PRÓLOGO
En el año 1480 ya no era una niña, podía decidir por mi misma, aunque mi familia siempre me oculto algún que otro secreto.
Caminaba por las bellas calles de Venecia, ya que me dirigía al mercado para hacer unos recados que me habían encomendado mis padres, cuando de repente, vi a mi hermano Federicci cerca de una torre de una iglesia.
-Buongiorno hermano.-Sonreí y la salude con la mano.
-Buongiorno hermana, ¿Ya te han enconmendado recados nuestros padres?.-Él sonrío como si de algo normal se tratara...Pero a mi casi nunca me mandaban recados, algo poco usual en ellos.-
-Bueno es la primera vez que mandan algo así como ya sabrás.-Réi.-¿Y tú hermano?. ¿Qué haces parado en esta iglesia?, esto no va contigo.-Reí algo tímida.-
-No solo estaba...esperando.-
-¿Esperando?, alguna amada tuya...¿Qué te he dicho acerca de tus amantes?, siempre acabas sufriendo por alguna de ellas...-Me enfade un poco puesto que nunca me hacía caso pero a él, le quería demasiado como no para no denfenderlo ya que siempre lo había hecho todo por mi.
-Bueno hermanita algún día, cuando te llegue a ti, comprenderás por lo que yo paso.-Él me dio un tremendo abrazo sonriendo.-
-Oh, ¡Para ya!, nos están mirando todos.-Sonreí al sentir el cálido abrazo de mi hermano.-
¡Qué más da!, eres mi hermana, nadie pensaría nada raro, anda ve a hacer lo que tengas que hacer, que seguro que si no llegas a tiempo, ya sabes como son, creerán que te ha pasado algo y ya que eres la única chica en la familia, te protegen muchísimo a pesar de que ya no eres una niña.-Sonrió al decir aquellas atentas palabras.-
-De acuerdo hermano que te vaya bien, espero que no te vuelvan a hacer daño.-Levanté mis puños al aire.- Porque si no, ya sabes lo que pasará...-Reí con la mano en la boca.-
-Vale, vale hermanita, lo se y no te preocupes por mi estaré bien, que te vaya bien mi querida hermana, arrivederci.
-Arrivederci hermano.-Continué mi camino hacía el mercado, lo que yo no sabía es que apartir de ese día, todo iba a cambiar.