Y llegó ese momento, ya no pede más. Me calle hasta que no pude contenerme. Fue aquella gota la que rebalsó el vaso.
Dicen que a veces es mejor guardarse las cosas. Mentira. Todo es una mentira. Aunque el problema no es la mentira, es creerlo. Creer que si no hablamos, que si guardamos nuestros problemas se resolverán solos; pero nada se resuelve sólo.
Trataba de reprimir la bronca y las pequeñas cosas que me hacen enojar, porque prefiero ser feliz a vivir triste y enojada. Pero cada día costaba más reprimir, me daba cuenta que es más fácil enojarse y hechar la culpa. Un día exploté, me di cuenta que no tenía sentido lo que estaba haciendo, que puedo vivir feliz sin reprimir nada, hablando las cosas, diciendo lo que realmente pienso, mostrando todo de mí. No reprimo, no exploto, digo lo que pienso y no me importa nada más que lo que mi pestá,miento. Pero llegué a esto porque viví mucho tiempo guardandome todo para mi, escribía todo en mi cuaderno y pensaba que estaba sola. Pero en realidad, nadie esta sólo, y aquel que lo está, es porque quiere estarlo.