Dos primeras páginas

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Mientras Alejandro toma un baño, Farrah, su madre, prepara unos cupcakes de chocolate junto a su otra hija, Diana. Al terminar de asearse y arreglarse, el chico, encantado por el suave olor a chocolate, baja rápidamente hasta la cocina para tomar uno de los ponqués que hicieron las chicas, antes de irse para la biblioteca.

--¡Qué ricos están! Y la cubierta que le pusieron quedó deliciosa, ¿Cómo la hicieron?

--Dos barras de chocolate para postre, fundidas con mantequilla, bebé- responde Diana con chulería

--¿Fue idea tuya?- pregunta Alejandro a Diana

--Claro, bebé

--Con razón- contesta el chico con tono y gesto sarcástico

--Bueno, vida, ¿A dónde irás?- pregunta Farrah sonriente

--Voy a la biblioteca, mami

--Seguro que esa fiebresita por los libros no dura ni la semana completa- dice Diana riéndose

--Vale, no te quedes hasta tan tarde, vida- pide Farrah

--En media hora estará aquí-afirma Diana

--¡Cállate, vale!- responde entre risas a su hermana- y sí, mami. Antes de las 8 estaré acá- afirma Alejandro

Al terminar de comerse el postre, el joven sube a cepillarse los dientes, toma sus llaves y sale de la casa. Mientras camina hacia la parada del autobús, recibe un mensaje de texto.

"¿Nos veremos mañana, mi amor?".

Luego responde:

"Sí, amor".

Luego de unos 10 minutos, Alejandro llega a una biblioteca inmensa, de hermosa arquitectura gótica, a la que ha estado yendo desde hace unos pocos días; y como ha venido haciendo, se dirige a la sección de literatura y coge un pequeño libro romántico, de unas 100 páginas más o menos. Sin embargo, al ir hacia su mesa favorita, que está bajo un gran vitral con distintos tonos de verde; se extraña al ver que hay un chico sentado en ella, pues ese punto suele ser bastante solitario.

--¿Puedo sentarme?- pregunta sonriente al extraño muchacho

--¡Oh! Sí, claro- responde el chico con una voz grave y bastante profunda, dando un poco de espacio en el largo banco

--Gracias- hace gesto de interrogación

--Andrés- responde amablemente el chico

--Gracias, Andrés

--No te preocupes, ¿Cómo te llamas tú?

--Alejandro ¡Mucho gusto!- responde extendiéndole la mano

--Igualmente, Alejandro- estrecha su mano- eres nuevo por acá, ¿Cierto?

-toma asiento- sí, bueno, casi-sonríe- soy algo nuevo en esto de la lectura. Empecé hace 4 días, con una historia que hallé en una página llamada Wattpad y me gustó tanto que, al acabarla, me vine a la biblioteca para ver qué más hallaba. Supuse que aquí habría una infinidad de libros por leer y hasta ahora he terminado dos-ríe ligeramente- es fantástico esto de leer, ¿No?

--Claro, lo mejor que hay-responde sonriente- y qué bueno que te haya gustado. Usualmente la gente lee una o dos historias, solamente, considerando que se aburren a mitad de la segunda y la terminan por... Bueno, a veces ni siquiera la terminan; pero está excelente que sigas entusiasmado. Ojalá se te convierta en un hábito

--Seguro, Andrés. Así será

Ambos sonrieron y se dispusieron a leer. Luego, quizás, de unos 25 minutos de lectura, Andrés revisa el celular y acto seguido, coge su bolso.

--Creo que debo irme, Alejandro- comenta y le extiende la mano- ha sido un placer conocerte

--Vale, igualmente, Andrés. Que te vaya bien- le corresponde el gesto

--Gracias, nos vemos pronto- dice con un simpático guiño de ojo

Amor de LiterautraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora