II

116 8 0
                                    

-Esta cola va a matarme. - La chica suspiró, poniéndose el pelo tras la oreja. Levantó la vista, viendo como un chico rubio y por lo visto idiota le guiñaba un ojo mientras la desnudaba con la mirada. Charlotte movió ligeramente sus hombros a la vez que su cabeza, poniendo una cara coqueta mientras le sacaba el dedo corazón de ambas manos a aquél capullo.

-¡Charlie! ¿Qué demonios haces? - La aludida se giró sonriente hacia su amiga, señalando al idiota rubio y a la panda de descerebrados que iban con él. Hayley se cruzó de brazos y repitió el mismo gesto que su amiga hacia el grupo de chicos que se reían mientras las observaban desde lejos. - Papá llegará de un momento a otro, si pasa algo les pateará el culo, creeme.

- Mira, por ahí viene. - Charlotte señaló al hombre, que venía sujetando dos botellitas de agua que extendió hacia las chicas cuando puedo llegar hasta ellas.

-Papá, esos idiotas nos estaban tirando los tejos. - Hayley señaló a los mismos chicos que se habían insinuado desde lejos a su amiga, haciendo que su padre pusiese su cara de Terminator y chocase su puño con su palma. El rubio puso cara de asustado, girándose hacia el frente, provocando una sonrisa triunfante de la niña de papá.


Charlotte, después de haber tomado media botella de agua de un trago, puso los ojos en blanco, sabiendo que su mejor amiga habría acabado en algún espacio cerrado, sin ropa y encima de alguno de esos engreídos si no fuera por que papi a.k.a la torre de piedra hubiese estado presente aquel día. Mientras esperaban, vio como una mujer bien vestida con un porte serio se acercaba a Robert, el padre de su amiga, que les hizo señas a ambos para que lo siguiesen. Mientras caminaban hacia otra entrada del estadio la rubia sintió cómo su amiga le apretaba el brazo y le clavaba sus uñas en su muñeca.


-¡Auch! - Charlotte miró a Hayley de forma acusadora, y vio a esta observar de una manera extraña a la mujer que iba hablando con su padre solo unos pasos por delante de ellos. - ¿Qué demonios te pasa?

- Es Kayleen Smith - Hayley susurró lo más bajito que pudo hacia su amiga - La representante de Matt. 


Charlotte conectó la información en su cerebro, comprendiendo por fin la reacción de su amiga. Hayley había estado la última semana hablando sin parar de las entradas VIP que un boxeador famoso le había regalado a su padre, ya que Robert había sido uno de sus primeros entrenadores hacía ya muchísimos años. La chica le había leído unas veinte veces la página de Wikipedia del tal Matthew 'The Brain' Kingston, saltando emocionada por todo el apartamento que compartían desde el primer curso de Universidad. Le había puesto casi todos los combates del hombre, que resultó ser apenas unos años mayor que ellas, aunque Charlie prefería taparse los ojos o hacer como que miraba mientras intentaba ignorar toda esa sangre y los golpes. No es que le diese miedo, es que después de una semana entera se había cansado de tantos labios rotos y sangre por todas partes. Después de todo el asunto de la Wikipedia y las tres mil repeticiones de los últimos combates del tal Matthew, Hayley le había contado chismes sueltos que había averiguado Dios sabe donde, además de evidenciar su ya clara obsesión con Kayleen, que ahora que la miraba, era verdad que era despampanante.

La mujer les sujetó la puerta hasta la que habían llegado momentos antes para que pasasen todos ellos por delante, acción que provocó otro poco ligero apretón de las uñas de Hayley en la piel de su amiga. Seguro que al día siguiente descubría cicatrices en aquel lugar.

Al cabo de un tiempo de volver a perseguir a Kayleen por miles de pasillos, llegaron hasta el ring, rodeado por butacas por los cuatro lados. La mujer los dirigió a uno de los lugares más cercanos a este, haciendo que se sienten justo en segunda fila.


-Faltan menos de cinco minutos, así que no tendréis que esperar mucho. Volveré en un rato.


La mujer se marchó, moviendo su pelo platino al girarse hacia una de las salidas que se dirigían a los vestuarios. La gente entraba, colocándose en sus lugares correspondientes, llenando todo el estadio entero. La chica envió un mensaje a su padre con una foto incluida, intentando darle envidia, lo que consiguió muy fácilmente. Mientras, Hayley volvía a recitar de memoria la página de Wikipedia sobre Matt cuando una chica que no parecía ser muy alta a pesar de sus altísimos tacones entró desde el mismo lugar por el que había desaparecido antes Kayleen. Charlotte volvió a sentir las uñas de su amiga cuando la chica pelirroja se aproximó hacia ellas, sentándose en primera fila, no sin antes arreglar su ajustado vestido. Hayley se inclinó hacia su amiga, susurrando en su oído.

-Esa es Lily Fox, la mejor amiga de Matt. - Charlie observó a la chica pelirroja, que parecía nerviosa mientras no dejaba de cambiar su pelo de lugar. - Dicen que hace siglos desde que se conocieron. Matt siempre habla de ella en sus discursos, siempre le da las gracias y esas cosas. - Un chico moreno entró, sentándose a su lado. La cogió de la mano y se la apretó, mientras ella se giraba hacia él y se colocaba un mechón de su pelo tras la oreja, visiblemente preocupada y nerviosa. Charlotte alcanzó a escuchar un 'Todo estará bien' por parte del chico, y observó aún más a la tal Lily. - Leí por algún lado que ella es la única que ha estado con él desde que se buscaba la vida en peleas clandestinas y la única que iba a visitarlo cuando estuvo en la cárcel. Ha sido un gran apoyo para él.

-¡Pero si es una cría! - Charlotte exclamó aquello entre susurros tras haber estado observando atentamente a la chica sentada justo delante de ella, que tenía una cara de bebé que claramente le restaba años. Charlie sacudió la cabeza, viendo hacia donde iba el asunto. Estaba siguiéndole la corriente a su loca amiga obsesionada con un boxeador. Pero aquello le interesaba de alguna manera, después de todo, era una chica a la que le encantaban los chismes. Sean sobre quien sean. Hayley se encogió de hombros ante la exclamación de su amiga mientras ponía un cubo de palomitas entre ellas y empezaba a comer. - ¿Vamos a comer viendo toda esa sangre?

-Tiene diecinueve años. Y sí, vamos a comer viendo toda esa sangre. - La chica volvió a encogerse de hombros y la miró sonriendo y achinando levemente sus ojos. - Si no quieres, me lo puedo quedar yo todo. 


En aquel momento, una voz comenzó a anunciar los nombres de los luchadores, que salieron en el mismo orden en el que habían sido nombrados. Charlotte observó a Matthew detalladamente cuando este salió al ring acompañado de una expresión algo seria y con su entrenador siempre a su lado. Aún así, con esa expresión seria en el rostro, le pareció uno de los hombres más guapos que había visto, dándose cuenta de que sí que era diferente a como se veía en la pantalla del televisor.

La voz del comentador seguía hablando y Charlotte ni se daba cuenta de lo que pasaba alrededor. Se había concentrado demasiado en Kingston, en sus movimientos y en todos los detalles de su persona. Vio como chocaba el guante con su contrincante, girándose hacia Lily y sonriendo levemente, momento en el que se sintió estúpidamente celosa, aún sabiendo que ni se conocían.

Charlotte no se esperaba lo que venía a continuación. Matt pareció mirarla a ella directamente, volviendo a sonreír como lo había hecho con su amiga, guiñando el ojo de forma que casi nadie se dio cuenta. Casi nadie menos ella y Hayley, a la que se le habían caído las palomitas de vuelta al cubo. Charlie sonrió de vuelta, sintiéndose algo feliz por ninguna razón en particular.

Aunque no todos los días puedes decir que un boxeador famoso te ha guiñado un ojo.





Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 18, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora