La llegada a la Ciudad

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Erica es una chica de 15 años.
Su padre la abandono cuando tenía 1 año, su madre murió después de 3 años.
La niña creció junto a un pequeño pueblo en el que vivía. Con el tiempo aprendió muchas cosas que la mayoría de los adultos no podían hacer solos a su edad.
Cuando cumplió los 15 años decidió irse a empezar una vida ella sola, en la ciudad en donde encuentra a el amor de su vida, hasta que un día simplemente no vuelve a saber nada de él.

-Hola, quería saber donde podría hospedarme por un tiempo. Soy nueva aquí y no conosco a nadie.
-Si lo que buscas es un lugar donde quedarte has encontrado a la persona perfecta.
-En mis pensamientos- Pensé que quería chantajearme o algo así, no me parecía una persona muy segura del todo, por un momento dude hasta de mi misma. Aún así siento como si ya lo conociera.
Por un momento hubo silencio.
El decidió decirme algo.
-Y bueno... ¿De donde eres?
Me sentí precionada al responder cualquier pregunta que me hiciera.
-Vengo de un pueblo fuera de la ciudad.
-¿Encerio? Cuando era mas pequeño estuve fuera de la ciudad, al igual que tu.
Parecía que teníamos mucho en común. Algo dentro de mi se ilumino.
-¿Asi? Interesante.
-Si.
Sentí como si esa respuesta fuera forzada.
-Bueno, ven sigueme.
Caminamos por unos 7 minutos, todo de frente.
No hablamos nada hasta llegar.
Suspiro y me dijo: ¡Llegamos!
Yo no me sentía emocionada, parecía que el si, de algún modo era sí.
-Vale, ¿Y donde me voy a quedar?
Señalo enfrente de mi.
Lo mire como si no supiera que era lo que señalaba.
Hasta que me di cuenta que era yo, la que estaba mirando mal.
Fui corriendo hacía donde me había señalado, parecía un bebé recién nacido tratando de correr.
Luego él me siguió el paso y me dijo: ¿Que te parece el lugar? Es grande, bonito y acojedor, ¿Verdad que si?
Lo mire y sonreí.
No quise decir algo más, así que me instale en el lugar y él se fue, pero antes me dijo: Mañana vendré, estate lista.
Te llevaré al lugar en donde empezaras a estudiar.
Por cierto, me llamo Nícolas.
Al escuchar esas últimas cinco palabras y oír atentamente la ultima, me pareció conocerlo perfectamente.
Me heche a dormir, sin cenar o cualquier cosa que pueda llenar mi estomago.

Abrí mis ojos, vi el reloj, apuntaba a las 7, era tarde para irme y Nícolas no había llegado.
Alguien toco a mi puerta, abrí, era él, me sentí incomoda. ¡No estaba lista!
El me miro de pies a cabeza y rió.
-Jajaja, te dije que estuvieras lista, ¿Acaso no me escuchaste?
Fui rápidamente al baño, me cambie y le dije: Ya esta.
Me tomo de la mano y sentí como mi corazón se aceleraba.
Me llevo por todo el camino corriendo, en todo momento agarrando fuerte mi mano.
El me miro a los ojos y dijo: Aquí es, no te preocupes por nada, yo te ayudare a ver tus materiales para que puedas avanzar en tus clases.
Me dejo sola por un momento y vi como un par de chicas con faldas hasta arriba y polo cortos, se acercaban a mi.
Al parecer algo de mi, les molestaba, y mucho.
Me miraron friamente.
Me sentí aterrada.
Definitivamente mi vida no podía estar peor.
Me fui y vi como Nícolas hablaba con aquella chica.
Después de varias semanas de no saber nada de ninguno de ellos dos, la verdad, no me sentía mal, al contrario, estaba feliz, no se porque razón pero lo estaba.
Y fue entonces en que mis pensamientos se hicieron nulos, ¿Por qué? Porque el estaba ahí, justo en frente de mi, me retracte de lo que había dicho antes.
-Hola, hasta ahora que hablamos.
No sabía que decirle, me quede callada.
El se acerco a mi, me sentí feliz pero a la vez angustiada.
Por segunda vez, me tomo de la mano, esta vez fue diferente. Vi como todo a mi alrededor se volvía lo que alguna vez soñé.
Entonces me di cuenta, ¡Si me di cuenta! ¿De qué? Él era el niño de mi infancia, después de tanto tiempo... Lo había encontrado.
No pensaba decircelo en ese instante, me costaría un poco de tiempo.
Decidí decir algo.
¿Y que tal? ¿Como te ha hido? No supe de ti en varias semanas.
No había asistido a clases por lo que yo sabía.
Él me miro y dijo: Eh, pues he estado algo mal, no hay de que preocuparse.
Al instante noté que lo que decía no era cierto.
-No mientas, ¿Que paso?
-No entenderías, no sería el momento para decírtelo.
-Nada me sorprende -dije yo-
Sentí como sí el pudiese comunicarse conmingo, mentalmente.
Empeze a sospechar.
Él no era como todos los demás.

Después de tres días...

He vuelto a encontrarme con esa patética chica.
Su nombre es Verónica.
No me cae bien en lo absoluto.
Ayer se acerco a mi, me miro y se fue.
No pude contenerme y di un grito al aire.
Todos voltearon a mirarme como si yo fuese un bicho raro.
No me sentí mal.
Al contrario me importaba muy poco la opinión de toda esa gente que estaba rodeando casi todo el tiempo.
Después de un día agotador, fui a casa. Este lugar se había convertido en mi hogar, me acostumbre a estar allí.
Tocaron al timbre, no tenía amigos, no sabía quien era en realidad.
Abrí lentamente la puerta.
No había nadie.
Pensé que era una broma.
Me tire como de costumbre en el mueble que estaba en la sala.
Oí ruidos arriba, pensé que era el viento o algo parecido.
Fui a investigar.
Las ventanas estaban cerradas, no había rastro alguno.
Luego escuche ruidos abajo.
No sabía lo que pasaba.
No quería bajar de nuevo, así que me heche a dormir, eran eso de las 10, era tarde y estaba cansada, a lo mejor solo era eso.

He despertado, tengo un terrible dolor de cabeza.
Era sábado. Dormiría hasta tarde y me quedaría en casa. No había de que preocuparme.
Mi tiempo se paso volando y ya eran de nuevo las 10, al igual que que ayer.
Saldría de viaje el domingo, pero no estaría sola, iría con Nícolas.
Decidí que le diría lo que había recordado hace unos días atrás.
Era domingo, estaba lista, Nícolas también lo estaba.
Salimos a toda prisa para llegar lo mas temprano posible al lugar, se llama Richbourd, ¿Que era ese lugar? No lo sabía, Nícolas no quiso decírmelo. Por mi estaba bien.
Quiso darme una sorpresa.
Fuimos a almorzar a un restaurante muy elegante.
Era el momento para decirle, estaba a punto de hacerlo hasta que alguien interrumpió, no adivinarian quien era.
Sí, ahí estaba ella, parada, mirándonos. ¿Ya saben quien es?
-Verónica, ¿Que haces aquí?
Se lo pregunte en tono de que quisiera que se vaya.
-¿Que? ¿Acaso no puedo estar aquí?
-No quise decir eso.
Mentía.
Nícolas interrumpió.
-Verónica, ¿Que te ha traído por aquí?
-Pues la verdad, nada.
-Entonces, ¿Puedes irte?
Ella hizo un movimiento con su mano, de tal manera en que pudiera mandar su larga cabellera para atrás.
-Esta bien.
Me sentí demasiado incomoda con su presencia.
Terminamos de almorzar y fuimos a pasear por el lugar. Era grande.
Estaba pensando.
Y, Erica. ¿Te gusta el lugar?
Yo no tenia ni la menor idea de como sabia mi nombre, no se lo había dicho.
-¡Me encanta! -Exclame-
¡Ey! ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Si, claro.
-¿Te acuerdas de mi?
-Todo el tiempo -dijo él-
Estaba confundida.
-Me refiero, a que si...
Antes de que terminara la oración decidió decirme que:
-Creo que ya te he entendido.
Claro que lo recuerdo, eres la niña de mi jardín de infancia.
Ahora estaba aún mas confundida que antes.
¿Como sabía exactamente lo que yo pensaba?
Al parecer el tiempo que pasamos juntos, cuando niños, le enseño todo sobre mi, hasta mis propios pensamientos.
-Nícolas, ¿Como sabias que diría eso?
-Te conosco tanto. Nunca te pude olvidar.
Nos hacercamos el uno al otro.
Nos dimos un beso, si, un beso.
Me sonroje al instante.
-¿Te gustó? -pregunta él-
-Sí, afirme.
Después de aquel día Nícolas volvió a desaparecer.
Paso mucho el tiempo, aun seguía pensando en aquel momento.
Parece que había encontrado a mi primer, y único amor.

Al mes siguiente ya había hecho algunas amigas, tenía por fin con quien hablar de mis problemas.
Seguía sin saber de él.
Era mucho tiempo.
Me había dado la dirección de su casa, así que fui.
Ya había llegado. Toque el timbre. Abrió enseguida una señora, era guapa, pero había una tristeza en su mirar.
-Hola, ¿Usted quien es?
-Soy Erica.
-¿Que es lo que deceas?
-Busco a Nícolas, ¿Se encontrara?
Se quedo en silencio, boto algunas lágrimas.
Yo no sabía lo que pasaba.
-Erica, ¿Verdad? Soy la madre de Nícolas. Él...
No la deje terminar.
-Señora, ¿El murió?
Fui muy fría al preguntar eso.
-No.
Me sentí aliviada al escuchar aquella respuesta.
-No se nada de Nícolas hace un tiempo.
¿Que quiso decir ella?
Nícolas nunca llego del viaje.
Me despedí de la señora.
Al parecer mi único amor había desaparecido de la paz de la tierra.
Ahí no terminaba la historia, sabia que había algo más, algo que nadie sabia de el, de Nícolas.
Y yo, estaba dispuesta a averiguar que era...
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Se viene la segunda parte✨

La Llegada A Otra CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora