"...You're the only love i ever want. I only want to make it good. So, if i love you a little more than i should, please forgive me. I know not what i do, please forgive me ¡I can't stop loving you don't deny me this pain 1m going through ¡please forgive me! If i need you like i do, ¡Please believe it every word i say is true! ¡Please forgive me!... I can't stop loving you..." [1]
«¿Cuántos días hacen falta para dejarse morir de verdad?»
Me pregunto en repetidas ocasiones, pero aún sigo vivo; muy a mi pesar sigo respirando.
Desde la cena han pasado nueve días y no han sido suficientes; no he comido, ni he dormido y no me importa hacerlo, porque la mayor razón para estar vivo no está más en mi vida.
«¿Cuántas veces la he llamado? ¿Cuántas veces he ido a buscarla al trabajo?», indago en mi fuero interno, y concluyo que también son demasiadas, pero en cada una de ellas, Vannia se ha negado a mirarme a los ojos, o simple y sencillamente se ha alejado ignorando mi presencia. Ella ha mantenido su promesa y no me ha dirigido siquiera un saludo, me ha sacado de su vida con tanta facilidad, que algunas veces también me pregunto si su amor por mí fue real.
Tumbado en mi cama, reviso una y otra vez el móvil y aún conservo la esperanza de que ella se contacte conmigo, pero es pedir a un olmo que de peras. Si existe alguien obstinada y orgullosa, esa es Vannia Fernández, y sé que la causa de su orgullo soy yo.
Mientras me muevo ansioso sobre las mantas de mi cama, recuerdo una y otra vez la escena en el restaurante y mi ánimo flaquea cada vez más. No entiendo cómo puedo seguir sintiendo algo, si las fuerzas que tengo son casi inexistentes.
Tocando la puerta, mi madre entra a mi habitación con una charola de comida y luego de dejarla sobre una mesita, se acerca hasta mi cama para sentarse en el quicio:
—Hyun, hijo mío, tienes que comer algo. Mírate estás tan delgado, que tengo miedo de verte morir en un estado tan lamentable.
La observo y veo su preocupación, pero también noto la culpa que se le trasluce por las pupilas. Ella ha sido, en gran parte, quién me ha puesto en esta situación, y a pesar de saberlo, no puedo culparla. Es mi madre:
—No tengo hambre, madre —digo, a penas en un suspiro—. Llévate la charola a dónde quieras, pero por favor no la dejes en mi habitación. Quiero estar solo.
—Pero, hijo... no puedes continuar así.
—Claro que puedo hacerlo, madre y lo haré. Lo haré hasta que no pueda más y la vida se me escape de verdad.
»En este momento, lo único que quiero es morir, madre, y no quiero que tú veas cuando suceda.
—¡No puedes decir eso, Kim Hyun Joong! No voy a permitirlo porque soy tu madre y quiero lo mejor para ti... siempre ha sido así. Sólo he buscado tu bien.
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ES LA HISTORIA DE UN AMOR...
RomanceTodo sucede en un momento. Todo transcurre en un instante. Cuando conoces al amor de tu vida, ni siquiera el propio tiempo puede hacer que de ti se aparte... Hoy, sentada frente a la sala de espera del aeropuerto internacional de Incheon, en Seúl, e...