Prologo

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Los ruidos de los cristales que cayeron al suelo se escuchaban por toda la casa y el grito sombrío de Erik sonó un eco escalofriante.

–señor se encuentra bien?- pregunto uno de sus hombres

–esa maldita loca quiso matarme! Quiero que la encuentren y la traigan a mí-

–como usted diga- ... pero cuando fueron a buscarla fue demasiado tarde pues la pequeña niña huyo sin ningún rastro de su paradero, y tampoco se podía asegurar si estuviera viva.

Dormunt, tres semanas después

–Seguramente la niña se sentirá como en su hogar-

–mi esposo y yo estamos muy emocionados por conocerla!-

–En un momento la traeré, solo aguarden un segundo- la mujer se levantó de su silla y fue en busca de la niña que estaba a punto de conocer a sus nuevos padres

Cuando regreso, venía con una hermosa pequeña agarrando su mano. Al principio, la pequeña observaba a la pareja con temor...la joven pareja se acercó con cautela a donde se encontraba la pequeña para que no se asustara.

–Descuida pequeña, no vamos a lastimarte- dijo y sonrió con ternura la mujer

–Anda Doris, no tengas miedo-

–Doris es su nombre pregunto ella-

–Desde ahora su nombre será Charlotte- afirmo con autoridad el hombre

–No tengo ningún problema en que conservé su nombre-

–Miranda he dicho que así la llamaremos, es un nombre hermoso no lo crees?-

–Quien decide cómo será llamada es la misma Doris- dijo al fin la mujer que llevaba a la niña

–Charlotte? Es mi nombre? Es muy bonito!- dijo al fin la pequeña luego de llevar un rato sin dirigir alguna palabra

–te gusta ese nombre mi amor?- pregunto la chica quedando a su misma altura y esta con brillo en sus ojos le aseguro –entonces no hay ningún problema, creo que Doris...lo siento Charlotte está muy feliz con su nueva familia oh claro! Y su nuevo nombre

–te aseguro que le daremos todo el amor que se merece verdad David?-

–Esta princesa será muy feliz- se acercó a la niña y la cargo en sus brazos, la niña con una bella sonrisa le pidió a ahora su nuevo padre que la cargara en caballito y este por supuesto accedió con gracia

Al salir del orfanato, se dirigían al auto

–Espero y hagan muy feliz a Charlotte-

–ella estará muy bien con nosotros, además creo que se sentirá muy bien compartiendo con alguien de su edad y me refiero a nuestra hija Kate-

–dirás tu hija! Corrigió David

–disculpe, no quiero entrometerme pero a que se refiere con que es solo su hija?-

–Solo bromea..- fue lo único que pudo responder Miranda antes de subir al auto y dejar que su corazón se partiera en mil pedazos, su esposo siempre le reprocharía lo que ocurrió y la estaría castigando siendo indiferente su propia hija, me refiero a Charlotte.

Los años pasaron y las dos hermanas crecieron muy unidas, Charlotte de 15 y Kate de 16 que estaban a punto de ser separadas por un secreto que ya no podía ocultarse...

–cómo pudiste hacerme esto?! Porque el Kate? No te basta con ser la más popular de la escuela?- decepcionada de su hermana

–Charlotte no es lo crees, solo déjame explicarte-

–que vas a explicarme? Que tu novio es el chico que amo? Ya deja de actuar como si todos estuviéramos en tu contra y admite que me lo robaste-

–No! No es así!! Confundes las cosas, y por eso cuando supe que era el al que amabas decidí alejarme de él, lo hice por ti

–no, lo hiciste por ti...

Charlotte se alejó de su hermana muy decepcionada y con lágrimas derramándose por su rostro, Kate aun así la siguió y no iba a darse por vencida hasta que su hermana la escuchara...

Iba tras de ella

–Charlotte espera! Por una maldita vez en tu vida deja que yo de mi versión de las cosas, escúchame por favor!

–Vete y déjame sola! No me sigas más!!

–no voy a dejarte en paz hasta que me escuches y sabes lo obstinada que soy-

–que te vayas Kate!-

–No! No y no!

Charlotte seguía adelante sin deseos de ver a su hermana mientras Kate iba tras ella intentando convencerla de que la escuchara cuando no se fijaron que unos hombres las seguían y no parecían amables.

–Oh vaya pero que hermosos ángeles cayeron en este lugar- uno de ellos hablo con un poco de picardía en su voz mientras que el otro reía

–crees que serían perfectas para el negocio?-

–por supuesto!-

Las chicas reaccionaron a lo que los hombres murmuraban pero ya era demasiado tarde para huir, estaban es sus manos...

Oscuro Atardecer (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora