Capítulo 28

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Advertencia: El capitulo contiene escenas referentes al consumo de drogas, a relaciones sexuales y la auto mutilación.

El verdadero plan de Emma era ir a la noche de películas en casa de Ruby, pero por alguna razón en vez de ir allí se encontró yendo a la fiesta en casa de Walsh sin pensarlo. Todo lo que había vivido durante ese último tiempo estaba explotando en ella y la idea de encontrar algo que la saque de la realidad (aunque sea por un rato) era demasiado tentadora como para rechazarla. Sabía que probablemente después se iba a arrepentir, pero ¿Qué mal le podía hacer drogarse una noche? Ella ya se había drogado en otras ocasiones, y aunque no las consideraba buenas experiencias, reconocía que por a penas un instante le permitieron detener su mente por un rato.

- Viniste. – Dijo Daniel al encontrarla sirviéndose una gaseosa.

- Si, cambie de idea. – Asistió Emma.

- Me alegra que hayas cambiado de idea. – Dijo Daniel con una sonrisa.

- Pero si estás acá, va a ser para divertirte y tomar algo en serio. – Dijo Walsh agregándole ron a la coca cola que ella se había servido en un vaso.

Brindaron y cada uno tomó el trago que se había servido. La casa de Walsh era grande, moderna y estaba muy bien decorada. Los chicos la hicieron avanzar entre la multitud de personas y la guiaron hasta el living, donde se sentaron en un sillón a fumar marihuana y beber más alcohol. Empezaron a entablar conversaciones criticando a las personas presentes, por cual Emma se mantuvo al margen ya que no conocía a la mayoría, ni tampoco le interesaba hablar mal de las personas cuando no estaban presentes para defenderse. En cierto momento Daniel se fue, seguramente a pasar un rato con su novia, dejando a Wash y ella solos.

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión? – Preguntó Walsh con curiosidad.

- ¿Sinceramente? – Preguntó ella y él asistió. – Tengo muchos problemas en mi vida últimamente y tener un descargue parece una buena idea. – Dijo algo nerviosa.

- Entiendo. – Asistió él. – La oferta de la cocaína sigue presente si la queres. – Propuso.

- Quiero. – Aceptó ella.

- Bien, vamos a un lugar más privado entonces. – Dijo él parándose del sillón y agarrándole la mano.

Walsh la guió por la gran casa, hasta llegar a un extremo lejano de la zona de la fiesta. Desde allí parecía como si estarían solos en la casa, toda señal de ruido, música y de personas había quedado totalmente perdida. Entraron a una habitación y él cerró la puerta.

- Éste es el cuarto de servicio, aquí nadie nos molestará. – Explicó él una vez que estuvieron dentro de la habitación.

Emma no sabía bien que hacer, su cabeza estaba llena de dudas de si lo que estaba haciendo era lo correcto. Como se sentía algo incomoda, decidió sentarse en la cama y observar en silencio como Walsh preparaba todo. Él sacó un paquete de uno de los cajones del ropero, desplegó el polvo de la droga en la mesa, lo picó y lo acomodó con una tarjeta que sacó de su pantalón. Luego, volvió al cajón y sacó un sorbete. Usó el sorbete para aspirar aproximadamente la mitad de la cocaína por su nariz y luego se lo ofreció a ella.

- Aquí tienes. – Dijo él entregándole el sorbete.

- Okay. – Dijo ella agarrando el sorbete y mordiéndose el labio.

- Éste no es momento de dudarlo Emma, si llegaste hasta acá es porque queres estar acá. No tengas miedo. – Dijo él al notar los nervios de ella.

- Ésta no es la primera vez que lo hago, yo no tengo miedo. – Negó ella defensivamente.

- Quizás que ya lo hayas hecho es justamente lo que da miedo. – Dijo él pensativamente.

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