Carlos Rosales es un hombre de 26 años que nació en Madrid, España, a los pocos meses de haber nacido comenzó a caminar, y no paraba de hacerlo, le encantaba.
Cuando Carlos cumplió 4 años, se notaba que corría mucho más rápido que todos los demás compañeros del jardín "Aprendemos a crecer", ubicado en el centro de su ciudad natal.
A los 8 años, sus padres Sergio y María, al ver que a Carlos le encantaba tanto correr, y lo hacía de gran manera en las carreras realizadas en la clase de gimnasia del profesor Xavier, en su escuela primaria, dejando atrás a sus competidores por mucha distancia, decidieron enviarlo a practicar atletismo, con un entrenador profesional y compañeros que compartían su pasión por correr.
Cuando Carlos cumplió sus 10 años, ya había ganado varios torneos regionales, y había hecho un gran papel en las competencias nacionales, compitiendo contra chicos de 3 años más grandes. "Ese niño tiene un don", "Mirad a ese chico, corre como un caballo" o "Que gran futuro tiene ese tal Carlos", eran frases que se escuchaban desde la tribuna, por parte de los espectadores, y fue allí donde un miembro de una marca conocida en España se acercó a los padres del Carlos y les preguntó si querían firmar un contrató con ellos para que lo patrocinen. Los padres dudaron y consultaron con su hijo para ver si el quería aceptar la oferta y Carlos no dudó, aceptó inmediatamente. Ese fue el comienzo de la carrera de ese jovencito madrileño.
A los 15 años, Carlos ya había ganado dos competencias nacionales, y era la gran promesa española para los Juegos Olímpicos, de Beijing 2008, que se jugarían cuando Carlos tuviera 18 años, una gran edad para debutar en la competencia más prestigiosa del atletismo, y realizar un buen papel.
Carlos tenía una vida de adulto, con muchas preocupaciones en lo deportivo y muchos proyectos por emprender, pero todavía era un niño, un niño que como todos, quiere tener amigos, quiere salir a bailar, quiere estar con mujeres. Su mejor amigo Felipe, lo invitó a una fiesta en la casa de unos chicos que tenían mala fama en el barrio, por distintos delitos que habían cometido, motivados por los excesos de los que muchos jóvenes están presos, el alcohol y las drogas. En esa fiesta, Carlos, que nunca habñía tomado alcohol, y siempre había tenido una mente de deportista en todos los ámbitos donde se encontrara, se descontroló y empezó a beber demasiado, tanto que entró en una faceta suya que no conocía, la de la borrachera.
Cuando Carlos salió de la fiesta, completamente borracho, con un amigo que lo acompañaba, vio que un hombre, que también estaba en condiciones deplorables debido al alcohol, estaba atacando a otro a las trompadas. Carlos corrió y rapidamente intentó pegarle al agresor, pero el hombre no lo dejo dar el primer golpe, sacó un arma que tenía en su campera, y le disparó a Carlos tres disparos, que entraron justo en su pierna izquierda. Rápidamente una señora que se encontraba ahí llamó a la ambulancia y fue trasladado al hospital más cercano, donde notificaron a sus padres de lo sucedido. Muchos medios de comunicación nacionales asistieron al hospital donde la futura estrella del atletismo español se encontraba internado, con disparos en su pierna, que provocaban un final seguro de la carrera de Carlos.
Ese niño tan lleno de vida, sano, deportista, se encontraba ahora en una realidad muy diferente a la que vivía desde pequeño, sin poder moverse y sabiendo que no correría más, y quizás, ni siquiera podría volver a caminar.
Al mes del trágico hecho, el entrenador de Carlos lo visitó al hospital y le dijo que recientemente se había inventado una maquina que permitía que volviera a caminar, se trataba de una rodillera de metal que funcionaba mentalmente y lograba plasmar lo que el cerebro de la persona que lo utilizará quisiera en toda la pierna. El problema era que ese invento costaba 25.000.000 de dólares.
Carlos lloró de alegría y abrazó a su entrenador y a sus padres ante la esperanzadora noticia, pero no sabían como alcanzar esa cifra de dinero para pagarlo.
El atleta tenía 4 millones de dólares ahorrados por sus competencias ganadas, mientras que sus padres tenían otros 10 millones en sus ahorros de toda la vida. En total faltaban 11 millones de dólares para lograr alcanzar el monto deseado. La situación estaba muy complicada, ya que ningún patrocinador lo ayudaba, ni los medios de comunicación, y los padres de Carlos, desanimados, no sabían que decirle a su hijo para que no se sienta mal, pero el chico notaba la mirada desoladora de sus padres, y les dijo, "voy a luchar todo lo que pueda para conseguir ese dinero, haré cualquier cosa"Cuando Carlos pudo volver a su casa (andaba en una silla de ruedas) comenzó a tomar clases de guitarra por computadora, para no gastar dinero en un profesor, y salió a la calle a tocar para las personas y a pedir limosnas, también pasaba por los colectivos y por los subtes. Muchas personas ni siquiera lo miraban, mientras que otras se conmovían. Poco a poco, fue haciéndose conocido en las calles, hasta que una persona, que lo veía siempre tocar, lo grabó y lo subió a youtube, donde se hizo viral bajo el nombre de "La promesa Española que pide limosnas".
Ese video tuvo 6 billones de visitas en Internet, gente de todo el mundo lo miró, y la persona que lo grabó, obtuvo alrededor de 9 millones de dólares, de los cuales, 7 se los donó a la familia del atleta para ayudarlo. Carlos había ganado 2 millones de pesos, en los 2 años que estuvo pidiendo limosnas, y logró llegar, a base de esfuerzo, a los tan ansiados 25 millones de dólares para comprar la rodilla metálica.
El entrenador de Carlos viajó hacia estados unidos en busca del preciado objeto, y cuando regresó, se lo entregó, llorando, a su atleta, para luego estrecharse en un fuerte abrazo.
El joven atleta de 20 años de edad se levantó suavemente de su silla de ruedas, y como si no hubiera pasado nada en los últimos dos años, comenzó a correr rápidamente hacia sus padres, completamente emocionado, para darles un abrazo. La capacidad deportiva de Carlos estaba intacta, y la rodilla metálica funcionaba tan bien, que parecía no haber ninguna secuela de aquellos disparos.Rápidamente el joven madrileño comenzó a entrenar y a prepararse para los juegos olímpicos de Beijing, que se disputaba ese mismo año.
Cuando el ansiado evento llegó, Carlos compitió en los 400 metros llanos, con su rodilla metálica y logró ganar la competencia, convirtiendo en realidad las esperanzas que todo el país tenía en el desde pequeño.
A la hora de la entrega de la medalla, el atleta pidió el micrófono y dijo estas palabras: "Estoy muy emocionado, sufrí mucho para llegar a este momento que espere toda mi vida, quiero agradecerle a todas las personas desconocidas de España que me ayudaron en mi momento más difícil, regalándome parte del dinero que ganan trabajando duramente, sobre todas las cosas agradecer a la persona que grabo el video y me donó 7 millones de dólares, a mis papas, a mi entrenador, esto fue una experiencia muy dura para mi, que a base de esfuerzo la pude superar. Finalmente quiero dejar un mensaje: Muchas personas te pueden amar cuando eres alguien, cuando tienes un futuro enorme por delante como el que yo tenía hace dos años, repleto de patrocinadores, medios de comunicación, y gente que me hablaba. Pero solo pocos, los que verdaderamente te valoran y te quieren son los que estarán ahí para ayudarte en tus peores momentos, muchas gracias".Brian Wainer
ESTÁS LEYENDO
Un atleta duro como el metal
Short StoryEsta es la historia de un joven atleta español con un futuro prometedor y exitoso, al que le apareció un obstáculo muy difícil en su vida y a base de esfuerzo y apoyo de sus seres queridos logró superarlo para convertirse en lo que prometía ser.