Capítulo 29

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Advertencia: el capitulo contiene referencias al consumo de alcohol, drogas y la auto mutilación.

La espalda empezó a dolerle de la posición incómoda en la que estaba sentada y comenzó a temblar por el frío que le generaba rozar las baldosas frías del baño. No podía dejar de mirar sus cortes y sentirse miserable al respecto. No sabía cuanto tiempo pasó allí sentada, hasta que una voz llamó su atención, haciéndola recordar que no estaba sola, sino acompañada.

- Tenemos que irnos. – Dijo Regina rompiendo el largo silencio en el que se habían sumergido.

- Yo no puedo ir a casa así, no quiero que David y Mary Margaret me vean en éste estado. – Dijo Emma con una mezcla de miedo y nervios.

- Está bien, no te preocupes, podes venir a casa. – Dijo Regina levantándose del frío piso del baño.

- ¿Segura? – Preguntó Emma muy sorprendida ante la propuesta de la otra. – Yo no puedo aceptar eso, ya hiciste demasiado. – Dijo sacudiendo su cabeza de lado a lado.

- Podes y es lo mejor ya que vienen a almorzar a casa. – Justificó Regina recordándole que sus familias siempre se juntaban a almorzar los Domingos.

Emma agradeció muchísimo que haya sido Regina quien la encontró en el baño. Gracias a que Regina conocía la casa de Walsh a la perfección pudieron salir por una de las puertas de atrás, sin ser detenidas ni vistas por nadie. Emma estaba sin energías y se sentía mareada, efecto de todo lo que había consumido y las heridas que se había hecho. Regina la ayudó a que pueda caminar sin caerse, pero llegó un momento en que ni la ayuda de ella alcanzaba y Emma tuvo que sentarse a descansar en medio del camino. De repente una camioneta frenó y alguien bajó de ella, pero Emma no podía prestar atención, necesitaba cerrar los ojos y concentrarse en respirar para no dejar que el cansancio se apodere de ella.

- Hola, ¿Podrías ayudarnos? – Pidió Regina amablemente.

- Hola Regina. – Saludó Robin reconociéndola.

- ¿Cómo sabes quién soy? – Preguntó Regina algo sorprendida.

- Todo el colegio lo sabe. – Respondió Robin encontrando ridículo que ella pregunte algo como eso.

- ¿Robin? – Preguntó Emma abriendo los ojos al reconocer la voz.

- ¿Emma? ¿Estás bien? – Preguntó Robin yendo hacia ella lleno de preocupación.

- No, pero voy a estarlo. – Respondió ella con sinceridad. – Solo tuve una mala noche. – Agregó a modo de aclaración.

- ¿Podrías llevarnos a mi casa? – Preguntó Regina tímidamente. – Todavía nos queda una larga distancia y ella no está como para caminar. – Explicó el motivo de su pedido.

- Por supuesto. – Asistió Robin mientras ayudaba a Emma a ponerse de pie.

Robin y Regina la ayudaron a subir a la parte de atrás de la camioneta, luego ellos se acomodaron en los asientos de adelante. Aprovechando que tenía el asiento de atrás para ella sola, se acostó y disfrutó de sentir el movimiento de andar de la camioneta. Había algo relajante en andar en auto o camioneta. Escuchó la radio sonar y cerró los ojos, intentó concentrarse en la música para evitar que su cabeza le haga revivir todas las escenas de esa noche.

- Feliz cumpleaños. – Dijo Robin a Regina.

- Gracias. – Agradeció Regina sonrojándose. Ni se conocían, pero él había sido una de las pocas personas en parecer sinceras al decir eso.

- Supongo que no es uno tan feliz para que te hayas ido de esta forma de tu fiesta. – Dijo Robin pensativamente.

- Supones bien. – Asistió Regina sin saber bien que decir.

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