25.
Me es difícil mantenerme despierta, sobretodo porque mis ojos están prácticamente cerrados. Al parecer el golpe que me di en la frente repercutió especialmente en ellos, al parecer haber llorado toda la noche solo empeoró su situación.
Restriego mis ojos por milésima vez, obteniendo una mirada de desaprobación por parte de Xoana, pero no me importa realmente, no cuando mi mamá está hablando con la directora en la habitación frente a mí.
—No crezcas —susurro, moviendo débilmente el coche en el que está mi hermana—, apesta, y más que cuando tengo que cambiarte el pañal —acoto y sonrío cuando bosteza.
—¿Cuánto tiempo ya tiene? —cuestiona Xoana, sentándose por fin a mi lado y dejando de vigilarme como si fuera un ladrón a punto de escapar.
—Cumple tres meses en cinco días —respondo en automático, ahuyentando las lágrimas que de pronto se han formado.
Ni siquiera sé porque quiero llorar exactamente, se supone que ya he llorado lo suficiente. Se supone que ya no tengo ningún motivo por el que llorar.
Ya todo se acabó.
—Vaya que el tiempo pasa rápido. Parece ayer cuando tu mamá vino exclusivamente a decirte que serías una hermana mayor. —Niega y rio, recordando ese momento. Estaba cumpliendo un castigo por... lo que sea, y mi mamá apareció con un sobre blanco en las manos.
—Fue uno de los días más felices de mi vida. —Resoplo y Xoana pasa un brazo por mis hombros.
—Sabía que hay toda una sentimental detrás de esa rebeldía y ceño fruncido —declara sabionda y bufo, limpiando las lágrimas que se me han escapado.
—La cabeza me duele —justifico pobremente y rueda los ojos.
—Por supuesto que te duele —suelta y se voltea a ver a mi hermana—, ¿verdad, bebé?, debe dolerle porque es muy difícil ser alguien que no eres. Las neuronas de tu hermana deben estar agotadas —susurra y la observo enojada, ignorando los golpes que han significado sus palabras en mí—. Y más que tiene pocas en el cerebro, tú tendrás que hacerte cargo de la familia cuando crezcas —se burla y esta vez sí que la fulmino con la mirada, completamente indignada.
Abro la boca, dispuesta a refutar, pero un olor nauseabundo me hace saber que llegó la hora de aplicar mis dotes maternales.
—Dios, esta niña sí que contribuye al calentamiento global —murmura Xoana, apartándose un poco y tomo una inspiración profunda, mentalizándome antes de proceder a cambiar un pañal.
Un muy sucio pañal que me da la razón: apesta casi tanto como crecer.
Mi ardua labor termina y paso una mano por mi frente, quitando el sudor imaginario de ella y olvidando por completo su estado.
—Joder —gruño de inmediato y Xoana me mira con reproche—. Lo siento —mascullo a regañadientes—. Iré a botar... esto —señalo asquienta aun sin poder acostumbrarme al olor y viendo a mi hermana muy cómoda entre los brazos de la auxiliar.
—Yo la cuido, no te preocupes. —Sonríe hacia la bebé y entrecierro mis ojos. Si tan solo se hubiera mostrado tan colaborativa a la hora de cambiarle el pañal...
Suspiro y doy media vuelta, adentrándome en el lugar y agradeciendo el hecho de que los pasillos están desiertos y los profesores dictando sus clases con las puertas cerradas.
Acaba de tocar el timbre, y no puedo estar más aliviada porque es imposible encontrarme con alguien conocido hasta dentro de una hora. Y es por eso que me tomo mi tiempo buscando los baños, dejando que los recuerdos de anoche llenen mi mente. Es irremediable que ocurra, y más cuando estoy cerca del lugar de los hechos. Pero sobre todo, recuerdo la voz de mi mamá diciendo:
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Until you're mine © |Logan Lerman
Fanfic«Lo veo caminar por el pasillo y sé que esto ha comenzado. "Hasta que seas mío"; le prometo mentalmente, y no hay vuelta atrás.» Novela Original No copyright. Queda prohibida la copia completa o parcial de la historia. Se original. Novela r...