Capitulo 1; Bienvenida a casa

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Desembarco del avión con un nudo en el estomago, era la primera vez en siete años que ponía un pie en Grecia.  En todo este tiempo ni siquiera había podido visitar la tumba de su madre y tampoco la de Marcus, su padre.

Recogió su maleta y camino despacio por el aeropuerto  ¿Y ahora que? ¿Dónde iba? ¿Qué hacia?

-Señorita Caliope –Un hombre mayor, con el pelo canoso la observaba atento –Soy  el abogado del señor Durtzed.

-Hola –Caliope asintió con la cabeza -¿Podemos resolver el asunto cuanto antes?

-Las prisas no son buenas consejeras –El hombre le sonrió –Vayamos a mi despacho.

-Como quiera –Caliope suspiro y siguió al abogado por todo el aeropuerto hasta la salida, allí les esperaba un taxi. 

En el trayecto en taxi Caliope observaba el que había sido su hogar desde pequeña, ¿Cómo había podido cambiar tanto? Y el estar ahí le traía tantos recuerdos, pero los malos superaban a los buenos.

-Hemos llegado señorita –El abogado había bajado del taxi y mantenía la puerta abierta para ella, una vez bajo el le señalo el portal de un edificio –Sígame por favor

-De acuerdo –asintió y camino tras el de nuevo.  No podía evitar sentirse intimidada.

Una vez dentro pasaron a un despacho a solas, el le pidió que tomara asiento frente a la mesa y salio de allí.   Regreso al cabo de unos minutos con un sobre entre sus manos.

-Bien señorita Caliope –El hombre se sentó frente a ella, tras la mesa y comenzó a abrir el sobre –En estos documentos encontramos la ultima voluntad de su abuelo.

-Dámaso Durtzed no es mi abuelo –La respuesta de ella fue tan cortante que el hombre la miro sorprendido -¿Qué quiere decir con la ultima voluntad?

-El señor Durtzed murió hace ya seis meses –el abogado la observaba a la espera de alguna lagrima, un reflejo de tristeza, pero nada apareció por el rostro de ella –Hace tres meses se leyó su testamento y usted esta incluida en una de su cláusulas.

-Yo no quiero nada que tenga que ver con esa familia –Caliope se levanto de su asiento dispuesta a marcharse.

-No es tan sencillo –El abogado negó con la cabeza –Al menos permítame informarla de la situación.

-Esta bien –Resignada volvió a tomar asiento frente a el

-Su abuelo, quiero decir el señor Durtzed –el leyó tranquilamente los documentos –dejo estipulada una cláusula en su testamento.  Su casa principal, queda dividida para sus dos nietos, usted y su hermanastro. El apartamento  queda en mismos porcentajes para su  sobrino Damian Loxeltif y su nieta, usted.  Las acciones de su cadena hotelera queda dividida en porcentajes iguales para sus dos nietos y su sobrino. El resto podremos revisarlo mas adelante.

-¿Y la cláusula? –Caliope suspiro, no le importaba nada de eso.  No quería nada.

Pasión GriegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora