RELATO INTERMINABLE

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Estaba viajando con el viento lateral, cosa que complicaba el duro trayecto que debía llevar a cabo notablemente. Y esto, sumado a un despiste por el lugar en el que me encontraba que me evocaba grandes recuerdos, provocó el accidente que me cambiaría, ya que cuando me di cuenta me estaba dirigiendo hacia el quitamiedos, grité desgarrándome la garganta y al golpearme perdí el conocimiento.

Desperté en una extraña habitación de lo que parecía ser una cabaña de madera bastante lujosa. La puerta se abrió dejando paso a dos personas, un chico y una chica que rondaban mi edad.

Me fijé en la chica, era muy bella, sus marcadas facciones le hacían parecer un ángel y su largo y sedoso cabello le caía libremente sobre los hombros enmarcándole la cara y resaltando sus profundos ojos color avellana. Era alta, al igual que el chico, parecían hermanos. Intenté mover mi cabeza para ver mejor pero me atravesó una fuerte punzada de dolor haciéndome soltar un quejido. La chica me miró con preocupación.

- ¿ Estás bien? El golpe que te diste fue bastante fuerte.

Fui ha hablar cuando el chico que no me había dado cuenta de que se había ido volvió con una pastilla y un vaso de agua, me incorporó con mucho cuidado y me dió la pastilla, yo la tome pero sabía horrible, suerte que el agua me calmó un poco, me dejo en la almohada y empezó a contarme todo lo que había pasado ya que yo no recordaba nada. La chica solo asentía como una niña de forma cómica cada vez que el chico paraba para respirar. Al parecer había tenido un accidente y ellos me trajeron hasta aquí, sus nombres eran Erik y Jesse, su otro compañero que se había quedado abajo era Jackson.

Pasaron los días y también vino otra chica, todos eran muy amables y me trataban muy bien.         Un día, pasé por la habitación de Anne la chica nueva.

- Dylan, porfavor sé razonable, ya sé que queréis mucho a ese chico, pero si sigue así descubrirá nuestro secreto y se convertirá en una molestia... 

- Pero... 

Fuí corriendo a la que ya empezaba a considerar como mi nueva habitación.

No, no ,no y no. Me puse ha hiperventilar cuando un montón de recuerdos perdidos en mi mente vinieron a mi... Mi padre gritándome,  y mirándome como si fuera un monstruo y diciéndome que solo era un error, un estorbo, una... Una molestia. Y en ese momento me derrumbé.

Estaba viajando con el viento lateral cosa que complicaba el duro trayecto que debía llevar a cabo. Y esto, sumado a un despiste por el lugar en el que me encontraba que me evocaba grandes recuerdos, provocó el accidente que me cambiaría, ya que cuando me di cuenta me estaba dirigiendo hacía el quitamiedos, grité desgarrándome la garganta y al golpearme perdí el conocimiento.

Desperté en una extraña habitación de lo que parecía una cabaña de madera bastante lujosa.       La puerta se abrió y pasaron dos personas, un chico y una chica que rondaban mi edad.                           

Me fijé en la chica era muy bella, sus marcadas facciones le hacían parecer un ángel y su largo y sedoso cabello le caía libremente sobre los hombros enmarcándole la cara y resaltando sus profundos ojos color avellana, era alta al igual que el chico, parecían hermanos.                                             No estoy seguro de porque pero esto se me hacía extrañamente familiar. 



Ciclo misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora