Capítulo 1

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—¡¡CELESTIA!!-gritó una de las sirvientas de Zelda, e jefa de nosotras-.

—¿Si?-contesté de lo más tranquila, mirando desde el balcón de la habitación de la princesa-.

—¿¡Qué haces que no estas trabajando!?-dijo y enfadada se acercó a mi-.

—Sólo estaba descansando un rato, Melissa-dije tímidamente-.

—¡¡Nada de descansar!!. ¡¡Ponte a limpiar y deja de soñar con tu príncipe!! ¡Hay mucho que hacer y tú aquí!-dijo gritándome y cerrando la ventana de un tirón-.

—S-si,Melissa-dije agachando la cabeza-.

—Ufff niña...-susurró- Toma-se acercó a la cama de Zelda y quitó las sábanas de un tirón- llévate esto a la lavandería, y las lavas-se acercó a mi y me tiró las sábanas a la cara, suerte que logré cogerlas- venga, has algo para variar-después de decir eso salió de la habitación-.

—Ufff...odio mi vida-susurré y me agaché para coger bien la sábana-.

Me acerqué a la pequeña cesta que llevó casi siempre a todos los lados...si, tengo que llevar una cesta a todos los lados por mi trabajo. Puse la sábana dentro y cogí la cesta. Cuando iba a salir de la habitación, miré para un lado y vi el tocador de la princesa. Vi mi reflejo en el. Me quedé un rato observándome. ¿Cómo llegué a trabajar aquí?...no lo se...no me acuerdo de nada...desde aquel incidente en Villa Kakariko. Muchas casas se quemaron, incluida la de mis padres...Mis padres...

Toc toc- tocaron la puerta y salí de mi trance-.

— Eh...¿si?-dije y abrieron la puerta, era Impa.

—¿Qué estas haciendo aquí?-me preguntó tranquilamente-.

—Pues no es obvio...estoy trabajando-Fue lo que pensé. Pero estamos hablando de Impa, la protectora de la princesa, tengo que hablarle con más respeto- pues...yo iba a-miré para las sábanas, mostrándoselas, ella miró y entendió-.

—Oh, entiendo -se hizo a un lado, dejándome salir-.

—Pronto vendrá alguien y pondrá las sábanas limpias-dije saliendo de la habitación. No escuché nada de parte de ella.

Bajé las escaleras de Caracol que hay en los castillos. Si, la habitación de la princesa está en una de las Torres de este. En la torre más alta del castillo. Bajé las escaleras, mirando para el piso para no tropezarme. Cuando llegué a la punta abajo, había una puerta de madera. La abrí y me encontré en la sala principal. Había guardias haciendo su trabajo.

—¡Hola! ¡buenos días!-dije pasando por sus lados-.

—¡Buenos días, señorita Celestia!-me saludaron y siguieron con lo suyo-.

Caminé hasta la otra punta del salón. Donde había otra puerta igual que la de la torre. Entré y llegué a la cocina. Estaban las otras sirvientas, pero ellas eran las más mayores. Yo soy la sirvienta más joven de aquí. Caminé entre las cocineras. Algunas hablaban de cotilleos y otras trabajaban.

—Ups...permiso-dije elevando la cesta y mirando al piso para no tropezarme-permiso, permiso...

—¡Celestia!-me hablaron a mi lado, me giré y vi que era Iriana. Es una de las cocineras, es más grande que yo, por dos años-.

—¡Iriana!-me acerqué a ella. Estaba cortando zanahorias- ¿Qué tal?

—Yo bien, trabajando como tú-dijo mirando mi cesta. Reímos las dos-.

—jaja si-dije poniendo mi cesta encima de un taburete pequeño de madera que había ahí-.

—Oye ¿te enteraste?-dijo las cocineras que estaban hablando-.

—si, me parece muy fuerte. ¿Cómo crees que será? ¿Será guapo como dicen algunas?

—No lo se, sólo escuché que probablemente le pedirá matrimonio a la princesa.

— oh ¡Que fuerte!

— jaja ¡Si!

—Oye...¿de qué están hablando?-susurré mirando a Iriana-.

—Mmm...no lo se...a mi no me gustan esas cosas-dijo mi amiga, poniendo las zanahorias en un bol-.

—...¿Mhmm?...esta bien...-cogí mi cesta- bueno, voy a seguir con lo mío-dije caminando hacia otra puerta-.

—adiós, nos vemos después-dijo Iriana, desciendo se con la mano-.

Seguí mi camino y atravesé la puerta de madera. Llegué a la parte de atrás del castillo. En el campo de batallas. Tenía que pasar por un gran pasillo hasta llegar a la otra puerta. Allí era la lavandería. Pero tenía que pasar entre los soldados para llegar a ese pasillo. No tengo ningún problema con los soldados pero algunos...digamos que son muy pervertidos.

—Hey, chicos. Mirad que tenemos aquí. Si es Celestia-dijo uno de los soldados acercándose a mi-.

—Hola, David-dije y seguí caminando pero David me atrajo a él y rodeo con su brazo mis hombros-sueltame, por favor.

—¿Qué pasa, nena?-dijo en mi oído- ¿Quieres que después de mi entrenamiento nos vemos en mi cuarto?-dijo en un tono sensual-.

—No, ahora sueltame-dije intentando me separar de él. Pero como siempre, el chico es más fuerte- ¡sueltame! ¡Búscate una puta en mi lugar!-dije mirándole a los ojos-.

—Oh vaya...si parece que La Humilde Sirvienta tiene carácter-dijo riéndose-.

—Jajajaj -se rieron algunos soldados-.

—Vamos, David. Déjala ya, tío-dijo alguien detrás de mi. Me giré un poco y era Pipit, uno de los soldados y espadachines más bueno de todo Hyrule.

— ¿y si no qué?-dijo David apretando su agarré contra mi-

—Si no, te echaré de la academia de caballeros-dijo una voz femenina detrás de nosotros. David se puso pálido y me soltó. Me giré y me encontré con La bella princesa. La princesa Zelda, junto a Impa.

—P-princesa...y-yo-se intentó disculpar David pero Zelda le interrumpió-.

—No me digas, ve a entrenar con los demás-sonó un poco fría-.

—P-pero...-David no pudo terminar la frase ya que Pipit le interrumpió-.

—Venga, andando. ¡Ya has oído a la princesa!-dijo dándole empujoncitos a David. Pasó por mi lado y me guiñó el ojo, a lo que yo me sonrojé. 

Cuando se fueron, quedaban algunos cuantos soldados pero no pasaba nada. Me giré quedando frente a la princesa. Ella miraba para David, el cual lo perdí de vista al doblar la esquina. Me giré y vi que Zelda me miró, sonrió. Y reaccioné.

—Pr-princesa...-dije tímida e hice una reverencia-.

—Oh no hace falta que hagas eso...Celestia, ¿verdad?-la escuché decir.

—S-si-dije tímida-.

— Disculpa a David, yo misma me encargaré de que no vuelva a molestar a ninguna de las sirvientas-dijo amablemente-.

—Princesa...la reunión-dijo Impa.

—Oh si, es verdad-me miró- Bueno, si me disculpas, me tengo que ir-dijo haciendo una reverencia y saliendo junto con Impa-.

—si...-me quedé quieta un rato...¿reunión?...será de lo que hablaron antes las cocineras..pero bah...no es de mi incumbencia.

Cogí mi cesta y caminé hasta llegar al pasillo. Atravesé la puerta de madera y llegué a la lavandería. No había nadie, mejor para mi. Cogí las sábanas y las puse en una cubeta. La llené de agua y puse un poco de jabón. Empecé a lavarlas, restregando la con el mismo jabón. Las remojaba en el agua y las sacaba para restregarlas con la pastilla de jabón. Así hasta que el agua quedó sucia y las sábanas blancas. Las tendí para que se pudieran secar. Una vez terminado. Cogí mi cesta y salí de allí. Ahora me toca fregar el salón del trono. Ains...


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Continuará...






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⏰ Última actualización: Jan 18, 2016 ⏰

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