Una Carta

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Perdóname:
sé que ahora te incomoda mi presencia,
deber saber
que no me importa tu rechazo, tu inclemencia,
tanto te amé,
y acostumbrado a tu absoluta indiferencia
esperaré,
porque tú eres la razón de mi existencia.

Perdóname:
yo no conozco en este mundo otra manera,
tú sabes bien
que soy capaz de esperarte la vida entera
hablar de ti:
con las gaviotas, con la luna y las estrellas,
solo de ti,
que cada día que te miro es primavera.

Y vive en mí
la ilusión de hacer volar esa cometa
como una luz acariciando tu silueta
y entre los astros te mirarán sonreír.

Eternamente
como el perfume de todas las violetas
que me regalan día a día tu presencia
y no me importa esperar siempre por ti.

Y soy feliz.

Bitácora Preludio Al Sonido De La Última TrompetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora