8/38. Spaghetti.

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Pero qué extraño era todo aquello, cuando Severus aceptó, casi instintivamente, la invitación de Audrey no se puso a reflexionar en el hecho de que esa cena se llevaría a cabo en el apartamento de la chica. Vestía menos "profesor de pociones" y un poco más "hombre común" en aquella ocasión, aunque inevitablemente de negro.

El lugar era un bello y luminoso piso en una de las zonas más ajetreadas de Londres, pero sorpresivamente muy cerca del lugar donde Severus había estado viviendo tras el fin de la guerra. Decorado con muebles de diseñador, con líneas limpias y de rasgos minimalistas, el lugar parecía una auténtica casa del muggle moderno.

Era una amplia estancia de techo alto y grandes ventanas, el dormitorio era una cama amplia y blanca que se encontraba en el segundo piso constituido por una sola tarima de estructura metálica; es decir, todo estaba en la misma habitación gigantesca que sin muebles seguramente luciría como un pequeño almacén.

Al entrar, Severus no pudo dejar de notar que ahí habitaban dos gatos negros, además de un librero junto a una pequeña sala de estar, retacado por marcos fotográficos, había fotos mágicas así como fotos muggles sin movimiento. El comedor era una bonita mesa de toque moderno, metálica y cómoda.

El mago no había dicho nada desde su llegada a ese lugar y eso comenzaba a preocupar a Audrey; lo empezaba a conocer muy bien, siempre demostraba su inconformidad con las cosas que no le parecían¿y si ese era su método de demostrar que se sentía incómodo y quería irse?

-Gracias por la invitación –eso era lo menos que Audrey se imaginaba que él diría como primera frase.

Notablemente feliz, la chica sonrió –no es nada, toma asiento, ahora mismo vuelvo...

Severus tomó un lugar en la mesa, la ventana más cercana daba una vista espectacular, anochecía en Londres y todo era un montón de puntitos de oro y plata. Se quedó observando la ciudad embebido como pocas veces¿desde cuando le gustaba contemplar ese tipo de cosas?, se cuestionó pero sus pensamiento no fueron demasiado lejos, Audrey regresaba con él con 2 platos de spaghetti.

-Yo misma lo preparé –dijo la Auror, se le escuchaba orgullosa por ese detalle tan sencillo y colocó un plato frente a Severus.

La chica agregó a la mesa un par de refrescos de lata, de verdad había pasado mucho tiempo desde que Severus comió algo similar.

-Tienes una excelente vista desde aquí –él comenzó, pensó que el silencio sería indescriptiblemente incómodo.

-Sí, es un buen lugar, cuando llegué a Londres, Tonks ya vivía aquí... pero ahora que se casó, tuve la suerte de quedármelo –contestó ella. ¿Así que no era de Londres?, era de suponerse, Svevo es un apellido peculiar y eso explicaba el divertido acento de la chica.

Siguieron charlando mientras comían, Audrey habló un poco sobre sus vivencias mientras se convertía en Auror, fue compañera de academia de Tonks, y según sus relatos, eran una verdadera pesadilla para los instructores pero destacadas alumnas por sus habilidades.

Ambos terminaron su plato de spaghetti casi al mismo tiempo.

-¿Quieres más? –ella preguntó recogiendo el plato de su invitado.

-¿Más spaghetti? –Preguntó él un poco consternado -¿sólo hay spaghetti?

-Bueno... –ella sonrió más ingenua que nunca –es lo único que sé preparar.

Esta vez Severus no pudo evitarlo y sonrió sin remedio, Audrey era demasiado graciosa a veces, creyó.

-Vaya –ella arqueó una ceja, un gesto adoptado de su acompañante –sabes sonreír –dijo como si aquello fuera travesura suya.

Un Moment Pour Toujour creado por Sufjan TweedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora