Capítulo 1

140 18 2
                                    

Me encuentro yo solo. Mis pensamientos y yo, observando la bravura del mar. En Aguas Estancadas durante estos meses hacía tiempo de tormenta, pero me relajaba; encendí un puro y le di una calada.

Hoy estaba abrumado, serio aunque más de costumbre. Tobías me avisaba de no estar aquí con este tiempo, pero qué me iba a sugerir un gitano con miedo al mar. Otra calada, otro supiro que vaciaba mis pulmones del duro y amargo humo del puro. Miré al suelo, viendo toda la ceniza esparcida que caía lentamente.

El cielo se está oscureciendo, debería regresar a casa ya. Sin cambiar mi rostro serio y algo cansado, me dirigí con paso lento a casa. Me estoy haciendo viejo, no soy un joven ni tengo la vitalidad que el odioso de Tobías. Lo envidiaba, sé que nunca ha sentido una carga enorme sobre sus hombros y debía de ser una sensación maravillosa.

Paseo, por las oscuras calles de Aguas Estancadas, llenas de olor a pescado podrido y a muerte, nunca me ha gustado este lugar, pero nunca he conseguido tanto como para volver a viajar a Demacia, Noxus, Jonia... Y no sigo siendo el crío pobre y astuto que era antes: ahora me valgo de mi escopeta.

¿Malcolm? ¿Ya estás aquí?— ya está con sus preguntas estúpidas.
Sí, ha empezado a oscurecer y a hacer frío— tiré mi puro al suelo y lo apagué con el pie, cerrando la puerta.
Tobías hace de nuevo sus inspecciones, intentando aparentar de nuevo que sabe algo de lo que estoy pasando, pero es un ingenuo.
¿Es que ayer no dormiste de nuevo? Se te ve horrible.
No ocurre nada, siempre igual. Me cansa.
Me tiro en el sofá, con un leve gruñido, y me acomodo en el respaldo. No debería importarle lo que me ocurra, no es de su interés.

Pero de pronto noto unas manos frías recorriendo mi nuca y unos brazos rodeando mi pecho con bastante suavidad. Un beso en la mejilla relaja por completo el mal humor que tenía, pero seguía serio.
Luego te invito a whisky fuera, ¿vale?— me da dos palmadas en el pecho y me mira, esperando una respuesta por mi parte.
Tsk... Me has convencido.
Una sonrisa de triunfo se refleja en su cara. Maldita sea, no he podido evitarlo de nuevo.
Eres muy fácil de convencer, Malcolm. Y sin embargo, te haces el rígido conmigo. Eso no funciona conmigo.
Me dio otro beso, pero esta vez en los labios y va a coger la botella de whisky, con aire tranquilo.
No es tan fácil estar en mi situación, Tobías.

OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora