X

714 41 5
                                    


Los dos días habían pasado y se sentían como una eternidad, pareciesen nunca terminar. Jane hizo lo que estuvo a su alcance por tardarse más de lo debido. Su plan cambio y quería viajar en la mañana pero los vuelos no están disponibles hasta la noche. El equipaje estaba listo al lado de su cama, tenía lo que necesitaba pero aun si, insistió en que debía alistar algunas cosas más antes de salir, nadie se opuso a que no fuera a la iglesia de igual forma ella ya se había disculpado con Mia por ello.

Su celular sonó y contesto rápidamente al ver que el número era desconocido.

─ ¿Hola?

─Buenos días, hablamos de la universidad e Melbourne. Llamamos para confirmar su llegada el día de mañana.

─Por supuesto, no hay ningún cambio de planes. Al anochecer estaré tomando el vuelo.

─De acuerdo señorita Thompson, estaremos felices al recibirla, cuando llegue por favor pasarse a la oficina de Olivia Evans para recibir la llave de su nuevo dormitorio.

─Gracias, adiós.

─Que tenga un buen día ─La mujer al otro lado de la línea colgó.

No sería un buen día, para nada.

La ceremonia ya iba a la mitad, cuando Mike le envió un mensaje amenazante en el buzón de voz, diciéndole que más le valía llegar. Suspiro y miro su cuarto con nostalgia. Allí se quedaba todo lo que un día fue de ella.

Negándose a ir al salón arreglo ella misma su cabello en una trenza suelta de medio lado. Su vestido era azul marino de corte recto de un solo tírate y un explicitó escote en la espalda aunque nada vulgar, acompañándolo con unos tacones blancos de 10 cm. Miro su aspecto en el gran espejo de su habitación. Se sentía diferente, ella no solía vestir de esa forma era como si intentaran cambiarla por un día. Los jeans y las camisas holgadas eran lo suyo, no vestidos y tacones. El móvil volvió a sonar y supo que era el momento de salir, estar un rato viendo como el amor de su vida se le iba de las manos y finalmente podría irse lejos donde nadie a excepción de una persona le conocía. Deslizo el dedo índice por la pantalla.

─Ya puedes ir a la recepción, estamos en camino—Mascullo su hermano tranquilo.

─ ¿En serio crees que quiero ser la primera en llegar?

─Mira, Jane entiendo que es difícil, pero debes demostrarle que no lo necesitas para estar bien ─Se quejó con si le hubiesen golpeado─. Sabes que es verdad, Bieber. Ella no te va necesitar nunca más en su vida.

─No te mientas a ti mismo.

─ ¿Ya terminaste con el equipaje? ─Cambio el tema.

—Sí, he llevado lo más importante para no estar gastando dinero innecesariamente cada vez que necesite algo.

—Todos preguntaron por ti, les he dicho que estabas en el salón de belleza. Creo que nos veremos en la recepción del hotel.

Parpadeo varias veces. No llores, se fuerte, se recordó.

—Así que tenemos una nueva señora Bieber.

─Lo siento.

─No lo sientas. Todo es mi culpa, yo me busque esto... necesito hacer algo antes de salir, nos vemos allí.

—No tardes... Me llamas cuando estés en el hotel.

—Está bien, adiós —Colgó la castaña y tiro el celular sobre la cama.

«Señora Bieber»

Mia finalmente tuvo lo que Jane deseaba desde muchos años atrás.

Tomo una bocanada de aire mientras se sentaba en el piso cuidadosamente de no ensuciar el vestido, estiro su mano y tomo una pequeña caja de debajo de la cama. La abrió y saco unas cuantas cartas de sus amores del pasado dejándolas a un lado como si no tuvieran significado en su vida. Las había conservado con la intención de recordar buenos momentos, pero ahora no importaban o tal vez nunca lo hicieron y solo las guardo para no sentirse mal por los chicos.

Daddy's Princess » j. bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora