Ash
No lo negaré ni porque me obliguen o mi vida esté dependiendo de ello, besa jodidamente bien, y no solo yo lo estoy disfrutando.
- No sé quién eres – dije separándome de Romina – pero no te acerques a ella. Está conmigo ahora. No tengo la culpa de que no supieras valorarla.
- Como si ella me importase, solo teníamos sexo, y nada más. – sonreí.
- Conmigo hace el amor, lo más divertido es que todos los vecinos se saben mi nombre por Rummy, ya nos vamos Sergi, disfruta de tu pene pequeño. – agarré la mano de Romina y caminé a paso rápido.
Romina no reaccionaba, estaba petrificada.
- Oye, simplemente fue un beso, no hay porque traumatizarte.
- ¿Qué? – Dios.
Nuestro día transcurrió entre risas y chistes malos por parte de Rummy, que por alguna extraña y misteriosa razón, me hacían partir de la risa.
Caminamos todo el centro comercial agarrados inconscientemente de las manos. De vez en cuando nos mirábamos y nos dábamos cortos besos, cualquiera que nos ve diría que nos conocemos de toda la vida, pero nos conocemos más o menos hace un par de horas.
La llevé a la casa y con una sonrisa entró.
Me siento raro, muy raro.
Romina
Han pasado tres meses y no tengo ni la más mínima idea de donde está Ash. Después de ese día que salimos, volvimos a salir como una semana, todos los días sin falta. Compartimos los números de teléfono y todo fue hermoso hasta que no se volvió a conectarse, ni me volvió a llamar.
Abey no lo vio en la página web de citas, sin embargo, no me calmó lo suficiente. Lo extrañaba.
Salí junto a Abey a una pequeña audición de su escuela, mamá no pudo acompañarla así que como buena hermanita que soy el acompaño yo.
Tomamos un taxi y nos llevó al auditorio de la ciudad, nos bajamos y nos adentramos en ese gigantesco lugar.
Abey tenía que ir antes para vestirse y maquillarse. Me senté en una silla cercana a la tarima a esperar que empiece esto.
- Creo que tu color favorito sigue siendo el morado – tragué saliva sonoramente y cerré los ojos fuertemente – y también creo que te pongo igual de nerviosa que antes. – me volví con dificultad y sus ojos morados estaban fijos en mí.
- Hola Ash – dije sin titubear.
- Hola Rummy – mis ojos estaban ardiendo, realmente lo había extrañado, realmente lo... - hablemos en otro sitio, debo decirte algo importante.
Salimos, de todas maneras el espectáculo empieza en dos horas.
- Pasó mucho tiempo – asentí. No quería que mi voz se quebrase.
- Bastante – exclamé casi inaudiblemente.
- Te extrañé
- ¿por qué te fuiste?
- Era necesario
- No lo era, solo me hiciste daño – Romina, no te pongas en evidencia.
- Y lo lamentando – exclamó pasándose las manos por su cabello.
- Si me extrañabas tanto, ¿por qué coño no regresaste por mí? – mierda, ya no estoy siendo racionable.