en frente -¿Y tú eres...?

-¡Oh! Perdóname, qué descortés. Me llamo Caleb Taylor -me extendió la mano para saludar.
Miré su palma esperando que yo la tomase y así lo hice.

-Bueno, Caleb. Mi nombre es Aberie McKesson pero puedes llamarme Abby -uní mi mano a la suya y estás se fusionaron como dos engranajes hechos a la medida.

-Bueno Aberie, ya que estamos hablando de llamarnos, me das tu número de teléfono? Y asi puedo darte un tour por Seattle -Genial, al ver como su lengua acariciaba mi nombre me hizo sentir ya mariposas en el estomago pero, lamentablemente ya he tratado con chicos como este, les das tu numero esperas su llamada, te llaman sales a comer y bam! Decepción y dolor me he forjado a mí misma a no sentir nada a primera vista después de que Adam mi último novio resultara ser el hombre más patán que habría conocido jamás me jure a mí misma no volver a caer jamás en el mismo juego y he estado haciendo un muy buen trabajo con eso hasta ahora, porque además es la misma historia con los demás, si no les gustas no te vuelven a llamar sin ningún tipo de remordimiento, caes en digamos depresión porque quedaste muy enganchada al momento de conocerse y hasta ahí llegaste en la vida, pero si les gustaste, siguen hasta querer su objetivo final, llegar hasta tus faldas que al final termina en lo primero te desechan como un perro, y no miran hacia atrás, y la que sale perdiendo eres tu.

-No, no puedes- Y con una linda y bella sonrisa solo como Aberie McKesson la puede hacer di la vuelta y me dirigí al ascensor para encontrarme con Sam y dejando a un muy atractivo Caleb con sus bellos labios debilitándose al caer su sonrisa y con un poco más de suerte su ego, Abby uno, Caleb cero.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 17, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ignis -A love story.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora