CAPÍTULO 1

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1. DE CÓMO UN EXTRANJERO OFRECE UN RELATO EN UNA TABERNA A CAMBIO DE UN POCO DE SOPA

FLANDES, 1535

Simonov discutía consigo mismo en silencio, cosa que hacía habitualmente, cuando escuchó el ruido de la puerta abrirse. Se desenganchó tan rápido de sus pensamientos al ver al extranjero entrar por la que casi deja caer la jarra que estaba limpiando al suelo. Aquello le extrañaba. No porque la hora fuera poco habitual, apenas se acababa de poner el sol, tampoco porque su posada estuviera a cierta distancia de unos de los puebluchos más pequeños y míseros de Flandes sino más bien porque estaban en medio de unas de las peores tormentas que se recordaban hacía bastantes años y la apariencia del individuo tampoco movía a la confianza.

Simonov, sus amigos lo conocían como Simón, se preguntó quien podría querer viajar con semejante tiempo pero se dejó de preguntar a si mismo y volvió a su jarra y a sus monólogos internos que tanto lo entretenían en las largas tardes de lluvia.

El extranjero ya se había sentado cerca de la chimenea y se quitaba algunas prendas empapadas cuando Simón volvió la vista hacia él. Tenía un aspecto raquítico a pesar de que años de malas cosechas castigaban esa comarca. En su rostro se dibujaba más arrugas que las de cualquier borracho que Simón hubiera observado nunca, y eran muchos. Había algo en el que le movía a la compasión y no sabía que era. Puede que fuera por eso o porque llevaba demasiado tiempo escuchándose a si mismo que cuando el forastero le pidió un plato de sopa y le dijo que sólo le podría ofrecer un relato a cambio (pero eso sí, el más increíble relato que hubiera sido contado) Simón aceptó, y lo que es más, le ofreció un poco de cerveza al extranjero para que de esa manera superara mejor los avatares del tiempo.

El extranjero aceptó con agradecimientos la sopa y la cerveza y se lanzó con tanto entusiasmo hacia ellos que parecía que nunca hubiera probado bocado. Más tarde, cuando se hubo repuesto, Simón le dijo con la mirada que era la hora de que le devolviese el pago prometido mientras él y otros aldeanos que ya había en la taberna se acomodaban cerca del fuego para disfrutar mejor de lo que prometía ser una gran historia.




EL VIGILANTE DE LAS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora