¿El Príncipe de París? ¿Una de las personas más importantes de Francia estaba frente a Alicia... ayudándola? El mundo es un pañuelo, sin duda alguna.
- ¿En serio eres un príncipe? - Preguntó Alicia.
- Ya sé que es poco creíble y que lo más lógico es que pienses que soy un loco o algo así. - Dijo él. - Pero puedes creerme y confiar en mi... ¿Podrías?
- Si.
- ¡Gracias! - Dijo este, dándole un abrazo.Alicia estaba un poco incómoda por el abrazo tan repentino que le dio Alexander, o también conocido como, "El Príncipe". Este la soltó sin notar la incomodidad de Alicia. A penas había acabado aquel abrazó cuando se oyó la voz de una dama.
- Príncipe Alexander. - Dijo. - El Rey, su padre, quiere hablar con usted ahora y en la sala principal.
- Claro. - Dijo él. - ¿Puedes esperar un rato acá? - Le pregunto a Alicia.
- Supongo. - Dijo ella.
- Gracias. - Le susurró. - ¡Julieth! - Le gritó a la dama. - ¿Puedes esperar junto a Alicia para que no esté sola?
- Si, joven Alexander. - Dijo, haciendo una reverencia mientras pasaba al lado de ella.¿Alguna vez te has sentido extraño por estar junto a una persona que no conoces o a la que no le hablas? Pues bueno... así se sentía Alicia. No era lo mismo que al estar junto a Enrique o Alexander. La sonrisa de la llamada "Julieth", le incomodaba un poco ¿Por qué? Pues porque solo le sonreía y no le hacía ninguna pregunta. Era como si solo le hablará a la realeza y sus compañeros de trabajo. Era raro, en conclusión.
- Oiga... - Dijo Alicia. - ¿Usted sabe por qué estoy aquí?
- ¿Usted no lo sabe? - Dijo.
- No.
- Si usted no sabe nada de los planes del Príncipe Alexander, menos lo sabré yo. - Le dijo. - Salió en la mañana sin decir nada a sus padres y de ahí no se más. No sé para qué o por qué salió.
- No lo entiendo. - Dijo Alicia.
- Aunque... - Dijo la dama. - No creo que sea eso... pero podría ser.
- ¿Qué podría ser?
- Que usted sea la... - Dijo la dama antes de ser interrumpida por la voz de un compañero.
- ¡Julieth! El Príncipe Alexander dijo que yo me encargara de ella. El Rey solicita tus servicios.
- Gracias por avisar, Víctor. - Dijo ella. Y se fue... sin decirle nada más a Alicia... se fue.- Señorita. - Dijo el muchacho, llamado Víctor. - Acompáñeme por favor.
- ¿A dónde?
- El Príncipe quiere que la lleve a la sala principal.
- ¿Para qué?
- No lo sé señorita. El Príncipe solo me dijo eso.Alicia acompaño en silencio al joven y entraron a la casa... que digo casa... ¡Al palacio! Aunque parecía un poco indiferente al observar todo lo que había camino a la "sala principal", no lo estaba; ella seguía sin creer que estuvo la mitad de su día en compañía de un chico perteneciente a la realeza y que vivía rodeado de lujos.
La "casa", parecía pequeña desde afuera... parecía. La realidad era que esta "casa", era enorme. Como cualquier otro palacio, como lo era el de Versalles, tenía hermosos jardines rodeándolo. Alicia observaba cada "pequeña" pintura, cada fino detalle y la arquitectura de aquel lugar. En eso oyó la voz de Alexander y por curiosidad, ella volteó a ver con quién hablaba.
- Por favor. Ya le dije como son los chicos ¿Podrían ir a traerlos? No quiero que...
- Si Príncipe Alexander. - Dijo interrumpiéndole. - Entiendo bien. En unos momentos salen a buscarlos.
- Gracias. - Dijo Alexander y se dio la vuelta, viendo a Alicia.- Hola. - Le dijo él a Alicia y luego volteó a ver al otro chico. - Víctor, puedes retirarte.
- Sí joven. - Dijo, haciendo una reverencia para Alexander y otra para ella.- ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada? - Le preguntó él.
- No mucho.
- ¿Qué oíste exactamente?
- Que mandabas a unas personas para buscar a otras personas.
- ¿Solo eso?
- Si.
- Gracias al cielo que Dennis me interrumpió. - Dijo en un "susurro".
- ¿Dijiste algo?
- ¿Qué? No. No dije nada. - Dijo un poco nervioso. - ¿Me acompañas?
- ¿Para qué?
- Quiero que conozcas a mis padres y a mi hermana.
- Está bien.De nuevo... Alexander intento tomar la mano de Alicia... ¿Qué este no aprende que no le gusta que la tomen de la mano?
Caminaron, uno a la par del otro, rumbo a la dichosa sala principal. Al estar allí había un hombre rubio al igual que Alexander, una mujer castaña y una chica pelirroja. El hombre era alto, bastante delgado y tenía ojos cafés. La mujer era un poco más baja que el hombre y tenía ojos verdes. La chica... vestía de forma contraria a sus padres y Alexander. Ella era pelirroja con ropa casual... como lo haría cualquier persona normal y no de la realeza ¿Vestidos? ¿Faldas y camisa formal? No... vestía una blusa anaranjada y un pantalón negro con un suéter blanco a juego con los adornos de su blusa.
Quizás estén pensando que por ser pelirroja es una chica ruda y todo eso... pues no.
- Te presento a mi padre, Fernando. Mi madre, Érica. Y ella... - Dijo señalando a la pelirroja. - es mi hermana Isabel.
- Tú llámame Isa. Isabel suena muy formal ¿No lo crees? - Le dijo a Alicia, tendiéndole la mano para saludarla y esbozando una radiante sonrisa.
- Está bien. - Dijo tomando la mano de esta.
- Es un gusto conocerte. - Dijo el padre.
- ¿Eres amiga de Alexander? - Preguntó la madre.
- Eh... - Dijo ella.
- Si mamá. Ella es mi amiga. La conocí hoy pero me agrado mucho. - Dijo Alexander, sonriéndole a Alicia.
- ¿Y tú jovencita... cómo te llamas?
- Alicia... Alicia Bellerose. - Dijo.
- ¿Bellerose? Interesante... - Dijo la madre.
- ¿Qué tiene su apellido? - Preguntó Alexander.- A parte de hermoso, claro.
- Yo una vez conocí a una chica que tenía ese apellido igual que tú... ¿Tú de dónde eres?
- Yo soy de Marsella. - Respondió Alicia.
- Oh...- Dijo ella. - ¿No eres de por acá?
- Venía de viaje... con unos amigos. - Dijo ella.
- ¿Ah sí? ¿Y tus amigos? - Dijo el padre.
- Están en Notre Dame... probablemente.En eso se oyeron unas voces bastante conocidas para Alicia. O mejor dicho... un gritó indiscreto muy conocido y una voz tratando de calmarla casi recién conocida.
- ¡Suéltenme!
- Pero no te están agarrando... - se oyó una voz masculina.
- ¡Da igual! ¿¡Por qué estamos aquí!? ¿¡Quiénes son y que quieren de nosotros!? - Se oyó la voz... poco discreta.
- Fueron ordenes, señorita. - Dijo alguien.
- ¿¡Ordenes!? ¿¡De qué loco!? - Gritó.
- Tranquila... - Dijo la voz masculina.
- ¿¡Cómo diablos quieres que esté tranquila!?
- Tú solo cálmate y deja que estos señores hablen sobre... - Dijo él. - ¿¡Alicia!?
- ¿Alicia? - Preguntó confundida.
- Hola Enrique... hola Patricia. - Dijo Alicia... mientras observaba.Ambos dirigieron su mirada hacia ella... ¿Qué hacían allí? ¿Ordenes de quién y por qué?
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El Espejo mágico de París.
RandomAlicia... ¡Ay, Alicia! Tan fría como el hielo, tan sola, tan triste ¿Por qué eres así, Alicia? Alicia siempre ha sido así; menosprecia a la chica del espejo y a la misma que mira en el reflejo de su ventana ¿Quién es esa chica? Muchos sienten curio...